Una urgencia repentina por popularizar el combustible sostenible de aviación

Una urgencia repentina por popularizar el combustible sostenible de aviación
Un avión en el Aeropuerto Internacional Newark Liberty en Nueva Jersey, el 11 de enero de 2023. Foto, Jeenah Moon/The New York Times.

United Airlines y otras empresas iniciaron el martes un fondo de capital de riesgo de 100 millones de dólares para invertir en la tecnología. La semana pasada, Boeing declaró que iba a duplicar su uso de combustible sostenible este año.

Una ráfaga de inversiones, cambios en las políticas y avances tecnológicos le está dando una sacudida de energía al naciente mercado del combustible sostenible de aviación, es decir, una alternativa baja en carbono para el combustible tradicional de aviación producido a partir del crudo.

United Airlines y otras empresas iniciaron el martes un fondo de capital de riesgo de 100 millones de dólares para invertir en la tecnología.

La semana pasada, Boeing declaró que iba a duplicar su uso de combustible sostenible este año. Hay nuevas leyes en Europa y Estados Unidos diseñadas para estimular la inversión en el mercado. Y, después de años de salidas en falso, un puñado de empresas emergentes está recibiendo un influjo de financiamiento y expandiendo operaciones.

El combustible sostenible de aviación se fabrica a partir de aceite de cocina usado y residuos agrícolas. Según algunos estimados, produce hasta un 80 por ciento menos de emisiones del combustible convencional que calientan el planeta. En la actualidad, se mezcla con combustible fósil de avión, pero se espera que a la postre los aviones puedan funcionar de manera exclusiva con el combustible alternativo.

Aunque se ha avanzado en los aviones eléctricos, el peso de las baterías sigue siendo un problema para las aeronaves grandes. Muchos consideran que el combustible sostenible para aviones es la forma más prometedora de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en el sector de la aviación, el cual contribuye en más de un dos por ciento a las emisiones mundiales cada año, según la Agencia Internacional de la Energía.

Sin embargo, en este momento, casi ningún vuelo se realiza con combustible sostenible debido al suministro y al costo. El combustible sostenible puede ser hasta tres veces más caro que el convencional. Incluso en United, el mayor consumidor de combustible sostenible de Estados Unidos, representó menos del uno por ciento de su consumo total de combustible el año pasado.

Scott Kirby, director ejecutivo de United, comentó en una entrevista que quería que su aerolínea fuera líder en el uso de combustibles sostenibles. Según dijo, sus razones son dos: cree que hacia allá se dirige la industria y está ansioso por participar en la reducción de las emisiones globales pues el planeta se calienta con rapidez.

“Soy un auténtico ñoño del cambio climático”, opinó. “Las consecuencias son tan dramáticas y hay todos estos puntos de inflexión que una vez que los alcanzamos son, en esencia, irreversibles”.

Lograr que se popularice el combustible sostenible de aviación será difícil y costoso.

Los combustibles sostenibles de aviación “se encuentran actualmente en distintas fases de preparación tecnológica y hay importantes obstáculos tecnológicos y económicos para la ampliación de la producción y la implementación”, según un informe reciente de Rhodium Group, un grupo consultor del sector energético.

Tan solo dos empresas producen combustible sostenible de aviación a gran escala para las principales aerolíneas. World Energy, una empresa estadounidense, tiene una planta en Los Ángeles donde suministra a United y otras aerolíneas y está construyendo una nueva fábrica en Houston. Neste, una petrolera finlandesa, produce combustible sostenible para aviones en Europa.

Gevo, una empresa emergente con sede en Denver que también produce combustible sostenible de aviación a partir de etanol, comenzó a construir una planta en Dakota del Sur el año pasado.

“He trabajado durante 25 años en el sector de las energías renovables y soy uno de los más cínicos en el rubro”, opinó Patrick Gruber, director ejecutivo de Gevo. “Pero creo que ha habido un cambio en los últimos años. Las aerolíneas creen que van a tener que rendir cuentas y sus clientes les dicen que deben cambiar”.

Las nuevas leyes e iniciativas políticas también le están dando impulso a la industria.

La Comisión Europea ha propuesto que para 2025 al menos el dos por ciento del combustible de los aviones que se utilice provenga de fuentes sostenibles. Para 2050, esa cifra aumentaría a más del 60 por ciento.

La Ley de Reducción de la Inflación —la legislación climática insignia del presidente Joe Biden que el Congreso aprobó el año pasado— incluye créditos fiscales para combustible de aviones más ecológico.

El fondo de United que anunció el martes cuenta con inversiones iniciales de JP Morgan Chase, Honeywell, Air Canada y Boeing. United espera que el fondo crezca hasta 500 millones de dólares y realice unas dos docenas de inversiones en los próximos tres años, con el objetivo de expandir con rapidez el suministro y bajar los costos.

“Nuestro desafío en este momento con la aviación es que sabemos que la respuesta es el combustible sostenible”, opinó Lauren Riley, directora de sostenibilidad de United. “Simplemente no tenemos un mercado”.

Al igual que muchas empresas grandes, United Airlines ha afirmado que dejará de agregar más emisiones de carbono al medioambiente para 2050. Sin embargo, United ha tomado una postura que la ha diferenciado, pues se comprometió a cumplir ese objetivo sin utilizar compensaciones de carbono, lo cual permite que las empresas se atribuyan el crédito de las medidas que otros han tomado para reducir las emisiones de carbono, sin que en realidad limpien sus propias operaciones.

“Las compensaciones de carbono han sido una manzana de la discordia para mí porque casi todas son fraudulentas”, comentó Kirby.

United, por medio de su fondo interno de capital de riesgo, United Airlines Ventures, ya ha invertido en varias empresas de combustibles sostenibles, entre ellas Blue Blade Energy, la cual fabrica combustible sostenible a partir de etanol; Dimensional Energy, la cual está buscando la manera de fabricar combustible a partir de dióxido de carbono y agua, y Fulcrum Bioenergy, la cual está desarrollando un proceso para fabricar combustible a partir de residuos de vertedero. Estas inversiones se transferirán al nuevo fondo, llamado Sustainable Flight Fund.

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