Según John Kerry, “la realidad es que la Amazonía es una prueba para toda la humanidad” y “absolutamente crítica para su futuro”, por lo que se trata de “un tesoro extraordinario, que de alguna manera pertenece a todos”.
El enviado especial para el clima de Estados Unidos, John Kerry, ratificó este martes el compromiso del Gobierno de Joe Biden con la Amazonía y aseguró que buscará los recursos necesarios para colaborar con Brasil en esa materia.
“Hay mucho en riesgo en la Amazonía”, una zona “crítica para alcanzar las metas ambientales del planeta”, y Estados Unidos está decidido a trabajar con Brasil y también a “atraer a otros” países y a empresas privadas para colaborar con ese esfuerzo, dijo Kerry junto a la ministra de Medio Ambiente brasileña, Marina Silva.
Según el funcionario estadounidense, “la realidad es que la Amazonía es una prueba para toda la humanidad” y “absolutamente crítica para su futuro”, por lo que se trata de “un tesoro extraordinario, que de alguna manera pertenece a todos”.
En ese marco, dijo que, tanto en el plano bilateral como en el multilateral, Estados Unidos está decidido a cooperar con Brasil, tanto en los ámbitos de ciencia y tecnología, como con recursos financieros.
Kerry valoró el compromiso del Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva con la protección del medioambiente, pero también de los pueblos indígenas que habitan en las selvas amazónicas.
“Está claro que el presidente Lula y su Gobierno pretenden atender las necesidades de todas las personas en Brasil y enfrentar los desafíos de los pueblos indígenas y protegerlos contra las actividades ilegales” que desarrollan sobre todo mafias de mineros y madereros, entre otras.
Según Marina Silva, elogiada por Kerry como una de las mayores referencias medioambientales del planeta, “el gran desafío es combatir las consecuencias y efectos negativos del cambio climático” ofreciéndole al mismo tiempo mejores condiciones de vida a los casi 28 millones de personas que viven en la Amazonía.
La ministra celebró la intención de Estados Unidos de cooperar con el Fondo Amazonía, creado con donaciones de Noruega y Alemania, volcado a financiar acciones contra la deforestación en el mayor pulmón vegetal del planeta y que hoy cuenta con unos 1.000 millones de dólares.
Sin embargo, como el propio Kerry admitió que eso depende de una decisión del Parlamento estadounidense y subrayó que, además de ese fondo, existen otros mecanismos de cooperación bilaterales y multilaterales.
Entre ellos, citó el mercado de créditos de carbono, que los países más desarrollados aún no terminan de aplicar en toda su dimensión.
En ese marco, Silva incidió en que los países más ricos deben “valorar esos instrumentos económicos para la protección del clima” y cooperar no solo con Brasil, sino también con Colombia, el Congo o Indonesia, que también tienen unas vastas selvas tropicales en peligro.
Kerry y Silva acordaron continuar negociando una agenda común de cara a las reuniones del capítulo climático del G20, el grupo de las economías más desarrolladas y que ambos países integran.
Según Silva, “es fundamental que el mundo desarrollado ayude”, incluso en el fortalecimiento de las democracias en los países más pobres, pero siempre con pleno respeto a la soberanía.
“Nuestra soberanía (sobre la Amazonía) impone responsabilidad” y “buscamos ayuda”, pero enfocada desde el punto de “esa soberanía”, incidió.
Kerry ha estado dos días en Brasilia, donde se ha reunido con otras autoridades del Gobierno, con representantes del Parlamento y con organizaciones de la sociedad civil que actúan en la Amazonía y en otros ecosistemas del país.
Su visita ha estado enmarcada en lo acordado por los presidentes Biden y Lula en materia de combate a la crisis climática, durante la visita que el líder brasileño hizo a la Casa Blanca el pasado día 10.
Desde Brasil, el funcionario estadounidense se dirigirá a Panamá, donde participará en la conferencia Nuestros Océanos, que reunirá durante tres días a delegaciones de Gobiernos, la empresa privada y la sociedad civil.