La deforestación en la Amazonía brasileña retrocedió en mayo respecto al mismo periodo de 2021, pero registró el segundo nivel más alto para ese mes desde 2016, con 900 km2 talados, según datos satelitales divulgados este viernes.
Del 1° al 31 de mayo se taló un área equivalente a más de 126.000 campos de fútbol, indicaron los datos oficiales del Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE), que computa alertas diarias de deforestación.
Pese a representar una caída en relación a mayo de 2021, cuando fueron deforestados 1.390 km2, el mes cerró como el segundo peor en siete años.
Entre enero y mayo de 2022, la floresta brasileña perdió 2.867 km2, un incremento de 12,7% en relación al mismo período del año anterior.
El estado de Amazonas (noroeste) fue donde más deforestación se registró en mayo, concentrando casi un tercio del total de la tala en la Amazonía, que engloba superficies de otros ocho estados brasileños.
Alimentando los temores sobre el futuro de la mayor selva tropical del mundo, los registros satelitales del INPE ya habían mostrado un total de 2.287 incendios en la Amazonía en mayo, un alza de 96% contra igual mes de 2021 y el peor número de incendios en un mes desde 2004.
Mariana Napolitano gerente de ciencias de WWF-Brasil dijo a la AFP que “incluso con todas los alertas de la ciencia, Brasil continúa a contramano del desarrollo sustentable”.
El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, estrecho aliado del poderoso agronegocio, se ha enfrentado a críticas internacionales por un fuerte aumento de la deforestación en la Amazonía, que suele estar ligado al avance de la frontera agrícola y a la explotación de recursos naturales.
Desde que asumió el cargo en 2019, la deforestación anual promedio en la Amazonía brasileña aumentó un 75% respecto de la década anterior, según cifras oficiales.
“Los récords de deforestación dejan claro que un futuro ambientalmente justo está cada vez más lejos”, agregó Napolitano, que criticó la “ineficacia” de las políticas ambientales actuales.