Los europeos reflexionan sobre vivir con la COVID, no sobre derrotarla

Los europeos reflexionan sobre vivir con la COVID, no sobre derrotarla
Mesas vacías en un restaurante en Leicester Square, en Londres, el miércoles 22 de diciembre de 2021. Foto, Andrew Testa/The New York Times.

En Europa otra sensación se está arraigando: que el coronavirus no será erradicado con vacunas o confinamientos, sino que se ha convertido en algo endémico con lo que la gente debe aprender a vivir, tal vez durante varios años por venir.

MADRID — Los contagios de COVID-19 iban en aumento en toda España, pero el mensaje del líder del país fue claro: el gobierno no comenzaría 2022 con las restricciones de 2020.

“La situación es diferente y, por tanto, no vamos a aplicar las medidas de entonces“, mencionó esta semana el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y agregó que entendía que el pueblo se ha vuelto impaciente con la pandemia y que él estaba “plenamente consciente de la fatiga”.

En toda Europa, esa fatiga es tan palpable como el espíritu navideño alicaído. La fatiga de otra variante del coronavirus ya con nombre y otra ola de infecciones. La fatiga de otro año sombrío viendo cómo las reuniones de Nochevieja se cancelan o se restringen una por una.

No obstante, aunada al cansancio, otra sensación se está arraigando: que el coronavirus no será erradicado con vacunas o confinamientos, sino que se ha convertido en algo endémico con lo que la gente debe aprender a vivir, tal vez durante varios años por venir.

“Estamos cansados, estamos inoculados y no se va”, comentó Caroline Orieux, quien, a pesar del aumento de casos de COVID, se fue unos días de vacaciones a París con sus sobrinos.

Esta semana, los primeros esbozos de cómo manejará Europa su más reciente brote comenzaron a tomar forma, al menos por ahora, impulsados por muchos factores, desde la política hasta la desesperación de las personas por seguir adelante, en especial en Navidad. Los confinamientos totales han dado paso principalmente a medidas menos intrusivas (y menos protectoras).

España optó por una versión ligera: el jueves emitió nuevos requerimientos limitados, como hacer obligatorio el uso de cubrebocas en exteriores e incrementar las campañas de vacunación.

Incluso Italia, que sufrió una primera ola particularmente cruel, anunció nuevas reglas el jueves que son mucho menos estrictas que las impuestas en sus peores momentos: acortó el periodo de validez de los pases sanitarios, determinó que la dosis de refuerzo será indispensable, prohibió los eventos masivos al aire libre hasta finales de enero y optó por hacer obligatorio el uso de mascarilla en exteriores.

“Las vacunas son y siguen siendo un arma fundamental”, declaró Roberto Speranza, el ministro de Salud de Italia.

Más allá de eso, hay evidencia creciente de que la nueva variante es más leve, al menos para aquellos que están vacunados. Tres estudios (realizados en Sudáfrica, Inglaterra y Escocia) indican que, aunque la variante es más contagiosa, es probable que cause una enfermedad de menor intensidad.

Además, las vacunas parecen estar haciendo su trabajo: según los últimos estudios, están reduciendo el riesgo de enfermar de gravedad y requerir hospitalización.

Aun así, no todos están de acuerdo con la estrategia moderada para combatir el virus y no está claro si esa postura sobrevivirá la posible crisis de hospitalizaciones por la variante ómicron que muchos científicos temen. Argumentan que, incluso si la mayoría de los casos son leves, la rápida propagación de la ómicron podría ocasionar un gran número de casos y saturar los ingresos hospitalarios.

Antoine Flahault, director del Instituto de Salud Global en Ginebra, dijo que la estrategia de Francia (que no fue mucho más allá de exigir pases sanitarios y no se atrevió a imponer medidas más estrictas como el cierre de bares) está muy lejos de ser lo que se necesita para impedir una ola de casos de la ómicron.

“Pienso que no es la más exitosa desde la perspectiva de salud, pero tampoco desde las perspectivas social y económica”, opinó, y advirtió que un incremento rápido de nuevas infecciones podría afectar los servicios de salud, así como las capacidades de manufactura y suministro del país.

Giovanni Maga, director del Instituto de Genética Molecular del Consejo Nacional de Investigación de Italia, destacó que, aunque las hospitalizaciones son cinco veces menores en comparación con el nivel del año pasado (en gran parte gracias a las vacunas), eso no significa que el país ya esté a salvo.

“Debido a que la ómicron es más infecciosa, los contagios se elevarán”, aseguró.

No obstante, en vista de que la pandemia se ha prolongado, los científicos a menudo salen perdiendo en sus desacuerdos con los políticos. Además, en los cálculos políticos y económicos que se han vuelto determinantes para los mensajes de salud pública desde hace semanas, la temporada navideña ha cobrado una gran importancia.

Hace poco, Suiza se retractó de sus restricciones de viaje en un intento por salvar la temporada de turismo invernal que es fundamental para su economía. A finales de noviembre, puso en vigor órdenes de cuarentena para los viajeros procedentes del Reino Unido, los Países Bajos y otros países en los que la ómicron se ha propagado solo para después cancelarlas pese al aumento de casos.

El lunes, ese país también eliminó el requisito de que los viajeros se sometieran a una prueba a su llegada, aunque todavía exige la presentación de una prueba negativa antes de viajar.

Alemania está saliendo de una terrible cuarta ola que comenzó en noviembre y, a pesar de estarse preparando para una ola de infecciones a causa de la ómicron, los funcionarios del gobierno le han restado importancia a la posibilidad de un incremento de contagios por las reuniones navideñas. Muchos ven eso como un intento de evitar imponer restricciones a los alemanes antes de su festividad más importante.

“Por el momento, estamos en un extraño intervalo”, señaló el canciller Olaf Scholz el martes en una conferencia de prensa. “Las medidas que implementamos a finales de noviembre están funcionando”.

Sin embargo, antes de que Scholz y los gobernadores de los estados se reunieran esta semana para llegar a un acuerdo sobre nuevas medidas, el Instituto Robert Koch, el equivalente en Alemania a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, exhortó a que se impusieran medidas estrictas de confinamiento de manera inmediata. El gobierno no implementó tales medidas.

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