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2024 o el año de la transformación geopolítica de Oriente Próximo

2024 o el año de la transformación geopolítica de Oriente Próximo
Fotografía de archivo de tiendas de campaña instaladas por palestinos desplazados internos a lo largo de la playa en Deir Al Balah, en el centro de la Franja de Gaza, el 12 de octubre de 2024.EFE/EPA/Mohammed Saber

Irán atraviesa un momento de debilidad, tras los golpes israelíes a sus aliados del denominado Eje de la Resistencia: Hamás, Hezbolá y los hutíes del Yemen

El año 2024 pasará a la historia como punto de inflexión para Oriente Próximo, tras quedar la Franja de Gaza devastada por la agresión israelí, un Líbano sumido en una frágil tregua con Israel, un Irán debilitado por los golpes asestados a Hezbulá y una Siria inmersa en una transición incierta tras la rápida caída del régimen de Bachar al Asad, informó el diario español El Periódico.

Para los 2.3 millones de gazatís, este año no se ha diferenciado mucho de cómo terminó el 2023: Cerca del 90% de la población sigue forzosamente desplazada y malviviendo en tiendas de nailon, en gran parte debido a las restricciones israelís. La llegada del invierno está agravando la situación, sin que cesen los ataques israelís y con una infraestructura sanitaria cada vez más destrozada.

Más de 45,500 gazatís han muerto -la mayoría mujeres y niños, en una matanza bélica que también ha destruido el 87% de las viviendas y que este año ha ido adquiriendo más tintes de encaminarse hacia una posible ocupación israelí permanente.
Israel no solo ha consolidado este 2024 una extensa “zona de amortiguación” de al menos 1.5 kilómetros de ancho, sino que también controla dos vías logísticas: El Corredor de Filadelfia -fronterizo con Egipto-, y el de Netzarim, al sur de la norteña ciudad de Gaza.

Tan solo un día después del estallido de la guerra de Gaza en octubre de 2023, la milicia-partido chií libanés Hezbolá abrió un frente de apoyo desde su lado de la frontera con Israel, con enfrentamientos de baja intensidad que fueron recrudeciéndose con el paso de los meses.

 

El humo se eleva tras un ataque aéreo israelí. Archivo. EFE/

 

El 23 de septiembre, tras un verano especialmente convulso, Israel comenzó una ofensiva de bombardeos aéreos sin precedentes contra el Líbano, atacando principalmente el sur y este del país, pero también los suburbios del sur de Beirut, entonces bastión de Hezbulá.

En cuestión de días, 1.5 millones de personas tuvieron que abandonar sus hogares, provocando la peor crisis de desplazados de su historia y, semanas después, los bombardeos israelís alcanzaron importantes ciudades históricas como Tiro o Baalbek.

Más de 4,000 personas han muerto y otras 16,000 han resultado heridas en el Líbano en 14 meses de conflicto.

Durante esta guerra, la tercera entre Israel y el Líbano, la cúpula y toda la cadena de mando de Hizbulá fue eliminada en casi su totalidad, con el asesinato incluso de Hasán Nasrala, su líder durante las últimas tres décadas, ahora sustituido por su número dos, Naim Qassem.

El movimiento chií, uno de los aliados de Irán en la región, afrontó además desde el 1 de octubre una invasión israelí terrestre en el sur de su territorio, hasta que ambas partes acordaron, a finales de noviembre, un alto el fuego mediado por Estados Unidos, que requiere que Israel abandone gradualmente las zonas que ocupó en el Líbano.

 

Advertencia de dirigente Hizbulá
El vice secretario general del grupo chií libanés Hizbulá, Naim Qassem. Foto, EFE/EPA/WAEL HAMZEH. Archivo.

 

Ambos tienen hasta finales de enero para trabajar en la implementación de la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, que ya puso fin a la segunda guerra del 2006. Mientras tanto Israel como las autoridades libanesas denuncian violaciones del frágil alto el fuego.

Como patrocinador principal de Hezbolá, Irán atacó hasta en dos ocasiones a Israel, en un gesto sin precedentes, pero sin llegar a una guerra abierta en su largo pulso por la hegemonía en Medio Oriente.

Pese a esos ataques directos, Teherán no respondió al contragolpe israelí, que bombardeó poco después objetivos militares, y su tono beligerante no ha hecho sino apagarse en las últimas semanas, lo que los analistas ligan con la victoria electoral de Donald Trump, con el fin de mantener la puerta abierta ante una hipotética negociación con el estadounidense.

Israel aumenta la presencia de tropas en los Altos del Golán en medio de los acontecimientos en Siria. EFE.

 

Irán atraviesa un momento de debilidad clara, tras los golpes israelíes a sus aliados del denominado Eje de la Resistencia: Hamás, Hezbolá, lass milicias afines de Irak y los hutíes del Yemen.

Tras décadas de represión y 13 años de guerra civil, Siria inicia ahora una difícil transición política, con un Gobierno interino liderado por Hayat Tahrir El Sham (HTS), el grupo que nació como filial siria de Al Qaeda y que lideró la ofensiva que derrocó a Al Asad, mientras prosiguen los combates en el norte entre las Fuerzas Democráticas Sirias (FSD, kurdosirias) y el Ejército Nacional Sirio (SPA, proturco).

Además, desde la caída del régimen de Al Asad, el Ejército israelí ha bombardeado cientos de objetivos militares en Siria, con el pretexto de evitar que esta infraestructura y armamento caiga en manos de los insurgentes que lo derrocaron, y ha desplegado a su Ejército en la zona desmilitarizada entre Israel y Siria. Turquía está afianzando cada vez más su posición en la zona, con el objetivo de atajar que los kurdos ganen protagonismo.

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