“El lavado de cerebro de una generación”: Escuelas británicas han decidido combatir puntos de vista de Andrew Tate

“El lavado de cerebro de una generación”: Escuelas británicas han decidido combatir puntos de vista de Andrew Tate
La escuela para varones Merchant Taylors’ School en Londres, donde algunos maestros dialogaron con los estudiantes sobre los motivos por los que les agradan los puntos de vista del influente de las redes sociales Andrew Tate, el 18 de enero de 2023. Foto, Mary Turner/The New York Times.

En escuelas de todo el Reino Unido, los educadores, que tardaron mucho en percatarse de la tremenda influencia que Tate tiene entre sus estudiantes, han decidido tomar medidas para combatir los mensajes de este influente.

EPPING, Inglaterra — Los chicos del primer grado de secundaria se sentaron en una sala de conferencias en una escuela cerca de Londres para escuchar una ponencia que no tenía nada que ver con derechos humanos, sucesos históricos o distintas religiones. “Andrew Tate”, dijo un profesor, señalando hacia una fotografía proyectada en la pared. “¿Qué saben acerca de este individuo?”.

Algunos rieron al oír el nombre de Tate, un influente de las redes sociales famoso por sus comentarios misóginos. Un niño comentó que le gustaba porque “tiene una gran masculinidad”, autos rápidos y un cuerpo en forma. El profesor proyectó diapositivas con algunas ideas de Tate; por ejemplo, que las mujeres víctimas de violación deberían aceptar cierta responsabilidad. Unos cuantos niños dijeron estar de acuerdo.

“Está equivocado”, aseveró el maestro, Jake White. “Es una bola de tonterías”.

En escuelas de todo el Reino Unido, los educadores, que tardaron mucho en percatarse de la tremenda influencia que Tate tiene entre sus estudiantes, han decidido tomar medidas para combatir los mensajes de este influente. Tate, un británico-estadounidense que compitió en kickboxing profesional, amasó millones de seguidores gracias a varios videos dedicados a glorificar las riquezas y promover una marca particularmente virulenta de machismo. El verano pasado, muchos sitios de las principales redes sociales suspendieron sus cuentas.

Tate, de 36 años, fue arrestado en diciembre en Rumania junto con su hermano y socio, Tristan Tate, por cargos de violación y tráfico de personas. Hasta el momento, permanecen en custodia de las autoridades. El abogado que los representa en ese país, Eugen Vidineac, defendió su inocencia en una entrevista con la televisora turca TRT.

Ni el arresto ni la suspensión de las redes sociales han impedido que los mensajes de Andrew Tate se sigan difundiendo entre los jóvenes y sus videos todavía están disponibles en línea. Tate ha dicho que las mujeres les “pertenecen” a los hombres, que deben quedarse en casa y que necesitan la dirección masculina. Ha retratado a los varones como víctimas del feminismo y falsas acusaciones de violación, ha denigrado a los hombres que no están de acuerdo con su postura y ha promocionado esquemas sospechosos para amasar riquezas.

El salto de las cápsulas de video y audio de Tate en TikTok a los pasillos escolares hizo que los adultos se percataran de su existencia y de su enorme tracción.

Preocupación escuelas británicas
Deana Puccio, centro izquierda, y Allison Havey, centro derecha, discutiendo la misoginia en un taller en la Merchant Taylors’ School para niños en Londres, el 18 de enero de 2023. Foto, Mary Turner/The New York Times.

Convencidos de que la escuela representa un microcosmos de la sociedad (y una muestra anticipada de su futuro), varios educadores llegaron a la conclusión de que es crucial analizar la influencia de Tate pronto. Desde el otoño, algunos directores les han enviado cartas a los padres de familia para ponerlos al tanto del alcance de esta figura de las redes sociales e incluso la secretaria de Educación del Reino Unido advirtió que influentes como Tate podrían echar para atrás los logros alcanzados en el combate contra el sexismo.

