Ahora que Smith podría no ser bienvenido en los Oscar y que su reputación pública se ha visto empañada, los estudios podrían ser cautelosos a la hora de contratarlo por el momento para papeles protagónicos en sus películas más importantes.
Desde sus comienzos como rapero y estrella de comedias familiares hasta su estratégico ascenso como héroe de acción, Will Smith ha pasado décadas irradiando una simpatía sin límites. Sin embargo, su imagen amable era una especie de fachada, según escribió en su libro de memorias, señalando que un terapeuta le había puesto a esta personalidad el apodo de “Tío Bonachón”.
Smith dijo que había inventado ese comportamiento agradable para la gente como un mecanismo de evasión durante su turbulenta infancia. “De adulto, se convirtió en mi armadura y mi escudo”, escribió. “El Tío Bonachón pagaba las facturas”.
Smith escribió que tenía otra faceta menos pública: “el General”, un castigador que surgía cuando la jovialidad no funcionaba. “Cuando el General aparece, la gente se sorprende y se confunde”, escribió en “Will”, su libro de memorias de 2021. “Era dulzura, dulzura, dulzura y luego amargura, amargura, amargura”.
Ambas facetas de Smith, de 53 años, quedaron expuestas en uno de los escenarios más importantes del mundo la semana pasada, cuando abofeteó de repente al comediante Chris Rock durante la transmisión de la ceremonia de los premios de la Academia, quejándose de que Rock había insultado con un chiste a su esposa de hace 25 años, Jada Pinkett Smith. Poco después, Smith ganó el Oscar al mejor actor y lloró durante su polarizador discurso de aceptación. Luego fue a la fiesta de Vanity Fair y bailó al ritmo de “Gettin’ Jiggy Wit It”, su éxito del siglo pasado, como si nada hubiera pasado.
Ahora Smith renunció a la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, que acaba de concederle un Oscar y que ha condenado sus acciones y ha abierto un procedimiento disciplinario en su contra. Además, se enfrenta a la posibilidad de que una noche que debería haber sido el momento cumbre de su carrera profesional acabe dañando una marca familiar arraigada en su simpatía al parecer auténtica.
Durante varios años, una rama creciente de las empresas de la familia Smith ha ofrecido hábilmente revelaciones e intimidad emocional al estilo de un programa de telerrealidad a través de un número cada vez mayor de plataformas. Más allá de la carrera de actor de Smith y de su libro de memorias introspectivo y exitoso, está el popular programa “Red Table Talk” en Facebook Watch, en el que Pinkett Smith, su hija Willow y la madre de Pinkett Smith, Adrienne Banfield Norris, hablan de todo, desde la identidad racial hasta las rutinas de ejercicio y el matrimonio poco convencional de los Smith.
Los próximos proyectos de Smith incluyen “Emancipation”, un drama de gran prestigio con un presupuesto de 100 millones de dólares para Apple; un “thriller” de acción en Netflix; una nueva versión de “Aviones, trenes y automóviles” que protagonizaría junto a Kevin Hart para Paramount; y la segunda entrega de una serie de viajes para National Geographic en Disney+. Todos esos proyectos se realizan bajo la bandera de Westbrook Studios, la rama de cine y televisión de la compañía de medios que la familia Smith emprendió en 2019. Fue valuada en 600 millones de dólares a principios de este año cuando una firma de inversión compró una participación del diez por ciento.
¿La bofetada podría hacer que todo eso se venga abajo?
Ahora que Smith podría no ser bienvenido en los Oscar y que su reputación pública se ha visto empañada, los estudios podrían ser cautelosos a la hora de contratarlo por el momento para papeles protagónicos en sus películas más importantes. Las empresas que están detrás de los próximos proyectos de Smith se negaron a comentar si estaban alterando sus planes a la luz de los acontecimientos recientes. No obstante, tres agentes de talento, a los que se les concedió el anonimato para que describieran las negociaciones privadas, dijeron que había habido indicios de que al menos algunos de sus próximos proyectos podrían pender de un hilo.
Varios especialistas en relaciones públicas que se dedican a la gestión de crisis advirtieron que el incidente podría erosionar la buena voluntad que los Smith han acumulado, mientras que otros sugirieron que las consecuencias podrían contenerse. “En este momento, su marca es una mercancía dañada en todo el mundo”, señaló Mike Paul, experto en relaciones públicas.
El veterano productor de televisión Jonathan Murray, que ha lidiado con el drama dentro y fuera de la pantalla y las marcas familiares en programas como “Keeping Up with the Kardashians”, comentó que el resultado para los Smith depende de los pasos que ellos, y sobre todo Smith, tomen ahora.
“Creo que la mayoría de la gente le daría el beneficio de la duda”, afirmó Murray, cofundador de la productora Bunim Murray, pionera de los programas de telerrealidad. “Pero realmente dependerá de si creemos que está afrontando esto con autenticidad”.
