Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades recomiendan a los cazadores de venados que tomen una serie de precauciones básicas para disminuir el riesgo de infectarse, entre ellas usar cubrebocas mientras cazan y después lavarse muy bien las manos.
Un nuevo estudio reveló que las variantes alfa y gama del coronavirus siguieron circulando y evolucionando en los venados de cola blanca, incluso después de que dejaron de propagarse mucho entre las personas.
Aún no se sabe si las variantes siguen circulando en los venados. “Esa es la gran pregunta”, señaló Diego Diel, un virólogo de la Universidad de Cornell y autor del estudio, el cual fue publicado el martes en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences.
Pero estos hallazgos, mismos que se basan en muestras recogidas a lo largo del mes de diciembre de 2021, ofrecen más pruebas de que los venados podrían ser un depósito del virus y un posible origen de futuras variantes, las cuales podrían volver a esparcirse en las poblaciones humanas.
“En Norteamérica hay una enorme población de animales silvestres que tienen un contacto continuo y profundo con los seres humanos”, afirmó Diel.
Estudios anteriores han propuesto que, en repetidas ocasiones, los seres humanos han introducido el coronavirus en las poblaciones de venados de cola blanca de Estados Unidos y Canadá y que estos pueden propagar el virus entre ellos. Los científicos no están seguros de cómo las personas transmiten el virus a los venados, pero han especulado que podría ocurrir cuando la gente los alimenta o cuando los venados encuentran basura o desperdicios generados por los seres humanos.
Sigue sin saberse la magnitud del riesgo que representan los venados infectados para el ser humano. Los científicos han documentado un caso que muy probablemente resultó de la transmisión de venado a humano en Ontario, y señalan que es muy probable que los animales transmitan el virus a los cazadores y otras personas que tienen contacto habitual con ellos.
Para este nuevo estudio, Diel y sus colegas analizaron, del mes de septiembre al de diciembre de 2020 y 2021, cerca de 5500 muestras de tejido obtenidas de los venados exterminados por los cazadores en el estado de Nueva York.
Durante la temporada de cacería de 2020, solo el 0,6 por ciento de las muestras dio positivo por el virus, una cifra que aumentó al 21 por ciento durante la temporada de 2021.
La secuenciación genética reveló que tres variantes de preocupación —alfa, gama y delta— estuvieron presentes en los venados durante la temporada de 2021.
En ese momento, delta seguía siendo predominante entre los residentes de Nueva York. Pero alfa y gama prácticamente habían desaparecido, sobre todo en las zonas rurales del estado donde se encontraron los venados infectados.
Los científicos también compararon las secuencias genómicas de las muestras de virus que detectaron en los venados con las secuencias que habían obtenido de seres humanos. En los venados, las tres variantes tenían nuevas mutaciones que las diferenciaban de las secuencias halladas en los seres humanos, pero los investigadores descubrieron que las muestras de las variantes alfa y gama de los venados diferían más de las secuencias de las personas que las muestras de la variante delta de los venados.
Los especialistas señalaron que, juntos, estos resultados indicaban que era probable que alfa y gama hubieran estado circulando entre los venados y acumulando mutaciones nuevas durante meses después de que se contagiaron de la población humana.
“Esto respalda el argumento de que el venado puede preservar linajes o variantes que ya no circulan entre los seres humanos”, comentó Suresh Kuchipudi, un veterinario especialista en microbiología de la Universidad Estatal de Pensilvania que no participó en el nuevo estudio.
Este descubrimiento no solo plantea el temor de que los venados puedan ser el origen de nuevas variantes del coronavirus que podrían propagarse de nuevo entre la población humana, sino que también sugiere la posibilidad de que el virus pueda evolucionar de formas que representen un mayor riesgo para los animales silvestres, añadió. “Esto también podría terminar convirtiéndose en un problema de salud para los animales”, explicó Kuchipudi.
El estudio destaca la necesidad de que haya una vigilancia continua de las poblaciones de venados silvestres, afirmaron Kuchipudi y Diel. Este último y sus colegas se están preparando para analizar muestras de venados procedentes de la temporada de cacería de 2022 para determinar si el virus sigue extendido entre los venados y qué variantes podrían estar circulando.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades recomiendan a los cazadores de venados que tomen una serie de precauciones básicas para disminuir el riesgo de infectarse, entre ellas usar cubrebocas mientras cazan y después lavarse muy bien las manos.