Quizá el momento de hacer todo lo posible por mantener la emoción de los Oscar fue hace cinco años, cuando la transmisión de la ceremonia, por primera vez, atrajo a menos de 30 millones de personas, un 20 por ciento menos que el año anterior.
La escenografía de la edición 95 de los Premios de la Academia, que se celebrarán el domingo, es más moderna al estilo de Doctor Strange y menos rancia al estilo de la condesa viuda de Downton Abbey. Esto se traduce en un gran número de pantallas de video, incluyendo las que cubren los laterales del teatro, sin que se vea ni una sola cortina de cristal de Swarovski, el viejo recurso.
A diferencia del año pasado, en el que ocho categorías se entregaron durante una parte no televisada de la ceremonia, todos los Oscar se otorgarán en directo. Para que la transmisión sea interactiva y ayudar a los espectadores a entender mejor las categorías de artesanía, como mezcla de sonido y dirección artística, aparecerán códigos QR antes de las pausas publicitarias para dirigir a los espectadores a viñetas en internet sobre los nominados, y a imágenes y fotos del detrás de cámaras.
Para dar un nuevo impulso al programa de la alfombra roja, los organizadores de los Oscar contrataron a miembros del equipo creativo de la Gala del Met. Se espera mucha más presencia de estrellas, iluminación especializada (para que un proceso que ocurre a la luz del día parezca más propio de la noche) y una mejor integración con la entrada del teatro.
Sin embargo, algunos de los cambios más importantes —que forman parte de un esfuerzo urgente por hacer que los Premios de la Academia sean más relevantes para los jóvenes y atraigan a un público internacional más amplio— implican cosas que la mayoría de los espectadores no notarán.
La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas publicará videos de los discursos de aceptación en las seis categorías principales casi en tiempo real en TikTok y Facebook, y todos los discursos se publicarán al instante en Twitter.
Por primera vez, Disney+ retransmitirá los Premios Oscar en vivo en parte de Europa. La Academia también ha buscado nuevos socios de mercadotecnia, como Letterboxd, un sitio de redes sociales para aficionados al cine (8,4 millones de miembros, la mayoría de entre 18 y 34 años), en una triste, pero cierta admisión de que debe convencer a la gente de que debe interesarse por los Premios Oscar.
“Antes no teníamos que hacerlo”, aseguró Janet Yang, presidenta de la Academia, en una entrevista en las oficinas de la organización en Beverly Hills. “Podíamos dormirnos en nuestros laureles y dejar que se promocionara solo”.
Uno podría responder con exasperación: ¿apenas se están dando cuenta?
Quizá el momento de hacer todo lo posible por mantener la emoción de los Oscar fue hace cinco años, cuando la transmisión de la ceremonia, por primera vez, atrajo a menos de 30 millones de personas, un 20 por ciento menos que el año anterior.
Desde entonces, el número de espectadores de los Oscar ha descendido otro 37 por ciento, según los datos de Nielsen. Alrededor de 16,6 millones de personas vieron a “CODA” ganar el Oscar a la mejor película en la ceremonia más reciente, con un aumento de la audiencia después de que Will Smith abofeteara a Chris Rock en el escenario hacia el final del espectáculo.
Pero no se puede responsabilizar a Yang. No fue elegida presidenta sino hasta agosto. La Academia también tiene un nuevo director ejecutivo por primera vez en once años: Bill Kramer, exdirector del Museo de la Academia de Cine, fue nombrado para ese cargo en junio. Juntos, Yang y Kramer han aportado un soplo de aire fresco a la congestionada organización, pues han trabajado en mejorar la transparencia, calmar la revuelta de los miembros por la eliminación el año pasado de varias categorías de la transmisión en directo de los Oscar y apuntalar las tambaleantes finanzas de la Academia.
En el pasado, según Yang, “muchas instituciones culturales creían que debían estar en lo alto de una colina, un poco más protegidas, casi intocables”. Añadió que la propia Academia se sentía como “una torre de marfil”, pero que ahora era “una época diferente” y “una cultura diferente”.
ABC tiene los derechos exclusivos para retransmitir la ceremonia de los Oscar hasta 2028 y proporciona a la Academia alrededor del 80 por ciento de sus ingresos anuales. El año pasado, los ingresos relacionados con los Oscar fueron de 137,1 millones de dólares, según declaraciones financieras. Los gastos relacionados con los premios ascendieron a 56,8 millones de dólares.
La cadena de televisión generó unos 139 millones de dólares en 70 anuncios durante la gala del año pasado, según Vivvix, que da seguimiento al gasto en publicidad. (A modo de comparación, ABC obtuvo unos 129 millones de dólares en 56 anuncios en 2020). La transmisión de la alfombra roja previa a la ceremonia aportó otros 16 millones de dólares en ingresos publicitarios.
Para asegurar un contrato de distribución de valor similar cuando expire su acuerdo con ABC, la Academia debe invertir el descenso de audiencia. Un acuerdo menos lucrativo podría poner en peligro algunas de las actividades de la organización durante todo el año, incluida la restauración de películas. “Es muy importante para el sustento y el futuro de la organización, así que es mejor afrontarlo”, comentó Yang.
Linda Ong, directora ejecutiva de Cultique, una consultoría de Los Ángeles que asesora a empresas sobre cómo cambiar las normas culturales, dijo que la gente seguía interesada en los ganadores de los premios y lo que decían. El problema para la Academia, afirmó, es que “la gente no siente la necesidad de ver el espectáculo para formar parte de la conversación”.
“Solo ven algunos fragmentos de video en redes sociales”, añadió.
Ong señaló que, en una decisión otrora impensable que refleja la pérdida de relevancia de los Oscar, el final de temporada de “The Last of Us”, el popular drama postapocalíptico de HBO, se emitirá al mismo tiempo que la ceremonia. “Es una gran señal cultural”, señaló.
La Academia confía en que los índices de audiencia de Nielsen para los Oscar suban el domingo. Está previsto que grandes estrellas de la música, como Rihanna, interpreten sus canciones nominadas; Lenny Kravitz actuará durante el segmento “In Memoriam”. Sin embargo, Lady Gaga estará ausente, pues los productores de los Oscar dijeron el miércoles que estaba demasiado ocupada con el rodaje de una película como para interpretar su canción nominada de “Top Gun: Maverick”.
Según las bases de datos de ventas de boletos, el grupo de nominados a la mejor película nunca había incluido a más de una cinta que hubiera generado 1000 millones de dólares en taquilla, y este año hay dos. “Top Gun: Maverick” recaudó 1500 millones de dólares, y “Avatar: El camino del agua”, ganó 2300 millones. La favorita a la mejor película, “Todo en todas partes al mismo tiempo”, generó 104 millones de dólares en ventas de entradas. (La audiencia tiende a aumentar cuando están nominadas películas populares).
En todo caso, la Academia espera que la gala del domingo se desarrolle sin sobresaltos. En el pasado, la Academia empezaba a planificar los Oscar en noviembre. Esta vez, la planificación comenzó en junio.
“Debería tratarse de la unidad y la celebración de esta industria”, afirmó Kramer. “La gente sigue consumiendo películas. A la gente le encanta el cine. Quizá lo consumen más en los servicios de emisión en continuo que hace unos años. Pero este arte es tan relevante como siempre”.