Dejemos de ser pobres y dóciles

Dejemos de ser pobres y dóciles
El autor es diplomático de carrera, exembajador en varios países de América y empresario. Foto, cortesía.

Estamos seguros que podemos repetir una experiencia que dejó huellas en todos esos profesionales que hoy sirven al país, eligiendo a quien ya tiene un trabajo recorrido en ese sentido, como lo es Martín Torrijos. Esto puede iniciar la cuenta regresiva para dejar de ser pobres y sumisos.

Con mucha frecuencia escuchamos a grandes analistas económicos que ni la abundancia de los recursos naturales, ni el tamaño de un país hacen que la economía de los mismos sea floreciente. Ejemplos los tenemos en Europa, Asia y otras zonas de la geografía universal.

No es un secreto que el desarrollo de estos países va ligado a las inversiones en educación, misma que ha permitido que países como Suiza, Dinamarca, Corea del Sur y Japón, entre otros, con limitados territorios y recursos, sean hoy potencias económicas.

En Panamá, el Estado en vez de actuar como un padre responsable y educar a sus hijos para que no dependan de otros, los convierte en dependientes, garantizando programas de ayudas y subsidios, para que nunca dejen de elegir a aquellos que le sigan garantizado esas miserables ayudas y que al final los convierte en adictos al sistema.

La única excepción se dio durante la administración del 2004-2009, donde el presidente Martín Torrijos dedicó un presupuesto importante para que miles de panameños se formaran en los mejores centros educativos del mundo.

Poder ingresar a universidades prestigiosas dejó de ser un privilegio para unos cuantos para convertirse en una oportunidad alcanzable por todo aquel que reunía los créditos para hacerlo, sin limitaciones.

Hoy día no se beca para centros educativos de gran prestigio dentro del sector agrario, como el Zamorano, porque los que manejan los recursos en el Ifarhu consideran que es una educación onerosa; sin embargo, disponen de grandes sumas para auxiliar a seudo estudiantes vinculados a políticos de turno y de los cuales no se espera ninguna retribución a la nación.

Tenemos la oportunidad de repetir esa experiencia, sólo el deseo de construir una economía fuerte a través de la educación se puede dar con la elección de un presidente con visión de Estado, que ayude a la juventud a formarse como líderes para que la patria deje de tener dueños que logran su poder por medio de mantener a una población subyugada por las necesidades más elementales.

Estamos seguros que podemos repetir una experiencia que dejó huellas en todos esos profesionales que hoy sirven al país, eligiendo a quien ya tiene un trabajo recorrido en ese sentido, como lo es Martín Torrijos. Esto puede iniciar la cuenta regresiva para dejar de ser pobres y sumisos y convertir a Panamá en una potencia económica.

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