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Biden dice “gobernando el mundo” pasa “un test cognitivo” todos los días

Biden dice “gobernando el mundo” pasa “un test cognitivo” todos los días
Joe Biden. Foto: EFE, EPA, MICHAEL REYNOLDS.

Bromea que no puede correr 100 metros en 10 segundos, pero asegura que está “en buena forma”

Tras ocho días enteros recibiendo palos, editoriales y columnas durísimas de los medios de comunicación más afines, y peticiones de que se haga a un lado y abandone para que un candidato demócrata pueda derrotar a Donald Trump, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha dado por fin la cara este viernes por la noche en una entrevista de 22 minutos en ABC News, informó el diario catalán El Periódico.

Un cara a cara con George Stephanopoulos, uno de los rostros icónicos de la cadena, exasesor de Comunicación de Bill Clinton y un entrevistador amable pero insistente que le ha presionado, apremiado y preguntado de 1,000 formas diferentes si de verdad cree estar en condiciones de competir, de derrotar a Trump y de gobernar cuatro años más.

EFE/Will Lanzoni

La respuesta de Biden a todas las preguntas sobre su salud, física y mental, es que está bien. Y que lo que han visto en bucle cientos de millones de personas de todo el planeta fue únicamente “una mala noche”.

“No me presentaría si no lo creyera. ¿Puedo correr los 100 metros en 10 segundos? No, pero estoy en buena forma” ha respondiendo negando reiteradamente que esté “más frágil” o que detrás de esa noche fatídica haya una enfermedad, un problema mayor del que nadie esté informando al público.

EFE/Jim Lo Scalzo/Giorgio Viera

A la cuestión de si estaría dispuesto a pasar algún tipo de examen neurológico, el presidente ha dicho que sus tareas son el mejor ejemplo de su estado y que “cada día pasa un test cognitivo gobernando el mundo”, y ha puesto como ejemplos conversaciones con líderes mundiales, como la del propio viernes con el nuevo primer ministro británico o con el jefe del régimen israelí.

“No es una hipérbole, no solo estoy haciendo campaña, somos la nación esencial del mundo”, ha afirmado.

La entrevista no era de política o de políticas. No buscaba saber qué lo diferencia de Donald Trump, de los republicanos, o cuáles son los puntos fuertes de la campaña.

La entrevista de esta noche era un examen en sí misma, si no cognitivo, casi. El objetivo, el único, era ver en qué estado está, si era capaz de dar la vuelta a la pésima imagen que dejó.

Foto/EFE.

En el debate estuvo ausente, errático, perdido por momentos. Incapaz de hilvanar argumentos, de recordar datos, de terminar frases.

El Biden de esta noche ha estado mucho mejor, sin duda alguna, pero no brillante. Ha aguantado estoicamente las preguntas de Stephanopoulos, algunas difíciles de tragar y hasta humillantes cuando tu meta es gobernar la primera economía mundial.

Sin errores, sin silencios incómodos y sin perder la concentración, pero lejos de la brillantez que hubiera necesitado.

Foto/EFE.

La sensación que deja es que es alguien al final de su carrera, no con el hambre, la fuerza y el respaldo necesario para cuatro años más. Biden ha dicho que hará todo lo que pueda, y si a pesar de eso pierde, no tendrá remordimientos.

Quienes tuvieran dudas sobre si el presidente de verdad tiene opciones de ganar, probablemente no las han despejado. Han visto a un hombre mayor, sobrado de confianza aparentemente, pero obligado a defenderse, en vez de presumir de sus logros. “Las elecciones son sobre el mañana, no sobre el ayer”, la ha espetado el periodista.

A la pregunta si de aceptaría hacerse a un lado si las opciones de ganar a Trump fueran nulas, el presidente se ha reído y se ha remitido a su Fe: “Si el señor Todopoderoso bajara y me dijera que me retirara, lo haría. Pero el Señor no va a bajar”, ha dicho entre risas y tratando de contrarrestar las encuestas, que dan a Trump una ventaja de entre tres y seis puntos, o a los índices de popularidad.

Casa Blanca.

“La necesidad de que se haga a un lado es más urgente esta noche que cuando lo dije por primera vez el martes”, ha reaccionado el congresista Lloyd Doggett, el primer demócrata de la Cámara de Representantes (hasta tres lo han hecho esta semana) en pedir que el presidente abandonara.

“Puede que no seamos el Señor Todopoderoso, pero el riesgo de una presidencia de Trump, de destruir nuestra democracia, de hacerse cargo del gobierno y no devolverlo nunca más, es tan grande que nuestro candidato tiene que ser más fuerte”, ha añadido.

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