Según los analistas, si se confirma que el Comité de Seguridad Nacional utilizó a extremistas radicales y grupos criminales bajo su control con el fin de desestabilizar el país, Tokáyev debe aprovecharlo para la “total purga” de la vieja guardia.
El nuevo Gobierno kazajo asumió hoy el poder en un intento de poner fin a una crisis en la que el presidente, Kasim-Yomart Tokáyev, ha logrado poner fin a la bicefalia al arrinconar a los principales colaboradores del “padre de la patria”, Nursultán Nazarbáyev.
“Debemos justificar la gran confianza que ha depositado el jefe del Estado (en el nuevo Ejecutivo) en este difícil momento para todo el país”, dijo el primer ministro, Aliján Smaílov, en la primera reunión del gabinete.
Una semana después de la caída del anterior Ejecutivo coincidiendo con el estallido de las mayores protestas desde la independencia, el Gobierno debe “sacar al país de la crisis”, pero también elevar el nivel de vida de la población, descontenta con la desigual distribución de las ingentes riquezas de la mayor república centroasiática.
TOKÁYEV VISITA EL LUGAR DEL CRIMEN
La imagen de la normalización la dio hoy Tokáyev, quien viajó a Almaty, la mayor ciudad del país, centro financiero y epicentro de los disturbios de la pasada semana.
Además, confirmó que las tropas de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), la alianza militar postsoviética, abandonarán a partir de mañana, jueves, territorio kazajo.
“Por supuesto, esto fue de gran importancia psicológica para repeler la agresión de terroristas y bandidos”, dijo Tokáyev, quien justificó la presencia de tropas extranjeras por una supuesta amenaza terrorista exterior.
Sea como sea, en Kazajistán los disturbios se interpretan no como una agresión exterior, sino como el resultado de una lucha intestina por el poder, que ha acabado con el mito de la estabilidad del sistema político creado por Nazarbáyev, quien dirigió el país durante 30 años y cuya inacabada transición se ha convertido en una bomba de relojería.
“Los conflictos políticos internos pueden desestabilizar el país más que cualquier oposición democrática pacífica, que ha sido vista durante años por las autoridades casi como la mayor amenaza para la seguridad nacional. Como se ha visto, ni buscaron a los enemigos donde debían ni combatieron contra quien debían”, comentó el politólogo Dosym Satpáev.
EL FIN DE LA TRANSICIÓN KAZAJA
Aunque Tokáyev dijo nada más asumir el poder en 2019 que no era un “pasajero provisional” en la cúspide del poder, la realidad es que la Biblioteca, donde se encuentra Nazarbáyev, siguió dirigiendo el país en la sombra e incluso corrigió decisiones del Palacio Presidencial Akorda, algo que es de dominio público.
La necesidad de consensuar todas las decisiones con el círculo de Nazarbáyev -que se mantuvo al frente del todopoderoso Consejo de Seguridad (CS) y del partido oficialista Nur Otan pese a sus 81 años y su delicada salud- se convirtió en un problema.
Según los analistas, si se confirma que el Comité de Seguridad Nacional utilizó a extremistas radicales y grupos criminales bajo su control con el fin de desestabilizar el país, Tokáyev debe aprovecharlo para la “total purga” de la vieja guardia.
“El poder se toma, no se regala”, recuerdan los expertos sobre la experiencia política asiática.
Según los analistas, si se confirma que el Comité de Seguridad Nacional utilizó a extremistas radicales y grupos criminales bajo su control con el fin de desestabilizar el país, Tokáyev debe aprovecharlo para la “total purga” de la vieja guardia.
“Incluido a través de elecciones limpias y competitivas. Puede que no vuelva a haber otra oportunidad”, dijo Satpáev.
De hecho, el nuevo Gobierno kazajo incluye a varios nuevos ministros que algunos analistas han visto como un “ataque al dinero de la familia” de Nazarbáyev, que controla entre otras cosas el sector energético, el más importante del país.
UN NUEVO HOMBRE FUERTE EN LA ESTEPA
“Los disturbios se han convertido en una oportunidad real de demostrar a los kazajos que en casa debe haber solo un dueño. Tokáyev es a día de hoy la principal figura política del país y la que toma las decisiones importantes”, comentó a Efe otro experto, Eduard Poletáev.
En su opinión, la reciente cumbre virtual de la OTSC demostró que el actual presidente es el auténtico líder del país.
“Los socios de la OTSC apoyan a Tokáyev como legítimo jefe de Estado. Aunque antes se decía que lo veían como alguien que consulta sus decisiones con la Biblioteca”, señaló.
Con todo, la solidez de su poder dependerá del alcance de sus reformas, aunque la renovación del Gobierno sólo afectó a un tercio de sus miembros.
“No hay mucho donde elegir. Pero creo que a la administración llegarán caras nuevas que no tienen ninguna relación con la burocracia”, dijo Poletáev.
Según los expertos, la única forma de neutralizar “la potencial tensión social” que se ha acumulado con el paso de los años y ha sido ignorada por las autoridades, son reformas políticas, sociales y económicas “reales y no cosméticas”.