No importa el tiempo que haya pasado desde que fuimos al gimnasio o nos inscribimos a un entrenamiento de peso corporal en línea por última vez, nuestros músculos deberían seguir preparados para responder a los ejercicios cuando empecemos a entrenar de nuevo.
Después de dos años de COVID-19 y sus irrupciones en nuestras rutinas de ejercicio, muchos de nosotros podemos sentir que hemos olvidado cómo estar en forma, pero un estudio nuevo y alentador sugiere que nuestros músculos tienen memoria. El estudio se llevó a cabo con ratones, pero se basa en experimentos similares con personas y entrenamientos de pesas. Este reveló que los músculos desarrollaban una “memoria” molecular generalizada y duradera de los ejercicios de resistencia hechos en el pasado que les ayudaba a recuperarse rápidamente de las pausas largas.
En el estudio, los animales que terminaron una rutina de entrenamiento de resistencia para roedores desarrollaron cambios en el ADN de sus músculos que perduraron mucho tiempo después de que dejaron de hacer ejercicio. Los ratones ganaron masa muscular mucho más rápido que otros animales cuando volvieron a ejercitarse. Como nota alentadora para quienes se inician en el entrenamiento con pesas, los resultados también sugieren que deberíamos ser capaces de generar nuevas memorias musculares sin importar nuestra edad.
Hasta hace poco, el término “memoria muscular” solía describir nuestra capacidad para andar en bicicleta, esquiar, lanzar a primera base o repetir otras tareas físicas comunes, incluso si no habíamos pedaleado, esquiado o lanzado una pelota de béisbol en años. Nuestro cuerpo recuerda cómo hacerlo, pero este tipo de memoria, aunque es real, no es una memoria muscular de verdad. Estos recuerdos existen dentro de las motoneuronas de nuestro cerebro.
No obstante, los científicos sabían que sucedía algo dentro de los propios músculos cuando se ejercitaban, en especial durante el entrenamiento con pesas, y que estos cambios influían en la manera en que los músculos respondían al ejercicio después.
“Anecdóticamente, las personas dicen cosas como: ‘Yo solía ser deportista, luego me tomé un tiempo de descanso, pero mis músculos volvieron en cuanto empecé’” a levantar pesas de nuevo, señaló Kevin Murach, profesor de salud y rendimiento humano en la Universidad de Arkansas, quien supervisó el estudio nuevo.
Esas historias despertaron su interés y el de otros investigadores. Se preguntaron cómo es que los músculos “recuerdan” los entrenamientos anteriores y de qué manera esos recuerdos ayudan a los músculos a recuperarse después de un tiempo sin ir al gimnasio.
Algunos estudios preliminares con animales sugirieron que los genes dentro de los núcleos de las fibras musculares funcionaban diferente después de los ejercicios de resistencia. Luego, en 2018 y 2019, varios estudios muy debatidos, realizados con personas, analizaron la epigenética del entrenamiento de resistencia. La epigenética se refiere a los cambios en el funcionamiento de los genes, aunque el gen en sí no cambie. En su mayoría, se trata de un proceso llamado metilación, en el que grupos de átomos, llamados grupos metilos, se adhieren al exterior de los genes como minúsculos percebes, lo que hace que los genes sean más o menos propensos a activarse y producir determinadas proteínas.
En los experimentos recientes con humanos, el ejercicio de resistencia cambió los patrones de metilación de una serie de genes en los músculos de las personas, y esos cambios siguieron siendo evidentes semanas o meses después, incluso luego de que los voluntarios dejaron de hacer ejercicio y perdieron parte de su masa muscular. Los investigadores descubrieron que, cuando empezaron a levantar pesas de nuevo, volvieron a ganar músculo mucho más rápido que cuando empezaron los estudios. En resumen, sus músculos recordaban cómo aumentar de volumen.
No obstante, esos estudios, aunque intrigantes, duraron unos meses como mucho. Todavía no estaba claro si el ejercicio realizado mucho tiempo antes perduraría como memoria genética en nuestros músculos, o cuántas células y genes diferentes en los músculos se verían afectados a nivel epigenético por el entrenamiento de resistencia.
Por eso, para el nuevo estudio, publicado hace poco en Function, una revista emblemática de la Sociedad Americana de Fisiología, Murach y sus colegas, entre los que se encuentra el autor principal, Yuan Wen, decidieron recrear los experimentos de entrenamiento con pesas en humanos con la mayor exactitud posible en ratones adultos. La vida de los roedores está mucho más condensada que la nuestra, lo que significa que los cambios observados en los animales tras varios meses podrían aparecer en las personas después de varios años.
Pero como los ratones no pueden usar pesas, los científicos los hicieron correr sobre ruedas con un lastre, diseñadas para entrenar la resistencia de los músculos de las piernas. Los animales entrenaron durante ocho semanas y luego permanecieron sentados en sus jaulas durante 12 semanas, aproximadamente el 10 por ciento de su vida, que para nosotros serían años. A continuación, los animales volvieron a entrenar durante un mes, junto con ratones de la misma edad que apenas empezaban a ejercitarse y que sirvieron de grupo de control. A lo largo de todo el proceso, los investigadores hicieron biopsias y estudios microscópicos de sus músculos.
Observaron diferencias abundantes en la metilación de los genes en las fibras musculares después de que los ratones entrenaron; la mayoría de los cambios se mantuvieron meses después de que dejaron de hacer ejercicio. En general, estos cambios epigenéticos aumentaron el funcionamiento de los genes implicados en el crecimiento muscular y redujeron la actividad de otros genes, lo que hizo que el proceso genético de creación de músculo fuera “más refinado”, según Murach.
Incluso tras meses de inactividad, estos cambios ayudaron a los ratones entrenados a adquirir más músculo con más rapidez durante el reentrenamiento, en comparación con los ratones que no habían entrenado con anterioridad.
Por supuesto, en este estudio participaron ratones, no personas. Además, solo se han tenido en cuenta los ejercicios de resistencia y no los aeróbicos.
No obstante, dado que muchos de los genes que los investigadores monitorearon son los mismos que los investigadores estudiaron en los experimentos con humanos, es muy probable que los hallazgos tengan relevancia para cualquiera que tenga la intención de aumentar su masa muscular en 2022. Los investigadores sugieren lo siguiente:
— No importa el tiempo que haya pasado desde que fuimos al gimnasio o nos inscribimos a un entrenamiento de peso corporal en línea por última vez, nuestros músculos deberían seguir preparados para responder a los ejercicios cuando empecemos a entrenar de nuevo.
– Puede que nunca sea demasiado tarde para empezar a crear memorias musculares, incluso si hemos levantado pesas en pocas ocasiones o nunca. Todos los ratones del estudio eran adultos cuando empezaron a hacer ejercicios en las ruedas con peso, pero todos consiguieron crear memorias musculares que les permitieron aumentar de volumen con mayor rapidez tras un periodo de inactividad. “Es mejor empezar en algún momento que no hacerlo nunca”, concluyó Murach.