Las escuelas del Reino Unido ya lidiaban con una situación que los funcionarios ya han reconocido que constituye una cultura endémica de acoso sexual de los estudiantes, en que tanto chicas como chicos se sienten victimizados y, en general, no están seguros de las normas aplicables a la interacción humana. Ahora, los educadores se encuentran con frecuencia en situaciones inesperadas, pues deben dedicar tiempo de clase a hablar sobre Tate en vez de cubrir los temas del plan de estudios.

“Me siento mal por haber dedicado tiempo que era importante para las materias del plan de estudios a hablar sobre Andrew Tate”, se lamentó Chloe Stanton, maestra de Lengua y Literatura Inglesa en el este de Londres. “Pero las mujeres ya lidian con suficientes problemas en la sociedad para que además deban enfrentar este tipo de actitudes”.

En las Tierras Medias, Nathan Robertson, especialista en estudiantes que requieren apoyo adicional, explicó que en el transcurso de un año ha escuchado con regularidad material de Tate en los teléfonos inteligentes de sus estudiantes. Muchos chicos de entre 14 y 15 años en un grupo con el que trabaja citaron a Tate entre sus modelos a seguir. Cuando abordaron el tema del aborto en clase, los chicos comenzaron a reír, dijo, y comentaron que el feminismo es ponzoñoso. Algunos afirmaron que las mujeres no tenían derechos y que los hombres debían tomar decisiones por ellas.

En una escuela de Belfast, Irlanda del Norte, se propagó una línea popularizada por Tate para burlarse de las personas que no tienen automóviles de lujo (“¿De qué color es tu Bugatti?”), indicó Charlotte Carson, maestra de Historia y Civismo.

En un primer momento, los educadores intentaron evitar una postura de confrontación directa con las opiniones de Tate, por temor a darles una plataforma. Pero en cuanto se percataron de las dimensiones de su popularidad, decidieron que oponerse a su influencia era prioritario.

Aunque no se cuenta con cifras oficiales, maestros y administradores de todo el país afirmaron que este tipo de acciones ahora son muy comunes en las escuelas.

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Deana Puccio acepta preguntas de un grupo de chicos después de un taller en el que dialogaron sobre el influente de las redes sociales Andrew Tate y una serie de ideas de masculinidad tóxica que podrían ser peligrosas, en la escuela para varones Merchant Taylors’ School en Londres, el 18 de enero de 2023. Foto, Mary Turner/The New York Times.

Durante la tercera hora de clase una mañana de enero en Londres, en la escuela para varones Merchant Taylors’ School, dos expertos en sexualidad y relaciones humanas les pidieron a jóvenes de entre 16 y 18 años, inquietos en sus asientos en una sala de conferencias de la institución, explicar por qué les atraía Tate. Prometieron que nadie se metería en problemas.

“Es la sensación de que a los hombres todavía se les mira por encima del hombro”, respondió un chico del frente.

“Entonces, ¿empoderó a los jóvenes que sentían que los trataban injustamente?”, preguntó Allison Havey, una de las fundadoras de RAP Project, organismo encargado de impartir el taller. “Sí”, aseveró el chico.

Un estudiante quería saber por qué estaba mal decir que era responsabilidad de la mujer protegerse si caminaba sola por la calle en la noche. Otro preguntó cuál era la diferencia entre coerción y seducción. Otro más quería debatir acerca de las acusaciones falsas de ataque sexual.

Aunque es obligatorio para las escuelas británicas impartir educación sexual y de relaciones humanas, el interés por Tate ha obligado a RAP Project y otros grupos, que organizan estos talleres desde hace tiempo, a ahondar más en las definiciones de misoginia y masculinidad.

Muchos educadores afirman que la influencia de Tate es particularmente difícil de vencer debido a que a los muchachos les atrae su fastuoso estilo de vida, ágil ingenio y gran éxito. Como ya se los ganó, aceptan sus puntos de vista misóginos.

“En esta sociedad, el éxito material comunica hasta cierto punto que tu postura es acertada”, explicó Michael Conroy, fundador de Men At Work, grupo dedicado a capacitar a maestros y trabajadores sociales especializados en jóvenes para que puedan apoyar a los varones jóvenes. “El problema es que combina eso con mensajes muy peligrosos”.

 

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