La aprobación se produce tras una apasionada campaña de pacientes y grupos de defensa. Además, los médicos que tratan a pacientes con ELA habían instado a la aprobación en una carta a la FDA y en un testimonio ante un comité asesor de esta institución.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por su sigla en inglés) aprobó el jueves un tratamiento experimental para la esclerosis lateral amiotrófica o ELA, un trastorno neurológico grave que causa parálisis y muerte, a pesar de las dudas sobre la eficacia de la terapia.
El tratamiento, concebido hace una década por dos estudiantes universitarios, fue aprobado a pesar de que los análisis de los revisores de la FDA concluyeron que aún no había pruebas suficientes de que el medicamento pudiera ayudar a los pacientes a vivir más tiempo o a ralentizar el ritmo al que pierden funciones como el control muscular, el habla o la respiración sin ayuda. No obstante, la agencia decidió dar luz verde al fármaco sin esperar dos años a los resultados de un ensayo clínico de mayor tamaño, con el argumento de que los datos demuestran que el tratamiento es seguro y que los pacientes se sienten desesperados por padecer una enfermedad que suele causar la muerte en un plazo de 2 a 5 años.
El medicamento, cuyo nombre científico es AMX0035, se comercializará como Relyvrio.
En un memorando de síntesis sobre el fármaco, la FDA escribió que había “una incertidumbre residual sobre las pruebas de eficacia”, pero que “dada la naturaleza grave y potencialmente mortal de la ELA y la gran necesidad no satisfecha, este nivel de incertidumbre es aceptable en este caso”. El memorando también aseguraba que los beneficios superan los riesgos porque el tratamiento “no presenta señales de seguridad significativas que generen preocupación”.
La aprobación se produce tras una apasionada campaña de pacientes y grupos de defensa. Además, los médicos que tratan a pacientes con ELA habían instado a la aprobación en una carta a la FDA y en un testimonio ante un comité asesor de esta institución.
“En un trabajo tan difícil como el nuestro, siempre existe la posibilidad de cometer un error; lo que hay que decidir es qué error preferimos cometer”, declaró este mes Richard Bedlack, director de la clínica de ELA de la Universidad de Duke. “Si se aprueba el AMX0035 y descubrimos en dos años que no funciona, dudo que muchos se molesten porque los enfermos de ELA pudieron probar algo que era seguro y parecía prometedor en 2022”.
Bedlack añadió, “¿Te imaginas el error de no aprobarlo y en dos años obtener pruebas confirmatorias de que sí funcionaba? ¿Y darte cuenta de que todos esos pacientes ya tienen discapacidades mayores o incluso fallecieron cuando no era necesario? No sé cómo podrías vivir contigo mismo si cometes ese error”.
La esclerosis lateral amiotrófica, también llamada enfermedad de Lou Gehrig, se les diagnostica a unas 6000 personas en todo el mundo cada año. Solo hay otros dos medicamentos aprobados para la ELA en Estados Unidos: el riluzole, aprobado en 1995, que puede prolongar la supervivencia varios meses, y la edaravona, aprobada en 2017, que puede ralentizar la progresión de la enfermedad cerca de un 33 por ciento.
Relyvrio fue concebido por Justin Klee y Joshua Cohen cuando eran estudiantes universitarios en la Universidad de Brown. Propusieron que la combinación de taurursodiol, un suplemento que en ocasiones se utiliza para regular las enzimas del hígado, y fenilbutirato sódico, un medicamento pediátrico para un trastorno de la urea, podría proteger las neuronas del cerebro del daño en enfermedades como la ELA, al prevenir la disfunción de dos estructuras de las células: la mitocondria y el retículo endoplásmico. Más tarde fundaron una pequeña empresa en Massachusetts, Amylyx Pharmaceuticals.
Cuando los pacientes supieron del compuesto, algunos empezaron a obtener los ingredientes por su cuenta en Amazon y otras fuentes. En junio, Canadá se convirtió en el primer país en aprobar el tratamiento, con una condición especial que obligaba a Amylyx a presentar posteriormente pruebas convincentes de que funcionaba.
El medicamento, un polvo de sabor amargo que se mezcla con agua y se bebe o se ingiere a través de una sonda, recorrió un camino inusual y controvertido hasta su aprobación. La FDA suele exigir dos ensayos clínicos concluyentes, por lo general de fase 3, que son más amplios y extensos que los de fase 2. En el caso de enfermedades graves con pocos tratamientos, la agencia puede aceptar un ensayo más datos confirmatorios adicionales.
En el caso de Relyvrio, los datos proceden solo de un ensayo de fase 2 en el que 137 pacientes tomaron el fármaco o un placebo, más un estudio de extensión en el que se realizó un seguimiento de algunos pacientes una vez finalizado el ensayo cuando ya tomaban el fármaco de manera intencional.
En el ensayo de fase 2 participaron pacientes que se consideraba que tenían una enfermedad de progresión rápida. Dos terceras partes de los participantes recibieron Relyvrio. A lo largo de 24 semanas, presentaron un declive de un 25 por ciento más lento que los participantes que recibieron un placebo, es decir, un declive de 2,32 puntos menos en una escala de 48 puntos de la ELA que evalúa 12 capacidades físicas como caminar, hablar, tragar, vestirse, escribir a mano y respirar.
En el estudio de extensión sin anonimato participaron 90 de esos pacientes, incluidos 34 del grupo de placebo, que empezaron a tomar el medicamento unos siete meses después de quienes lo hicieron desde el principio. Los pacientes que recibieron el tratamiento durante más tiempo tardaron un promedio de unos 6,5 meses más antes de ser hospitalizados, ser conectados a un respirador o morir, informó Amylyx. Más tarde, los investigadores publicaron otro análisis que sugería un beneficio adicional.
Al inicio, la FDA le recomendó a Amylyx no solicitar la aprobación hasta que se completara el ensayo de fase 3 en 2024.
No obstante, Billy Dunn, director de la oficina de neurociencia de la FDA, le dijo al comité asesor que “aunque algunos podrían argumentar que en la actualidad no hay pruebas sustanciales” que justifiquen la aprobación, la agencia debería ejercer “la flexibilidad más amplia” considerando también la gravedad de la enfermedad y la escasez de tratamientos disponibles.
Dunn le planteó una pregunta a Amylyx: si el tratamiento recibiera la aprobación ahora y se demostrara su ineficacia en el ensayo de fase 3, ¿la empresa retiraría el medicamento del mercado para ahorrarle a la agencia un proceso largo de retirada? Klee afirmó que la empresa accedería a retirarlo.
Este compromiso de Amylyx, además de los emotivos testimonios de pacientes y médicos, convenció a más miembros del comité asesor en la reunión de septiembre, en la que el voto a favor de la aprobación fue de 7 a 2.