Los errores rusos en Chernóbil: ‘Vinieron e hicieron lo que quisieron’

Los errores rusos en Chernóbil: ‘Vinieron e hicieron lo que quisieron’
Un coche aplastado y otros escombros tirados en una intersección principal el jueves 7 de abril de 2022, en la ciudad de Chernóbil, Ucrania, donde las fuerzas rusas establecieron un campamento para el ataque a Kiev. Foto, vor Prickett/The New York Times.

En una visita a la estación nuclear liberada hace poco, donde tuvo lugar el peor desastre nuclear del mundo en 1986, mientras el viento levantaba remolinos de polvo a lo largo de las carreteras, las escenas de indiferencia por la seguridad podían verse por doquier.

CHERNÓBIL, Ucrania — La zona de exclusión de Chernóbil, uno de los lugares más tóxicos de la Tierra, tal vez no fue la mejor elección como punto de partida para un ataque a Kiev, la capital ucraniana. Pero eso no pareció molestar a los generales rusos que tomaron el lugar en las primeras fases de la guerra.

“Les dijimos que no lo hicieran, que era peligroso, pero no nos hicieron caso”, comentó en una entrevista Valeriy Simyonov, ingeniero jefe de seguridad de las instalaciones nucleares de Chernóbil.

Al parecer, los soldados rusos no se dejaron amedrentar por las preocupaciones de seguridad y recorrieron el terreno con excavadoras y tanques y cavaron trincheras y búnkeres, exponiéndose a dosis de radiación que podrían ser perjudiciales y que permanecen bajo la superficie.

En una visita a la estación nuclear liberada hace poco, donde tuvo lugar el peor desastre nuclear del mundo en 1986, mientras el viento levantaba remolinos de polvo a lo largo de las carreteras, las escenas de indiferencia por la seguridad podían verse por doquier, aunque los funcionarios nucleares ucranianos afirman que la ocupación militar rusa durante un mes no provocó ninguna fuga importante de radiación.

En uno de los lugares donde se abrieron extensas zanjas, a unos cientos de metros de la ciudad de Chernóbil, el ejército ruso había excavado un complejo laberinto de pasarelas y búnkeres en el subsuelo. Cerca de allí había un vehículo blindado de transporte de personal.

Según parece, los soldados acamparon durante semanas en el bosque radiactivo. Aunque los expertos internacionales en seguridad nuclear dicen que no han confirmado ningún caso de enfermedad por radiación entre los soldados, los cánceres y otros posibles problemas de salud asociados a la exposición a la radiación podrían no desarrollarse sino hasta transcurridas varias décadas.

Simyonov comentó que los militares rusos enviaron oficiales de una unidad nuclear, biológica y química, así como expertos de Rosatom, la empresa estatal rusa de energía nuclear, para consultar con los científicos ucranianos.

Pero señaló que los expertos nucleares rusos parecían tener poca influencia sobre los comandantes del Ejército. Los militares parecían más preocupados por planificar el asalto a Kiev y, luego de que éste fracasara, utilizaron Chernóbil como vía de escape hacia Bielorrusia para sus maltrechos elementos.

“Vinieron e hicieron lo que quisieron” en la zona que rodea la central, afirmó Simyonov. A pesar de los esfuerzos de él y de otros ingenieros y técnicos nucleares ucranianos que permanecieron en el emplazamiento durante la ocupación, trabajando las veinticuatro horas del día y sin poder salir salvo para un cambio de turno a finales de marzo, el atrincheramiento continuó.

Los desplazamientos de tierra no fueron el único caso de imprudencia en el tratamiento de un sitio tan tóxico que todavía tiene el potencial de propagar la radiación más allá de las fronteras de Ucrania.

En una acción en particular imprudente, un soldado ruso de una unidad de protección química, biológica y nuclear recogió una fuente de cobalto-60 en uno de los almacenes de residuos con las manos desnudas, exponiéndose a tanta radiación en pocos segundos que se salió de las escalas de un contador Geiger, señaló Simyonov. No se sabe qué le ocurrió al hombre.

