La vuelta a Vietnam casi 56 años después reavivó en Mathews los recuerdos de la cruenta batalla de Dak To en 1967, en las montañas del centro del país, cuando tras cuatro días de intenso combate encontró entre los macutos olvidados de varios soldados norvietnamitas el pequeño diario.
Más de 55 años después de encontrar el diario de un soldado vietnamita tras una cruenta batalla durante la guerra, el veterano estadounidense Peter Mathews ha regresado a Vietnam para devolvérselo a la familia del antiguo enemigo, fallecido en el conflicto.
“Cuando se lo devolví a la familia fue un alivio. Por fin hice que el cuaderno llegara a casa. Nunca lo vi como propiedad mía, pertenece a la familia”, dice a EFE este exmilitar por teléfono desde Ho Chi Minh (antigua Saigón).
La vuelta a Vietnam casi 56 años después reavivó en Mathews los recuerdos de la cruenta batalla de Dak To en 1967, en las montañas del centro del país, cuando tras cuatro días de intenso combate encontró entre los macutos olvidados de varios soldados norvietnamitas el pequeño diario, que parecía llamarle.
“En cuanto lo vi decidí que lo iba a guardar. Se suponía que tenía que entregarlo todo a mis superiores, pero lo hubieran tratado como cosas de la guerra, sin ver al ser humano que había detrás, así que no se lo enseñé a nadie. Lo metí en mi bolsillo y lo llevé de vuelta a Estados Unidos”, relata.
No fue hasta el pasado 5 de marzo cuando entregó el diario a la familia del soldado en la provincia de Ha Tinh, en el norte de Vietnam.
CALIDAD DE LOS DIBUJOS
Hace 55 años, Mathews comprendió de un primer vistazo que no se trataba de un documento cualquiera, le llamaron la atención la calidad y el detalle de los dibujos, la bella caligrafía de lo que parecían ser poemas, canciones y entradas de diario escritos en vietnamita.
“Entendí que era más que un simple soldado, debía ser alguien con una buena educación. Cuando se lo entregué a sus hermanas les dije que él había entregado su vida por una causa y tuvo éxito y ahora además tienen un valioso objeto suyo”, dice el veterano, de 77 años.
Encontró el diario 30 días antes de que terminara su periodo de servicio de un año en Vietnam, un angustioso mes en que el cuaderno estuvo casi siempre en su bolsillo protegido por un plástico y en que, después de la traumática experiencia de Dak To, ya no estaba seguro de volver a su casa en Nueva Jersey.
Cuando lo hizo, guardó el diario junto a sus pertenencias de su año en el Ejército, con la idea de devolvérselo a la familia en cuanto pudiera, pero los años fueron pasando, llenos de ocupaciones diarias que le impedían volver sobre ese vestigio de aquella guerra de la que nunca había hablado a sus propios hijos.
“Lo único que lamento es que me haya llevado tanto tiempo devolvérselo a la familia. Lo que ocurre es que te casas, tienes hijos y cuando te das cuentas los años han pasado muy rápido”, comenta.
BÚSQUEDA DE LA FAMILIA
Mathews no emprendió la búsqueda de la familia hasta que el verano pasado se puso a hojear el diario de 93 páginas y encontró en la parte final lo que parecía ser el nombre de su autor, Cao Van Tuat, junto a su dirección.
El siguiente paso fue pedir a unos amigos originarios de Vietnam del Sur y residentes en EE.UU. desde su derrota en la guerra que le tradujeran unos textos por si ayudaba a acelerar la búsqueda.
“Al principio me decían que era un libro de propaganda del enemigo, pero cuando fui a verles y les enseñé las páginas tan bellas ya no veían al enemigo sino a la persona que había detrás, una persona con cierto talento”, relata.
Con esa ayuda lanzó en enero la búsqueda publicando imágenes y textos en las redes sociales y contó la historia a un diario local de Nueva Jersey, lo que ayudó a su rápida propagación y a que, con ayuda financiera de particulares y empresas, viajara a Vietnam a entregarlo apenas dos meses después.
La historia dio el salto del periódico estadounidense a la prensa vietnamita y en pocos días, el nombre y la dirección permitieron a las autoridades identificar al soldado caído y localizar a su familia.
“Me impresionó lo bien que han guardado los registros, no pensaba que lo tendrían porque veíamos al Ejército norvietnamita como algo caótico”, confiesa.
La entrega tuvo lugar el pasado 5 de marzo en un pueblo de Ha Thinh, en un acto organizado por las autoridades en que el veterano dio un discurso contando su historia con el diario y en la que lamentó no tener más tiempo para conversar con los familiares de su antiguo enemigo.
“Les escribiré una larga carta al volver a casa”, dice.
HERIDAS DE LA GUERRA
Tras unos días de estancia en Vietnam, en que ha comprobado el inmenso cambio del país (“no lo reconozco”, admite), cuenta que toda esta aventura le ha permitido sanar algunas heridas emocionales que arrastraba desde el conflicto, hacer las paces con el soldado que fue y abrirse a su familia.
“Gracias a esto mis hijos han descubierto mucho sobre la guerra y sobre mí porque nunca hablaba de ello. Me he abierto contando buenos y malos recuerdos y mis hijos están muy contentos. Me ha ayudado de esa manera porque he acercado esta parte de mi vida a mis hijos y lo agradezco. Me siento bien”, cuenta.
A punto de regresar a su casa después de casi diez días en Vietnam en los que ha dormido “en una cama y no en el barro como hace 56 años”, se siente satisfecho de cerrar este capítulo.
“A veces la vida da giros que no esperas, y este ha sido uno bueno”, concluye.