Los políticos serios y patrióticos deben luchar por mantener la paz en el país, mediante el impulso de legislaciones cónsonas que permitan la participación de los ciudadanos en todas las acciones que se tomarán para el futuro de la República.
¿Cuántos de nosotros hemos recibido una verdadera educación cívica durante nuestros años de estudios y más allá? Ahora que se han iniciado las campañas electorales para el 2024, ¿cuántos estamos preparados para ejercer verdaderamente nuestros derechos y deberes como ciudadanos? Para ejercer con toda conciencia nuestras funciones y responsabilidades en el Estado democrático llamado Panamá, debemos poner atención a nuestros conocimientos democráticos.
Esa enseñanza patriótica nos conducirá por el camino de una verdadera liberación para escoger a quienes regirán los destinos políticos y administrativos del país durante el próximo quinquenio. Así podremos esperar que en el país se desarrolle una administración pública seria y transparente durante ese periodo.
La democracia es un sistema político, cuyos principios pragmáticos consisten en defender la soberanía nacional y el derecho a elegir a sus gobernantes mediante el sufragio limpio y sin imposiciones. Esto significa que debe abolirse la mala práxis de la compra del sagrado voto, aprovechándose de las necesidades de los votantes con unos dólares.
Piensan que con esa solución momentánea les resolverán sus carencias futuras, pero solo los están condenando a mantenerse en su pobreza por cinco años más y así sucesivamente. Solo a través de políticas de Estado bien cimentadas y acordes para resolver las necesidades de la población, se podrán realizar unos comicios verdaderamente saludables para la Nación panameña .
Los políticos serios y patrióticos deben luchar por mantener la paz en el país, mediante el impulso de legislaciones cónsonas que permitan la participación de los ciudadanos en todas las acciones que se tomarán para el futuro de la República.
Mediante las consultas populares, una herramienta democrática que no se realizan como manda la ley, se puede lograr que la población participe de manera organizada en la aceptación de todos los proyectos que se tomen para mejorar las comunidades, ya sean carreteros, construcciones de escuelas, de potabilizadoras, propuestas sociales o cualquier otro que signifiquen inversión de dinero público.
Todo ciudadano, no importa su clase social, tiene derecho a organizarse voluntariamente como parte de una democracia representativa y participativa para defender sus derechos como parte integral de una Nación.
Pero es importante que se prepare cívicamente por medio del estudio de los conceptos que ofrece la educación cívica para lograr una sociedad en la cual esta doctrina, que nació en Atenas en la antigua Grecia hace miles de años, todavía representa una forma representativa y participativa para lograr paz, prosperidad y liberación personal.
El mundo actualmente está inmerso en una dura batalla política en países cuyos gobiernos luchan para mantener la democracia, mientras en otros los gobiernos sojuzgan a las poblaciones y las mantienen en un estado aberrante de pobreza, además de aprobar leyes inhumanas que no respetan los derechos individuales.
Todo programa de educación cívica debe formular un ideal de futuro próspero para cada individuo de la sociedad y debe ser una actividad de verdadero aprendizaje pragmático del contendido de la Constitución política, mantener el respeto a los demás, a los drechos humanos, tener tolerancia, responsabilidad compartida y propugnar la coexistencia pacífica.
En conclusión, el ciudadano debe tener el poder y la capacidad de crear y participar de una sociedad democrática y llevar a buen puerto la fiesta democrática, esta vez, la de mayo de 2024.