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¿Podrá la luz alumbrar nuevamente a Venezuela?

¿Podrá la luz alumbrar nuevamente a Venezuela?
Guillermo "Willy" Cochez, Analista político. Foto: Archivo.

Así como el Libertador Simón Bolívar fue el factor clave para independizar a Panamá de España en 1821, junto a otros cinco países del hemisferio, corresponde a nuestro país, fieles seguidores del pensamiento bolivariano, colaborar en el proceso de independizar nuevamente a Venezuela tras 25 largos años de autoritarismo y tiranía.

Es hartamente conocido que, la mal llamada revolución bolivariana, ha ocasionado que, uno de los países más ricos del continente, haya pasado a ser de los de mayor extrema pobreza y foco de la más extensa red de corrupción, narcotráfico y crimen organizado.

Venezuela no solamente se ha convertido en un país pobre lleno de todo tipo de carencias en materia de salud, educación y alimentación. Pasó de ser gran exportador de petróleo, con las mayores reservas del mundo, a convertirse en un país que expulsa a su propia gente quienes, por la falta de oportunidades y el régimen de terror que viven, ocho millones han huido de su país.

Muchos de ellos sueñan con una vida mejor en Estados Unidos, para lo cual cruzan por cientos de miles Colombia y el Darién en Panamá, exponiéndose a toda clase de penurias y violencias.

Gracias a Dios emerge una tenue luz al final del túnel. Hay que aprovecharla. El próximo 28 de julio se celebrarán en la tierra de Bolívar elecciones presidenciales, colocando al país en el centro de la atención mundial, harta de todos los problemas que el régimen venezolano causa al resto de sus vecinos, a la región y al mundo entero.

Nadie discute que el primer triunfo de Hugo Chávez en 1999, fue democrático. El hartazgo contra la clase política que existía en el país hizo emerger a una especie de Mesías que, a los pocos años su administración se convirtió en la más corrupta y dilapidadora de la historia americana.

Terminó, a cambio de nada, entregándole a Cuba prácticamente toda su razón de ser como Nación. En ese proceso, el ilegal sucesor de Chávez, Nicolás Maduro que, por haber nacido en Colombia, no podía presidir el país, terminó sus alianzas mundiales con China, Rusia e Irán para convertir el país en una especie de cueva de lo peor del mundo entero.

Posteriormente, tras el referéndum revocatorio a Chávez en 2004, al cual asistí como observador internacional, trocaron el resultado para mantener el régimen dictatorial, a pesar de la decisión popular que dijo: Basta ya, al régimen chavista. De allí, a la fecha, se han sucedido varios fraudes que han mantenido a los mismos en el poder.

El 28 de julio se celebrarán elecciones presidenciales para que supuestamente ese país escoja sus nuevas autoridades. El régimen presidido por Maduro ha hecho todo lo posible para entorpecer el proceso.

Primero inhabilitando ilegalmente a la lideresa María Corina Machado, la ganadora de las primarias opositoras, así como a quien ella escogió para reemplazarla, la académica Corina Yoris, en el camino poniendo sin razón presos a muchos dirigentes opositores para atemorizar a la población.

Nada de esto ha servido para impedir que María Corina, con una capacidad estratégica increíble, continúe aglutinando multitudes por donde vaya, llevando de la mano al escogido para ser el estandarte opositor, el diplomático Edmundo González Urrutia, quien inesperadamente logró inscribir su candidatura, impidiendo que también se la inhabilitaran.

 Al continente americano le conviene una transición democrática pacifica en Venezuela, porque promoverá que sus habitantes puedan tener esperanzas de que en su país todo puede regresar a la normalidad y poder volver a aspirar a una vida digna donde existan las oportunidades que la dictadura ha cercenado por más de 25 años.

A sus vecinos, sobre todo Colombia y Brasil, receptores de la mayor cantidad de refugiados venezolanos y que, tanto sus mandatarios Gustavo Petro y Lula da Silva, reiteradamente piden a Maduro fomentar unas elecciones libres con la mayor observancia internacional y sin represión alguna, también les conviene.

Por igual, sería de beneficio para Panamá volver a tener a Venezuela como uno de sus históricos socios comerciales. La suerte está echada. La capacidad de liderazgo de María Corina ha tendido la mano a los gobernantes actuales de Venezuela porque el país, para recuperarse de tantos años de ignominia, requerirá del esfuerzo de todos, inclusive los chavistas, para enrumbarse por el sendero democrático perdido tanto tiempo atrás.

Así como Bolívar fue factor importante en la liberación de América del yugo español, incluyendo el istmo de Panamá, los panameños tenemos que ser solidarios con estas justas aspiraciones de los demócratas venezolanos, quienes merecen que la luz vuelva a brillar en su bello país.

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