Desde los tiempos feudales de los zares que precedieron a la Revolución rusa, la política de identidad ucraniana y el nacionalismo han sido durante mucho tiempo irritantes para Rusia. Muchos rusos ven a Ucrania como el “hermano pequeño” de su nación.
KIEV, Ucrania — En vísperas de la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia, Vladimir Putin, el presidente ruso, argumentó que la idea misma de un Estado ucraniano era una ficción.
Putin declaró que Ucrania era una invención del líder revolucionario bolchevique Vladimir Lenin, quien, según el presidente ruso, había dotado por error a Ucrania de un sentido de Estado cuando le permitió la autonomía dentro del recién creado Estado soviético.
“La Ucrania moderna fue creada completamente y en su totalidad por Rusia, más específicamente por la Rusia bolchevique y comunista”, dijo Putin.
Mientras Ucrania celebraba su independencia el miércoles, para muchos ucranianos era aún más imperativo refutar el discurso revisionista de la historia que hace Putin, a fin de defenderse contra lo que muchos historiadores ven como las distorsiones de la historia del presidente ruso.
Desde los tiempos feudales de los zares que precedieron a la Revolución rusa, la política de identidad ucraniana y el nacionalismo han sido durante mucho tiempo irritantes para Rusia. Muchos rusos ven a Ucrania como el “hermano pequeño” de su nación que debería comportarse en consecuencia.
Ucrania y Rusia comparten raíces que se remontan al primer Estado eslavo, el Rus de Kiev, un imperio medieval fundado por vikingos en el siglo IX.
Pero la realidad histórica de Ucrania es complicada; es una historia milenaria de religiones, fronteras y pueblos cambiantes. La capital, Kiev, se estableció cientos de años antes que Moscú y tanto los rusos como los ucranianos la reclaman como el lugar de nacimiento de sus culturas, religión e idioma modernos.
De hecho, la historia y la cultura de Rusia y Ucrania están entrelazadas: comparten la misma religión cristiana ortodoxa y sus idiomas, costumbres y cocinas nacionales están relacionados.
De hecho, partes de la actual Ucrania residieron durante siglos dentro del Imperio ruso. El este de Ucrania, que estuvo bajo la influencia rusa mucho antes que el oeste, todavía cuenta con muchos rusohablantes y personas leales a Moscú.
Pero otras partes del oeste cayeron bajo la jurisdicción del Imperio austrohúngaro, Polonia o Lituania. “Hoy, el argumento de Putin de que Ucrania a lo largo de la historia ha sido subsumida por Rusia simplemente no es correcto”, dijo Cliff Kupchan, presidente del Eurasia Group, una organización de consultoría de riesgo político.
En el siglo XX, el gobierno soviético acabaría por aplastar al emergente Estado ucraniano independiente. Durante la era soviética, el idioma ucraniano fue desterrado de las escuelas y se permitió que su cultura existiera solo como una caricatura de dibujos animados de cosacos bailando con pantalones bombachos.
Putin también ha argumentado que el mito de Ucrania se vio reforzado por el desmoronamiento del gobierno soviético de Mijaíl Gorbachov, el cual permitió que Ucrania se liberara del control de Moscú. Fue un Moscú debilitado el que “dio” a Ucrania el derecho a independizarse de la Unión Soviética “sin términos ni condiciones”.
Pero no fue Moscú quien concedió la independencia a Ucrania en 1991. Fue el pueblo ucraniano, que votó rotundamente a favor de abandonar la Unión Soviética en un referendo democrático.
No está claro si Putin cree en su versión de la historia de Ucrania o simplemente ha inventado una mitología cínica para justificar sus acciones. Pero su argumento de que Ucrania existe únicamente dentro del contexto de la historia y la cultura rusas es algo que ha desplegado al menos desde 2008, cuando intentó convencer a George W. Bush, quien había expresado su apoyo a la membresía de Ucrania en la OTAN, de la no existencia del país.