‘Para acabar pronto, somos policías de centro comercial’ en una misión fronteriza que parece no tener fin

‘Para acabar pronto, somos policías de centro comercial’ en una misión fronteriza que parece no tener fin
Soldados de la Guardia Nacional de Texas desplegados a lo largo del río Grande para la Operación Estrella Solitaria, en las afueras de Del Rio, Texas, el 18 de noviembre de 2021. Foto, Kirsten Luce/The New York Times.

Muchos de los que fueron desplegados en la frontera se quejan de la mala planeación, los problemas con el pago de sus sueldos y la falta de equipo básico, como ropa de invierno para el frío o estetoscopios para los médicos.

McALLEN, Texas — Después de que miles de migrantes cruzaron a Del Río, Texas, el año pasado y rebasaron a las autoridades, el gobernador Greg Abbott ordenó el envío de miles de soldados de la Guardia Nacional a la frontera, con lo que extendió su participación en una misión conocida como Operación Estrella Solitaria.

Para la mayoría de los convocados, el servicio era obligatorio, se les notificó con poco tiempo y pasó de un recorrido de unos pocos meses a un despliegue de un año para una misión que Abbott ha dicho que es necesaria para frenar la migración ilegal, así como el tráfico de personas y de drogas.

Sin embargo, muchos de los que fueron desplegados en la frontera se quejan de la mala planeación, los problemas con el pago de sus sueldos y la falta de equipo básico, como ropa de invierno para el frío o estetoscopios para los médicos. Ha habido brotes de COVID-19 en bases improvisadas, donde decenas de soldados se apiñan en cuarteles móviles tan estrechos que los comandantes los llaman “remolques submarinos”.

Cientos de soldados solicitaron exenciones debido a la incierta duración de la misión y a los inconvenientes que supondría para sus familias, mismas que les fueron negadas. En algunos casos, se emitieron órdenes de arresto para los que no se presentaron al servicio.

“Sencillamente, es una ridiculez. Están jugando con mi vida y la de mi familia”, dijo Hugo Brito, un veterano de la guardia con 20 años de experiencia que dijo que había decidido retirarse debido a la activación de la frontera.

Las quejas han llevado a más de una decena de congresistas demócratas de Texas a pedir una investigación de la misión fronteriza por parte del inspector general de la guardia y han suscitado las críticas de los aspirantes republicanos a las elecciones primarias y rivales de Abbott, entre ellos Allen West, oficial retirado del Ejército y expresidente del Partido Republicano de Texas, y Beto O’Rourke, el candidato demócrata a gobernador más conocido.

Abbott basó su campaña en su estrategia de la aplicación de la ley y el orden en la frontera; este mes, hizo el anuncio oficial de su candidatura para la reelección en McAllen, una ciudad fronteriza de mayoría hispana donde se han dado un número importante de cruces de migrantes. Su primer anuncio de televisión, patrocinado por el Consejo Nacional de la Patrulla Fronteriza, comenzó a emitirse esta semana y destacó el despliegue de la Guardia Nacional.

“Texas no tenía más remedio que dar un paso adelante y abordar esta crisis tras la inacción del presidente Biden y de los demócratas del Congreso”, declaró Nan Tolson, vocera del gobernador, en respuesta a las preguntas sobre la problemática misión fronteriza. “Texas hará lo que sea necesario para resguardar nuestra frontera sur y proteger a los texanos teniendo en cuenta la inacción del presidente Biden”.

El general a cargo de la misión, el general brigadier Monie R. Ulis, respondió hace poco a las preocupaciones de los miembros de la guardia sobre el equipo, la paga y la planeación con una carta, en la que reconoció que “todavía había varios problemas con los pagos” y que el alojamiento seguía siendo “modesto”.

Comentó que tras una cifra récord de cruces ilegales, Abbott se había visto “obligado a declarar el estado de emergencia”, lo que autorizó la movilización de la guardia para apoyar a la policía estatal en la frontera. Hasta la fecha, dijo, la presencia de la guardia ha impedido que las drogas crucen la frontera y ha ayudado a alertar a las autoridades federales sobre decenas de miles de migrantes ilegales.

Se espera que el despliegue de la Guardia Nacional en Texas —algunos de cuyos casi 24.000 miembros formaron parte de la respuesta a la pandemia— le cueste al estado 2000 millones de dólares este año, según declaraciones de un vocero del Departamento Militar de Texas.

Como parte de la misión, los miembros de la guardia instalaron puestos de observación a lo largo de la frontera (que suelen estar conformados por soldados en un vehículo militar multipropósito 4×4 conocido como Humvee), con el objetivo de impedir los cruces ilegales. También han colaborado con las autoridades locales y los agentes fronterizos en las detenciones de migrantes.

Sin embargo, muchos de los que participan en la misión creen que es improvisada, está mal definida y tiene fines políticos, según las entrevistas con diez miembros actuales y antiguos de la guardia, una revisión de los documentos internos y la grabación de una reunión virtual de casi dos horas con altos mandos la semana pasada, obtenida por The New York Times.