Simyonov comenta que el momento más preocupante se produjo a mediados de marzo, cuando se interrumpió el suministro eléctrico en la piscina de refrigeración que almacena las barras usadas de combustible nuclear, que contienen muchas más sustancias radiactivas que las que se dispersaron en la catástrofe de 1986.

Esto hizo temer a los ucranianos que se produjera un incendio en caso de que el agua que refrigera las barras de combustible hirviera, exponiéndolas al aire, aunque los expertos descartaron esa posibilidad poco después. “Están haciendo hincapié en los peores escenarios, que son posibles pero no necesariamente plausibles”, explicó Edwin Lyman, experto en reactores de la Unión de Científicos Preocupados.

Según los expertos, el mayor riesgo de un corte de electricidad prolongado es que el hidrógeno generado por el combustible usado se acumule y explote.

Bruno Chareyron, director del laboratorio del CRIIRAD, un grupo francés que vigila los riesgos de la radiación, citó un estudio de 2008 sobre las instalaciones de Chernóbil que sugería que esto podría ocurrir en unos 15 días.

Sin embargo, al final se restauró la electricidad en la planta, lo cual disipó cualquier temor.

 

Inseguridad en Chernóbil
Un cruce temporal construido por el ejército ucraniano en sustitución de un puente que fue destruido por los soldados rusos en retirada en Chernóbil, Ucrania, el jueves 7 de abril de 2022. Foto, Ivor Prickett/The New York Times.

La marcha hacia Kiev, en la orilla occidental del río Dniéper, comenzó y terminó en Chernóbil para los 31.º y 36.º Infanterías de Armas Combinadas del Ejército ruso, que viajaron con un auxiliar de fuerzas especiales y combatientes de origen checheno.

La formación entró en Ucrania el 24 de febrero, luchó durante casi todo un mes en los suburbios de Kiev y luego se retiró, dejó a su paso vehículos blindados incinerados, sus propios muertos de guerra, destrucción generalizada y pruebas de abusos de los derechos humanos, incluidos cientos de cadáveres de civiles en las calles de la ciudad de Bucha.

Mientras se retiraban de Chernóbil, las tropas rusas dinamitaron un puente en la zona de exclusión y colocaron un denso laberinto de minas antipersonales, alambres que al hacer tropezara quien los toca activan las minas y trampas explosivas alrededor de la central abandonada. En la última semana, dos soldados ucranianos pisaron minas, según la agencia gubernamental ucraniana que gestiona el lugar.

En una extraña señal final de las desventuras de la unidad, los militares ucranianos encontraron aparatos y artículos electrónicos desechados en las carreteras de la zona de Chernóbil. Al parecer, fueron saqueados de las ciudades del interior de Ucrania y desechados por razones desconocidas en la retirada final. Los periodistas encontraron una lavadora en el acotamiento de una carretera a las afueras de la ciudad de Chernóbil.

Los empleados de la agencia que gestiona la zona de exclusión con sede en Chernóbil sufrieron bajo la ocupación rusa, pero nada que se acerque a la barbarie infligida por los soldados rusos a los civiles de Bucha y otros pueblos de los alrededores de Kiev.

Los rusos llegaron en columnas que parecían interminables el primer día de la guerra, dijo Natasha Siloshenko, de 45 años, cocinera de una cafetería que servía a los trabajadores de la central nuclear. Ella observó, con recelo, desde una calle lateral.

“Había un mar de vehículos”, dijo. “Llegaron en oleadas que atravesaron la zona, conduciendo a toda velocidad hacia Kiev”.

Por lo que ella pudo comprobar, apenas hubo combates en esa región. Las columnas blindadas se limitaron a pasar.

Hasta antes de la invasión rusa, la principal amenaza que planteaba la contaminación de esta zona era que fuera absorbida por los musgos y los árboles que pueden arder en los incendios forestales, propagando las sustancias tóxicas en el humo o a través de los pájaros que se alimentan de insectos radiactivos que viven en el suelo.

Siloshenko recuerda: “Les dijimos: ‘Esta es la zona, no pueden ir a ciertos lugares’. Nos ignoraron”.

 

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