Más allá del café, el Eje Cafetero colombiano se convierte en un edén para avistar aves

Más allá del café, el Eje Cafetero colombiano se convierte en un edén para avistar aves
Fotografía sin fecha cedida por la alcaldía de Pereira, de una ave en el Parque Ucumarí, en Santa Rosa (Colombia). EFE/ Alcaldía de Pereira.

Formado por los departamentos de Caldas, Risaralda y Quindío y situado en el occidente del país, además de ser conocido por elaborar uno de los mejores cafés de Colombia, el Eje Cafetero es hogar de un inmenso número de animales, especialmente aves.

Enclavado entre las dos cordilleras centrales de Colombia, el Eje Cafetero se ha convertido en un lugar privilegiado para avistar aves, donde los turistas pueden disfrutar de algunas de las 2.000 especies de pájaros que han hecho a Colombia el mejor país para esta actividad en 2022.

Formado por los departamentos de Caldas, Risaralda y Quindío y situado en el occidente del país, además de ser conocido por elaborar uno de los mejores cafés de Colombia, el Eje Cafetero es hogar de un inmenso número de animales, especialmente aves que se esconden en este paisaje de bosque andino colombiano.

Pero no son muchos los lugares con acceso para turistas, que se adentran curiosos mirando el movimiento de las ramas de los gigantescos árboles, con la esperanza de encontrar algún pequeño colibrí, el autóctono loro orejiamarillo o la imponente y difícil de divisar águila real.

Uno de estos pocos lo lugares que permiten la entrada a cientos de turistas es la finca Buenos Aires, ubicada en la joya de la corona del departamento de Risaralda, el Parque Ucumarí, que conecta el parque de los Nevados, donde se encuentra el volcán Nevado del Ruiz, con el Santuario de Fauna y Flora Otún Quimbaya.

UNA ASOMBROSA FLORA

Una vez en el interior de este bosque, al que solo se puede entrar con personal autorizado bordeando el río Otún, la principal fuente de agua de los municipios cercanos, se puede observar una gran variedad de flora propia del bosque andino colombiano, como son las orquídeas o la palma de cera cafetera, especies únicas de la zona.

Entre árboles que superan los diez metros con suerte se avistan las huellas que dejan a su paso los pumas que recorren este bosque de un lado a otro alejados de la ciudad e intentando no ser reconocidos por los emocionados visitantes.

La gran flora que hace presencia en el lugar permite que habiten 360 especies de aves, siete de ellas únicas en Colombia, que se camuflan entre los árboles y que solo son posibles de avistar si te quedas mirando fijamente durante horas, además de la dificultad de que si llueve, todos los pájaros huyan a buscar refugio.

El recorrido tiene una sorpresa final, ya que después de una larga caminata en la que hay que ir con los cinco sentidos puestos en las ramas y las hojas existentes en el suelo húmedo para no sufrir caídas, se encuentra la cascada Los Frailes, un regalo de 70 metros de altura sobre la que cae agua del río Otún, que inicia su recorrido en el parque de los Nevados.

“Es una de la reservas más importantes, más grandes y más estudiadas del departamento de Risaralda”, explicó a EFE el presidente de la Asociación Comunitaria Yarumo Blanco, Jimmy Monsálvez.

LA PAVA CAUCANA, EL AVE EMBLEMÁTICA DE PEREIRA

Una de las aves endémicas que se pueden divisar en la finca Buenos Aires es la pava caucana, ave emblemática de Pereira, capital de Risaralda, y en peligro de extinción.

Aunque pudiese parecer que este lugar siempre ha estado al margen de cualquier acción humana, lo cierto es que tiene una larga historia en la que ha sufrido procesos de recuperación que también afectaron, como si de una relación se tratara, a la pava caucana.

Los conflictos que se produjeron en Colombia en torno al año 1800 provocaron que los antioqueños -los habitantes del vecino departamento de Antioquia- encontrasen un refugio y se asentasen en medio de la naturaleza, provocando que se fuese degradando con el tiempo y que la pava caucana se creyese extinta.

“Cuando llegaron los colonos la pava era muy abundante, pero cuando se fueron destruyendo los bosques de la zona la pava fue perdiendo su hábitat”, relató Monsálvez.

Sin embargo, y para el beneficio de una de las zonas más ricas en naturaleza del Eje cafetero, estos colonos fueron abandonando el territorio provocando la recuperación de este bosque primario y la vuelta del ave emblema de Pereira, que “se ha convertido en una especie protegida porque solo se puede ver aquí”, dijo este guía.

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