“Instamos hoy a Bruselas a que de los pasos preventivos rápidos y ayude mucho más a los países (receptores), por los altos costes que acarrean los refugiados”, dijo Mateusz Morawiecki.
Ante la intensificación de los bombardeos rusos en Ucrania y la llegada del invierno, la República Checa, Polonia, Hungría y Eslovaquia prevén la llegada de una nueva oleada de refugiados e instaron a la Comisión Europea (CE) a que les proporcione ayuda adicional rápida para acogerlos.
La solicitud se produce un día antes de la reunión extraordinaria sobre migración que los ministros de Interior de los Veintisiete celebrarán este viernes en Bruselas, convocada por la presidencia checa de la Unión Europea (UE).
“Viene otra ola de refugiados”, auguró el jefe del Ejecutivo polaco, Mateusz Morawiecki, en rueda de prensa en la localidad eslovaca de Kosice, tras participar en una cumbre del Grupo de Visegrado (V4), integrada por los citado cuatro países centroeuropeos, de los que tres comparten frontera con Ucrania.
Sus primeros ministros se manifestaron preocupados por la posibilidad de que millones de ucranianos huyan hacia el oeste de los ataques rusos y de la precaria situación que afrontan debido a la destrucción de las infraestructuras.
En las últimas horas, el bombardeo ruso con drones y misiles kamikazes ha dejado a la capital Kiev sin agua y luz.
“Instamos hoy a Bruselas a que de los pasos preventivos rápidos y ayude mucho más a los países (receptores), por los altos costes que acarrean los refugiados”, dijo Morawiecki.
Desde el comienzo de la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero, Polonia ha recibido a más de cuatro millones de refugiados ucranianos.
Por otro lado, el primer ministro húngaro, el ultranacionalista Viktor Orbán, recordó que también la inmigración de otras regiones, principalmente de Oriente Medio, ha aumentado este año.
“Hacemos una petición para que la UE nos descargue en parte de este peso”, dijo Orbán tras recordar que a su país, tras vivir la llegada de un millón de ucranianos, ha registrado un aumento de las entradas ilegales en su frontera sur de personas que llegan por la llamada ruta de los Balcanes.