“Tenemos que trabajar sobre la marcha”, dijo el general de división Charles Aris durante el encuentro con comandantes y sargentos y lo confirmó por mensaje de texto. “En cierta medida, tengo la esperanza de que quizás en noviembre, o quizá antes, hayamos conseguido controlar esto y podamos reducir el despliegue militar. Pero ahora mismo no lo tengo previsto”.

Una reciente encuesta sobre la moral de los miembros de la Guardia de Texas asignados a la Operación Estrella Solitaria, realizada a través de SurveyMonkey, puso de manifiesto la preocupación por el retraso o los problemas de pago y alojamiento, así como las dudas sobre el objetivo de sus despliegues.

Incluso para los soldados veteranos, incluidos los que tienen experiencia militar en el extranjero, el despliegue forzoso y rápido parece no concordar con la naturaleza del trabajo.

“Todo lo que hacemos es estar aquí”, comentó un miembro activo cuyo trabajo es operar un puesto fijo cerca de Brownsville. “Ni siquiera tenemos el equipo para detener a nadie: esposas ni nada parecido”. Al igual que otros miembros en activo, solicitó el anonimato para evitar posibles medidas disciplinarias por hablar.

Añadió: “Si alguien se acerca, le pedimos que se detenga y espere; llamamos a la Patrulla Fronteriza. Si alguien huye, llamamos a la Patrulla Fronteriza. Para acabar pronto, somos policías de centro comercial en la frontera”.

La Patrulla Fronteriza de Estados Unidos se ha visto rebasada por el número de cruces: más de 1,7 millones en la frontera del suroeste el año pasado y el momento más crítico se dio a mediados de septiembre, cuando miles de migrantes se aglutinaron bajo el puente internacional de Del Río.

El gobernador no ha querido decir cuánto tiempo permanecerán los miles de miembros de la Guardia Nacional en la frontera de Texas. “En parte, lo que suceda en adelante depende de lo que haga el gobierno de Biden”, dijo Abbott durante una conferencia de prensa la semana pasada. “Queremos que se vayan lo antes posible, pero tenemos que responder a los hechos que se producen en la zona”.

El general Aris comentó que era probable que los elementos de la Guardia Nacional pasen 365 días en la misión de la frontera y que quizá habría dos “turnos” de un año de duración.

“Por lo general, cuando te llaman para el servicio activo estatal, es por un tiempo corto, de unos días o semanas”, mencionó Jason Featherston, quien se retiró de la Guardia Nacional de Texas el año pasado como miembro enlistado de mayor rango. “Para esta misión, si estabas en activo, te enviaban a la frontera. No les importaban tus preocupaciones”.

Featherston ha sido abierto en sus críticas, en su molestia por el recorte estatal en las ayudas a la matrícula de la guardia el año pasado, cuando se destinaron miles de millones a la misión fronteriza.

Featherston y varios soldados más dijeron que también resintieron los cuatro suicidios recientes que se presentaron entre los miembros de la guardia convocados para la Operación Estrella Solitaria, aunque no se han determinado con claridad los motivos de los suicidios, que representan una crisis persistente, en la que el trauma y el estrés contribuyen a que las cifras aumenten cada año desde 2001.

John Crutcher, sargento de la guardia de 45 años y capitán del cuerpo de bomberos de Dallas, conocido como Kenny, logró obtener un permiso para retrasar su servicio de manera temporal para cuidar de su mujer tras una operación de urgencia, así como de su hija y de su cuñado, que tiene síndrome de Down y vivía con ellos.

Aun así, la presión de conciliar su vida familiar y su función como líder de otros soldados en la guardia le pesaba, dijo su esposa, Heather Seymour. “Él recibía fotos de la frontera en las que le decían: ‘Aquí estoy vigilando este parque de remolques y esa es mi misión’”, dijo. “Nada de eso tenía sentido para ellos, no entendían por qué era tan importante como para dejar a sus familias y sus trabajos”.

Con su exención temporal a punto de expirar, Seymour dijo que su marido estaba cada vez más alterado. Había luchado contra el alcohol y el estrés postraumático por su servicio en el extranjero en lugares como Afganistán y había buscado ayuda. La misión en la frontera se sumó a sus problemas, manifestó.

Según Featherston, la indefinición de la misión y su aparente falta de planeación previa ponen en peligro el bienestar de los soldados.

“Creo que debemos estar en la frontera, pero con un propósito”, dijo Featherston. “Mucha gente piensa que esto es un truco publicitario. ¿Por qué todo este impulso tan repentino?”.

 

Fortifican la frontera
Una foto aérea de agentes de la Patrulla Fronteriza buscando a los migrantes que intentan cruzar a Estados Unidos en un rancho en el condado de Kinney, Texas, el 19 de noviembre de 2021. Foto, Kirsten Luce/The New York Times.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *