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Rascacielos de cerdos, así lleva China su industria porcina

Rascacielos de cerdos, así lleva China su industria porcina

Estrena la mayor granja del mundo, dos torres de 26 pisos para criar 1.2 millones de cerdos al año

La mirada que divaga por la apacible cuenca del Yangtsé, rozando desde sus frondosas colinas esmeraldas hasta la superficie añil de sus lagunas en calma, de súbito queda aplastada bajo una mole de cemento gris. Dos rascacielos de cemento armado, inabarcables en una sola ojeada, impugnan toda naturaleza. El portón de entrada da la bienvenida a Ganadería Moderna Hubei Zhongxin Kaiwei, la mayor granja porcina del mundo, informó el diario español ABC.
Su existencia, rotunda por cientos de miles de toneladas, entrevera historia, cultura, moral, geopolítica, agricultura, medio ambiente y tecnología para brindar satisfacción industrial a una necesidad primitiva: El hambre saciada.
Efluvios animales avivados por la temperatura se extienden pasillos adentro y envuelven a los ejecutivos vestidos con camisas de manga corta que acceden a la sala de juntas. Preside la estancia una colosal pantalla de cinco metros de alto por diez de largo, dividida en veinticinco monitores. El primero muestra a un grupo de hombres encorvados ante sus respectivos ordenadores. El resto, cientos de cerdos.
Foto/Archivo.
Esas escenas que las cámaras de seguridad capturan tienen lugar al otro lado de la ventana, en el interior de aquellas imponentes torres: 95 metros de alto por 220 de largo por 65 de ancho. Cada bloque puede criar 600,000 chanchos al año, 1.2 millones en total. Cada piso tiene capacidad para 11,000 de ellos. Cada cerdo permanece en una misma planta desde su nacimiento hasta su sacrificio, un itinerario vital de entre seis y siete meses, lo que tardan en alcanzar 140 kilos a base de maíz, soja y trigo de producción doméstica.
Granjas masivas como Zhongxin Kaiwei constituyen un remedio reciente a una situación crítica.
En el 2018 surgieron los primeros casos de una pandemia de peste porcina africana que al año siguiente asoló el país.
China tomó entonces la drástica decisión de cortar por lo sano sacrificando al 60% de sus piaras, es decir, un cuarto de la cabaña mundial de cerdos desapareció.
Ninguna vianda colma como el puerco los planos chinos  –allí acaba la mitad de la producción global– y en consecuencia el animal ha dejado una impronta sustancial en la psique colectiva, hasta el extremo de que el sinograma «casa» se compone de dos elementos: Un cerdo y un techo.
Esta fotografía de archivo tomada el 10 de agosto de 2018 muestra cerdos descansando en un corral en una granja de cerdos en el condado de Yiyang, en la provincia central china de Henan. Foto: Archivo.

 

Para garantizar el suministro, las autoridades recurrieron en septiembre del 2019 a su “reserva estratégica de cerdo”, un depósito de un millón de toneladas de carne congelada. “También impulsaron préstamos muy asequibles al sector”, añade Rogers Pay, “el origen de estas construcciones verticales”.
Las granjas maximizan los réditos de la digitalización aplicada a economías de escala. “La estructura vertical reduce en un 95% el suelo necesario para criar un millón de cerdos y permite que un solo individuo supervise 1,500 animales”, detalla Jin.
Sus logros más rutilantes atañen al medio ambiente. “El proyecto ha alcanzado los objetivos de cero residuos sólidos, cero vertidos de aguas residuales y emisiones de gases ultrabajas”, continúa el directivo.
“Los excrementos se transportan a otro lugar para realizar la fermentación y luego se convierten en biogás empleado como combustible, es el sistema más avanzado de China en la actualidad”.

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