El incidente se produce cuando Smith parece estar en un periodo de transición: buscando papeles más elevados y personales; ampliando su imperio mediático más allá del cine y la televisión; hablando abiertamente de los abusos que presenció cuando su padre maltrataba a su madre; y trabajando en lo que ha descrito como autocomprensión, a través de terapia, meditación e incluso alucinógenos.
“La estrategia para ser la estrella de cine más grande del mundo se ha acabado por completo”, aseguró Smith en una entrevista con The New York Times Magazine en diciembre. “Quiero hacer papeles en los que pueda mirarme a mí mismo, en los que pueda mirar a mi familia, en los que pueda mirar las ideas importantes para mí. Todo en mi vida está más centrado en el crecimiento y la elevación espiritual”.
Parte de la imagen que Smith pretendía proyectar tenía que ver con su vida familiar aparentemente envidiable: sus hijos con inclinaciones creativas —Willow, de 21 años; su hijo Jaden, de 23; y Trey, de 29, hijo de su primer matrimonio— y su unión con Pinkett Smith, de 50 años, actriz y música. Ese retrato de estabilidad se resquebrajó en los últimos años, sobre todo cuando Pinkett Smith reconoció, en un episodio de 2020 de “Red Table Talk”, que la pareja había pasado por una separación, durante la cual ella había estado involucrada en lo que llamó una “aventura” con un cantante de R&B, August Alsina.
Aprovechando “Red Table Talk” como una especie de sesión de terapia pública, los Smith han desnudado los detalles de algunas de sus disputas más feroces, a veces en presencia de Willow Smith y Banfield Norris, la suegra de Smith, a quien los espectadores conocen como Gammy. En un episodio de 2018, los Smith trataron de disipar los rumores, señalando que no son ni “swingers” ni cienciólogos, después de los reportes a lo largo de los años de que habían donado dinero a causas afiliadas a la cienciología.
“Nos hemos dedicado el uno al otro en un sentido espiritual y emocional. Sin importar que necesite ella, puede contar conmigo para el resto de su vida”, dijo Will Smith en el episodio. “No tenemos ningún problema”.
Las revelaciones sobre su matrimonio fueron recibidas con escarnio público, incluso en el circuito de premios. A mediados de marzo, en los BAFTA, el equivalente británico de los Oscar, la presentadora, la comediante Rebel Wilson, bromeó al respecto cuando mencionó la victoria de Smith por “Rey Richard: Una familia ganadora”.
“Personalmente, creo que su mejor actuación en el último año ha sido aceptar a todos los novios de su mujer”, bromeó. Smith no estuvo presente en esa ceremonia.
En los premios de la Academia de este año, incluso antes de que Rock subiera al escenario, Regina Hall aludió a la relación de los Smith en un momento cómico en el que pidió de manera sugerente inspeccionar con sus propias manos a algunos de los solteros más codiciados de Hollywood, bromeando con que los resultados de sus pruebas de COVID-19 se habían perdido. “Will Smith”, dijo. “Estás casado, pero ¿sabes qué? Estás en la lista, y parece que Jada te aprobó. Así que sube aquí”. Él se rio y se quedó sentado.
Lo que hizo que Smith se pusiera de pie y atravesara la sala con decisión para golpear a Rock, fue una frase improvisada sobre la cabeza rapada de Pinkett Smith. Smith explicó más tarde que le dolió porque Pinkett Smith tiene alopecia, lo que provoca la caída del cabello. “Una broma sobre la afección médica de Jada fue demasiado para mí, y reaccioné emocionalmente”, explicó Smith en la disculpa a Rock y a otras personas que publicó en Instagram el lunes por la noche. Por su parte, Rock dijo en un espectáculo de comedia el miércoles que todavía estaba procesando el incidente. (Un representante de Smith rechazó hacer comentarios. Los representantes de Pinkett Smith y Rock no respondieron a las solicitudes para hacer comentarios).
Para muchos espectadores y admiradores, sobre todo los de raza negra, el incidente en el que se vieron involucrados tres de los artistas negros de más alto perfil en Hollywood fue tenso y no se prestó a un juicio fácil. “Es un momento realmente complicado por todas las formas en que atraviesa el género y la raza, el poder y la marca”, aseguró Miriam Petty, historiadora del cine y profesora de la Universidad Northwestern que estudia el estrellato de las celebridades de raza negra.
En el comunicado en el que anunció su dimisión de la Academia, Smith dijo: “El cambio lleva tiempo, y me comprometo a hacer el trabajo necesario para garantizar que nunca más permita que la violencia se imponga a la razón”.
Ahora, mientras Smith trata de recuperarse de este episodio, parece casi seguro de que lo hará al lado de su familia. Tras los premios Oscar, Pinkett Smith publicó un mensaje en Instagram: “Esta es una temporada para sanar”, decía, utilizando una consigna bien conocida por los once millones de seguidores de Facebook de “Red Table Talk”. “Y yo estoy aquí para vivirla”.