La reunión clave entre Marco Rubio y el presidente Mulino, certifica la distensión en un conflicto a todas luces forzado por Trump
Ni invasión militar para recuperar el Canal de Panamá ni sometimiento económico a Washington, al menos de momento. La reunión clave entre el secretario de Estado, Marco Rubio, y el presidente panameño, José Raúl Mulino, certificó la distensión provisional en un conflicto a todas luces forzado por Donald Trump, que incluso llegó a amenazar con la toma del Canal para liberarlo de las garras chinas, informó el diario español El Mundo.
“Pueden estar tranquilos los ciudadanos, no siento que haya ninguna amenaza de Estados Unidos en estos momentos y mucho menos el uso de la fuerza”, aseguró Mulino, quien minutos antes había reconocido que los panameños han vivido días de ansiedad desde el discurso de toma de posesión de Trump.
Un paso importante”, enfatizó el Departamento de Estado tras la reunión, aunque para seguir la línea presidencial insistieron en la necesidad de “cambios inmediatos” ante la supuesta violación del Tratado de Neutralidad en la que estaría incurriendo Panamá, provocada por “la posición de influencia y control del Partido Comunista de China”.
Horas más tarde, el propio Rubio, tras presenciar cómo el país centroamericano respiraba aliviado, insistió en que “Estados Unidos no permitirá que el Partido Comunista Chino continúe con su control efectivo y creciente sobre el área del Canal”.
El debut de Rubio en su primera gira internacional, con un “encuentro altamente respetuoso y cordial”, según Mulino, mostró cómo el exsenador por Florida se desempeñaba de modo muy diplomático, aunque sus palabras finales parecieran pronunciadas por su jefe político.

Al menos sí sentaron las bases de las relaciones entre Panamá y Washington, dos estrechos aliados históricos. “Queremos trabajar con Estados Unidos como siempre lo hemos hecho”, reiteró el mandatario, quien admitió que él mismo se encargó de “las voces de descargo” ante las acusaciones del despliegue chino en el Canal.
El mandatario se atuvo a la auditoría que actualmente realiza la Contraloría General sobre los dos puertos administrados por la empresa Hutchison Ports PPC.
Al parecer, ésta es la principal preocupación para Trump y su equipo. Del resultado de esas investigaciones se encargará el equipo conjunto de ambas administraciones, pero Estados Unidos presiona para que los puertos cambien de titularidad.
Como concesión a Washington, Mulino adelantó que Panamá no renovará el memorándum de entendimiento con China, denominado la Ruta de la Seda, alcanzado con Beijing hace ocho años para promover el intercambio de bienes, tecnología, capital y personal y “mejorar la coordinación de políticas”.
Por el contrario, el presidente fue enfático a la hora de reclamar a Estados Unidos que realice más inversiones en su país, porque fue precisamente esa “retirada” la que provocó la entrada de capital chino, ávida de negocios en la región.
Donde sí se produjeron avances fue en el tema migratorio: El gobierno panameño está dispuesto a fortalecer el aeropuerto de Metetí, construido a la salida de la selva del Darién, para llevar a cabo deportaciones a países como Venezuela, Ecuador y Colombia.
Precisamente este lunes el propio Rubio asistirá al vuelo programado con deportados colombianos.
Panamá figuraba en rojo en la agenda de Marco Rubio, incluso le dedicará dos días antes de seguir su viaje a Costa Rica, El Salvador, Guatemala y República Dominicana. Un debut complejo que comenzó con un guiño a su sangre cubana.

Hijo de exiliados que llegaron a Miami sin un dólar, sin hablar inglés y con sus creencias católicas perseguidas en la isla, Rubio asistió a misa en la Iglesia de la Merced, en el Casco Antiguo.
No fue una elección casual: en su interior está la imagen más grande en Panamá de la patrona de Cuba, la Virgen de la Caridad del Cobre.
Por esas cosas del destino, la otra imagen de la virgen cubana permanece en la capilla de la Presidencia, dentro del Palacio de las Garzas, donde una hora más tarde Mulino recibió a su invitado en un encuentro marcado por la contradicción: Un mandatario proestadounidense amenazado con la invasión del canal, víctima colateral de los deseos expansionistas del inquilino de la Casa Blanca.
Para que le quedase claro al país, Mulino saludó a la prensa con un “Viva Panamá”, que resume el estado de las cosas.
La llegada de Rubio ha causado tanta expectación en Panamá como el aterrizaje de Leo Messi, quien al frente del Inter de Miami disputó este domingo el partido del año frente al Sporting San Miguelito.
De eso iba este domingo panameño, de duelos en la cumbre. Así lo perciben también los ciudadanos. Varios de ellos se hicieron selfies con el secretario de Estado a la puerta de la iglesia. No fue difícil encontrarles, por algo el país centroamericano es uno de los principales aliados de Estados Unidos en la región.