Muchas veces, se prohíjan documentos espurios que no son importantes para la comunidad nacional y los acogen, como si fueran lo “máximo”, en beneficio de unos cuantos. Sobran los despropósitos que se han convertido en leyes de la República.
Cuando se prohíja una iniciativa legislativa en cualquier parte del mundo, se adoptan las ideas y las opiniones del documento presentado como si fueran propias, es decir, se acogen para discutirlas, defenderlas y convertirlas en un anteproyecto de ley.
Prohijar, cuyos dos significados importantes son adoptar como hijo a una persona y acoger o defender como propias ideas u opiniones que no lo son, aparece en la Biblia cuando la hija del Faraón le puso nombre al niño salvado de las aguas (Moisés) y lo prohijó (Éxodo 2-10). Ella no solo pagó para que lo criaran, sino que lo acogió como su propio hijo después.
¿Qué significará para nuestros hacedores de leyes el verbo prohijar que emplean cada vez que se les presenta un documento cuya finalidad es aprobar un anteproyecto de ley y después proyecto de ley? Debería simbolizar una fuerte convicción de respeto de lo que se pretende ofrecer a los conciudadanos: que se convierta en proyecto de ley positivo para todo el país y no en letra muerta.
Muchas veces, se prohíjan documentos espurios que no son importantes para la comunidad nacional y los acogen, como si fueran lo “máximo”, en beneficio de unos cuantos. Sobran los despropósitos que se han convertido en leyes de la República, como, por ejemplo, las leyes que crean nuevos corregimientos, con las cuales solo buscan favorecer a copartidarios y aumentar la carga económica del Estado. También pueden mencionarse las leyes electorales que benefician a unos cuantos en detrimento de las mayorías.
Las leyes que se aprueban en Panamá deben ser robustas y beneficiosas para todo el país. Sobre todo, ahora que sufrimos las consecuencias nefastas de la pandemia del covid-19, se debe meter mucha mente en la labor legislativa. Recientemente, se aprobó por votación unánime, en primer debate, los proyectos de ley 567 y 569, que establecen un marco jurídico para la protección integral de los niños, niñas y adolescentes en todo el país.
“Hay que legislar por estos niños y que les caiga todo el peso de la ley a estas personas que abusan de su inocencia”, dijo la diputada Kayra Harding, vicepresidenta del Órgano Legislativo.
Estas son las iniciativas que deben aprobar los encargados de legislar en el país, proyectos beneficiosos para la nación, que tengan fuerza, vitalidad y que nos lleven por derroteros de fraternidad y equidad.