Formarán un gobierno provisional de reconciliación y pactarán las condiciones para la gestión posbélica
Cuando hayan sido contados los cadáveres y edificios derruidos, no habrán dejado los ataques israelíes más buenas noticias para Palestina que lo ocurrido el martes en Pekín: El compromiso de todos los grupos para superar décadas de rivalidades y caminar juntos en la reconstrucción, informó el diario catalán El Periódico.
Hamás y Fatah, enemigos enconados, han firmado junto a otras 12 facciones un acuerdo para “acabar con la división y fortalecer la unidad palestina” que persigue, entre otras cuestiones, el control palestino sobre Gaza. Ha sido bautizado ya como La declaración de Pekín y supone otro éxito de la diplomacia china como mediadora en una zona de tradicional influencia estadunidense.
El acuerdo fija los cimientos para un “gobierno interino de reconciliación nacional”, ha desvelado Wang Yi, anfitrión y ministro de Exteriores chino.
Los tres días de intensas negociaciones han fructificado también en la formación de un liderazgo palestino que allane el camino hacia las elecciones de un nuevo Consejo Nacional Palestino y una declaración conjunta contra los ataques de Tel Aviv.
Ese aspecto era primordial para “bloquear los esfuerzos israelíes de crear una estructura de colaboradores”, ha revelado Mustapha Barghouti, líder de la Iniciativa Nacional Palestina. El acuerdo, ha añadido, va mucho más allá de los anteriores.
Las partes otorgan a la Organización de Liberación Palestina (OLP) la única representación del pueblo palestino, formarán un gobierno provisional de reconciliación y pactarán las condiciones para la gestión posbélica.
Hay aspectos aún confusos. Por ejemplo: Cuál será el papel de Hamás, ajena a la OLP, la coalición de partidos que firmó un acuerdo de paz con Israel en 1993.
La cuestión no es trivial porque la elefantiásica reconstrucción involucrará a buena parte de la comunidad internacional y muchos gobiernos son reticentes a colaborar con una organización que han calificado de terrorista. Israel no contempla más solución que aniquilarla.
Fatah domina la OLP y gobierna en Cisjordania mientras Hamás gestiona Gaza. En los últimos meses, mientras las bombas caían, se cruzaron acusaciones serias. Mahmud Abbás responsabilizó a Hamás de desencadenar la guerra con su ataque del 7 de octubre y esta ha reprochado a Fatah su presunto alineamiento con Tel Aviv.
Ni los países árabes ni Estados Unidos lograron durante décadas lo que ha conseguido Pekín. “La reconciliación es un asunto interno de las facciones palestinas, pero al mismo tiempo no puede ser alcanzada sin el apoyo incondicional”, ha dicho Wang Yi, el encallecido jefe de la diplomacia china.