Custo Barcelona presentó este lunes en la Semana de la Moda de Nueva York una nueva colección definida por lo experimental en la que mezcló volumen, brillo y color para dar “emoción” a la temporada otoño-invierno.
Los abrigos tipo plumas, en su versión corta y más voluminosa, fueron la opción predominante para combatir el frío y se elaboraron con acabados muy animados, como azul metalizado, blanco brillante o estampado de leopardo en amarillo.
No obstante, el vestido volvió a ser la prenda estrella: en tamaño “mini” se vio ajustado y corto o más suelto y con movimiento; estampado con colores joya como el turquesa o en tono iridiscente, y casi siempre con sugerentes aberturas que dejaban la piel al descubierto.
También destacaron las faldas “mini”, con volantes o tablas; los conjuntos de pantalón ajustado y “top” a juego en colores joya o los vestidos largos con adornos de espejo, todo ello combinado siempre con botas de media caña y tacón de aguja, también de colores.
El director creativo de la casa, Custo Dalmau, llamó a la propuesta “Welcome to the other side” y explicó a EFE que ha seguido apostando por esa creatividad que es el motor de sus piezas desde hace 42 años y de la que no prescinde ni para la temporada de frío.
“´Bienvenidos al otro lado´ (se refiere al) lado emocional de la ropa. La ropa tiene una funcionalidad que mantenemos, pero le damos el plus de la emoción y tratamos de crear un lenguaje avanzado de moda emocional”, agregó el diseñador entre bastidores.
Dalmau reconoció que los tres últimos años, a raíz de la pandemia, han sido “duros para la moda, pero ahora ya se está superando mentalmente, la gente quiere pasar página” y vuelve a estar “programada” para vestir por encima de la funcionalidad y la comodidad.
Recién llegado de ver las propuestas para hombre en París, opinó que “la moda en este momento está plana, hace falta creatividad y sobre todo falta color”, por lo que aseguró que su firma está lista para “despegar” e impulsar el “retorno” a lo arriesgado.
La presentación, que se enmarca en los desfiles de la Federación de Diseñadores de Latinoamérica, tuvo lugar en un estudio “loft” en el barrio de Chelsea, con el perfil de Manhattan tras las ventanas, y contó en primera fila con la diseñadora española Agatha Ruiz de la Prada.