En Estados Unidos, el Congreso revirtió la prohibición del cultivo de cáñamo en 2018, lo que ha sustentado al mercado expansivo del aceite de CBD y de innumerables productos que lo contienen, pero por ley el cáñamo no puede usarse para alimentar al ganado.
¿Las vacas que consumen cannabis actúan como tontas, les dan antojos y holgazanean con sus otras amigas marihuanas?
Sé que parece el inicio de un chiste malo, pero los investigadores alemanes que quieren entender cuáles son los efectos de suministrarle THC a las vacas lecheras, el compuesto psicoactivo que se encuentra en el cáñamo industrial, lograron descubrir algunas cosas intrigantes, según un estudio publicado esta semana en la revista Nature Food.
En comparación con las vacas que recibían la dieta habitual de maíz y heno, las Holsteins alimentadas con cáñamo se mostraron más tranquilas, salivaban y bostezaban más a menudo, y se ponían a juguetear con la lengua, según el estudio. También pasaban más tiempo descansando en el establo mientras masticaban el pienso y rumiaban sobre el universo.
Lo que sí no mostraron fue una tendencia a darse atracones.
Aunque los cambios de comportamiento eran dignos de mención, en cierto modo fueron las consecuencias imprevistas de un experimento realizado por investigadores del Instituto Federal Alemán de Evaluación de Riesgos, que pretendían saber cómo el cáñamo con THC podría afectar la producción de leche. Los científicos también querían saber si el THC, abreviatura de tetrahidrocannabinol, podía llegar a los humanos a través de la leche de estos animales.
Estas preguntas son especialmente pertinentes para los estadounidenses cultivadores de cáñamo, quienes han tenido dificultades para encontrarle un uso a las toneladas de material fibroso que les quedan una vez que los compuestos cannabinoides como el CBD se extraen de la cannabis sativa, la planta con flores que produce niveles muy divergentes de THC dependiendo del cultivo.
La principal diferencia entre el cáñamo y la marihuana es el nivel de THC: el cáñamo no puede contener más de un 0,3 por ciento de THC. El cáñamo, que durante mucho tiempo fue apreciado por sus fibras, útiles para la fabricación de textiles y cuerdas, se prohibió en la década de 1930, durante un fervor antidroga, cuyo mejor retrato quizá sea la película clásica de culto “Locura por la marihuana”.
En Estados Unidos, el Congreso revirtió la prohibición del cultivo de cáñamo en 2018, lo que ha sustentado al mercado expansivo del aceite de CBD y de innumerables productos que lo contienen, pero por ley el cáñamo no puede usarse para alimentar al ganado.
“A los agricultores de cáñamo les está costando trabajo lidiar con las toneladas de esta biomasa que nadie quiere”, afirmó Jonathan Miller, consejero general de la U.S. Hemp Roundtable, un grupo del sector.
El estudio alemán ofrece esperanzas a los cultivadores, pero también motivos para ser cautos. Los investigadores descubrieron que los niveles naturales, aunque reducidos, de THC presentes en la mayor parte del cáñamo industrial no afectaron de ninguna manera a las 10 vacas del experimento. Sin embargo, cuando alimentaron a los animales con yemas y hojas —las partes de la planta de cáñamo que contienen mayores concentraciones de THC— los investigadores se dieron cuenta de que las vacas comían menos y que la producción de leche disminuía considerablemente.
Y, lo que es más importante, al menos para los humanos, es que el THC llegó a la leche, a veces a niveles que superaban los límites de consumo establecidos por los organismos reguladores de la seguridad alimentaria en Europa. (Estados Unidos no tiene una norma parecida, pero los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, CDC por su sigla en inglés, aconsejan a las madres puérperas que eviten la marihuana y los productos con CBD durante la lactancia, pues dicen que aún no son concluyentes las investigaciones sobre los efectos de pasarle al bebé incluso cantidades mínimas de estas sustancias).
Dicho esto, el THC ya no se detectó poco después de que se eliminó el cáñamo de la dieta de las vacas. Los signos visibles de la intoxicación, como los ojos enrojecidos, la secreción nasal y lo que los autores del estudio describen como “marcha inestable” y “postura anormal”, desaparecieron dos días después de que las vacas dejaron de consumirlo.
Robert Pieper, autor principal del estudio, dijo que no quedaba claro si la reducción en la producción de leche se debía al THC o quizá a uno o más de las decenas de otros cannabinoides o sustancias químicas que se encuentran en las plantas de cáñamo.
En general, los resultados coinciden con otros estudios recientes realizados en Estados Unidos sobre el cáñamo y el ganado. Los investigadores de la Universidad Estatal de Oregón que alimentaron con cáñamo a las ovejas encontraron pequeñas cantidades de THC en el músculo y la grasa de estos animales, pero la sustancia química desapareció varias semanas después de que se les retirara el cáñamo de la dieta.
Serkan Ates, profesor asociado de la Facultad de Ciencias Agrícolas del Estado de Oregón, dijo que los estudios que él y sus colegas habían realizado con ovejas y vacas lecheras lo convencieron de que introducir cáñamo en las dietas del ganado tiene pocos inconvenientes, sobre todo teniendo en cuenta el costo cada vez mayor de los piensos convencionales. “El valor nutricional del cáñamo es realmente alto, pero la mayor parte acaba en el vertedero o en el compostaje”, afirmó.
En estudios realizados en la Universidad Estatal de Kansas, el THC se detectó en el plasma del ganado alimentado con cáñamo, pero los investigadores también encontraron algo inesperado: los animales estaban bastante más relajados, según los biomarcadores que indican los niveles de estrés. Al igual que en el estudio alemán, que registró una menor frecuencia cardíaca y respiratoria en las vacas que consumieron niveles altos de THC, los animales también pasaron más tiempo acostados junto a sus compañeros de establo.
Michael Kleinhenz, profesor adjunto de medicina de la producción de carne de vacuno en el estado de Kansas que participó en los estudios, dijo que los resultados sugieren que el cáñamo con THC podría tener beneficios prácticos. Para empezar, los bueyes que pasan más tiempo holgazaneando tienden a engordar más, pero una vaca feliz es también más saludable, dijo Kleinhenz.
Kleinhenz citó las investigaciones preliminares que sugieren que reducir el estrés puede ayudar a mejorar los efectos negativos de llevar al ganado hacia el capítulo final de sus vidas, cuando se les mete en los camiones que los transportan a los corrales de engorda y finalmente al matadero. La experiencia no es agradable y suele tener como consecuencia un alza en las enfermedades respiratorias y otros problemas de salud.
Kleinhenz dijo que hacer más relajada esta difícil travesía con un poco de hierba en el pienso, por decirlo así, podría hacer que las vacas estén más contentas y mejorar los dividendos de los ganaderos. “Siempre que algo sea mejor para el animal es una ganancia para nosotros”, sostuvo.