La Flor del Espíritu Santo

La Flor del Espíritu Santo
La Flor del Espíritu Santo (Peristeria Elata), de extraordinaria belleza tiene el título de Flor Nacional. Esta planta de orquídea floreada es de la señora María Rodríguez de Ortega y la foto fue tomada por ella.

En noviembre en el que exaltamos -aún más- lo nacional, es oportuno hablar de esta belleza de la naturaleza que representa a Panamá. Según fuentes de la Asamblea Nacional: “Esta orquídea fue declarada Flor Nacional, el 28 de octubre de 1980”.

Una de las características que hacen de nuestro país un lugar maravilloso es su rica flora. Entre su diversidad se encuentran las orquídeas de variados colores, que llaman mucho la atención, pero hay una en particular que rompe esquemas por su enorme belleza: la Flor del Espíritu Santo.

Esta flor blanca es realmente prodigiosa por tener la peculiaridad de contar, como parte de su estructura, con un adorno inusual, la forma de una pequeña paloma entre sus pétalos, exactamente en el centro.

Tiene pétalos gruesos, y al ave que se asoma en su interior, se le observa claramente la cabeza levemente inclinada, pico delineado en color crema, pecho arqueado y alas abiertas con forma de gota alargada que diminutos puntos lila la hacen resaltar.

La planta tiene bulbos de forma ovoide, de los cuales surgen tallos largos y delgados que producen los botones de flores. Sus hojas verdes, largas y plisadas, se balancean con el viento como un abanico.

El detalle perfecto que la distingue tiene simbolismos espirituales y divinos desde la antigüedad que la hacen muy especial. Conciliación, pureza, ascensión y amor, son algunos de ellos. Tal es el caso de la paloma blanca con una rama de olivo en el pico que aparece en el relato bíblico sobre el Arca de Noé, su empleo como emblema del Espíritu Santo y símbolo de la paz a nivel internacional.

Las hojas de la planta de la Flor del Espíritu Santo son alargadas y con forma de abanico; y su tallo floral, muy largo. Producto del jardín de la Sra. Luisa Hoyos Ruiz. Foto, Belkis Hidalgo Hoyos.

En el mes de noviembre en que exaltamos -aún más- lo nacional, es oportuno hablar de esta belleza de la naturaleza que representa a Panamá.

Según fuentes de la Asamblea Nacional, “Esta orquídea fue declarada Flor Nacional, el 28 de octubre de 1980”.

Por otro lado, en la Gaceta Oficial No. 19.208, consta su adopción según la Ley 46 de 21 de noviembre de 1980, por el Consejo Nacional de Legislación de la República de Panamá.

Esta Ley señala sobre la designación en su Artículo 1, “Declárase Flor Nacional, la Flor del Espíritu Santo (Periteria Elata)”.

La reconocida flor está en peligro de extinción de su ambiente natural, por lo cual, la referida Ley indica también en su Artículo 2, “El Estado velará por su cultivo y conservación”.

 Al respecto, también es ley el Festival Nacional de la Flor del Espíritu Santo, que se realiza en la provincia de Herrera. Según fuentes de la Asamblea Nacional, este se lleva a cabo con la finalidad de “promover su cultivo, conservación y exposición”.

La planta que produce la flor es silvestre. En su habitat natural se aloja en los árboles, pero también en el suelo. Por lo señalado, de acuerdo a lo investigado, requiere “abundante humus y muy aireado”.

Algunas personas tienen el privilegio de conservarla en sus hogares dedicándole especial cuidado, pero bajo condiciones particulares.

Sobre ello, conversamos con la señora María Rodríguez de Ortega, quien se esmera por atender sus plantas y tiene la Flor del Espíritu Santo.

Primero que todo, hay que darles mucho cariño. Son muy delicadas. Algo importante es que no les gusta mucho la lluvia y hay que estar pendientes de hongos que puedan causarles daño”, dijo la señora de Ortega.

Esta orquídea es de lugares húmedos, por lo que el clima donde reside la señora de Ortega le favorece, pues Sorá, de Chame, tiene clima muy fresco, muchas veces frío, por ser un lugar alto.

Su floración depende del ambiente donde se encuentre y la nutrición. Esto ocurre entre los meses de julio y octubre.

Es descrita en los siguientes fragmentos de la poesía La Flor del Espíritu Santo, de Tomás Martín Feuillet:

De nuestros bosques en lo más recóndito,

bajo altísimos techos de verdor,

erguida crece entre peñascos áridos

una preciosa, peregrina flor.

 Oculta siempre a las miradas, tímida,

entre la espesa selva en que se ve

por miedo acaso de que airado el ábrego,

con su flexible talle en tierra dé.

 

Ella no ostenta ni brillante púrpura,

ni matices de gualda y de carmín;

mas son de nieve sus hermosos pétalos,

más blancos que azucena, que jazmín.

 

La flor es esa que del Santo Espíritu

he escuchado llamar desde que nací,

y en cuyo cáliz, el perfecto símbolo

de esa imagen divina siempre vi.

Al verla se siente admiración, ternura y patriotismo. “¡Siempre quise tener la Flor del Espíritu Santo y la vi en un pequeño vivero y la compré!”, expresó la señora de Ortega con alegría.

Debe ser un gran regocijo lograr que florezca bajo nuestros cuidados la Flor Nacional. La señora de Ortega manifestó que es una flor muy especial para ella porque “representa la paz, es nuestra flor panameña y es muy bonita”.

Es verdaderamente emocionante sentir la perfección de la creación y que muchas de tantas cosas admirables sean la esencia de nuestra patria. ¡Felices fiestas nacionales!

Los bulbos enraizados de la planta de la Flor del Espíritu Santo tienen aspecto ovoide. Se nutre de maderas, hojas y humus. Una muestra del jardín de la Sra. Luisa Hoyos Ruiz. Foto, Belkis Hidalgo Hoyos

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