La decisión de negar la admisión de extranjeros afecta a unos 6,800 alumnos, el 27% del total de la institución, contra la que la Administración republicana mantiene una cruzada
La bomba llegó en forma de carta. La secretaria del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), Kristi Noem, escribió a las autoridades académicas de la Universidad de Harvard para comunicarles que la administración de Donald Trump les revocara su potestad para admitir estudiantes extranjeros, informó el diario El País
La medida supone una escalada en el acoso de la Casa Blanca a la institución de educación superior más antigua y pudiente de Estados Unidos, a la que acusa de incitar el “antisemitismo” y el “terrorismo” en su campus. Para doblegar a la universidad, los funcionarios de Washington ya habían congelado cerca de $2,700 millones de fondos federales y amenaza con rescindirles la exención fiscal de la que disfrutan.
La medida causó estupor entre profesores y alumnos de la prestigiosa universidad. A continuación, una serie de preguntas y respuestas sobre un ataque sin precedentes a la libertad académica de un símbolo de la Ivy League.

El anuncio afecta a los participantes del Programa de Intercambio de Estudiantes de la Universidad de Harvard, que ya no podrá admitir nuevos estudiantes internacionales. A los que ya forman parte de ese programa, el DHS urge a que se cambien de universidad o se expongan a ser expulsados.
Según los números de matriculación de la propia institución, hay unos 6,800 estudiantes extranjeros en Harvard, en torno al 27% del alumnado. Es una cifra que ha crecido enormemente (y es directamente proporcional a las elevadas matrículas que pagan, si no están becados): los alumnos de intercambio han aumentado un 19,7% desde el 2010.
En la carta, Noem decreta la suspensión “con efecto inmediato”. “Esto significa que Harvard ya no puede inscribir a alumnos extranjeros y que los que estén ahora cursando sus estudios deberán cambiar de universidad o perderán su estatus legal”, aclaró un comunicado de prensa del DHS.
Se entiende que la medida se aplicará en el curso 2025/2026 en cumplimiento de una amenaza hecha en abril que llega en el mes en el que han acabado las clases por este año. No está claro hasta qué punto cambiarán los planes de los cursos de verano, que, como aclaraba este jueves uno de sus profesores, se nutren “en gran medida” de alumnos internacionales.
La carta de este jueves es consecuencia del tira y afloja que han protagonizado en las últimas semanas Harvard y el DHS, que solicitó información confidencial a la universidad sobre sus estudiantes extranjeros.
Con un comunicado. Al poco de conocerse el último ataque de Trump, un portavoz llamado James Newton dijo que se trataba de una “represalia” y de que era “ilegal”.
“Estamos plenamente comprometidos con mantener la capacidad de Harvard para acoger a estudiantes y académicos internacionales, provenientes de más de 140 países, que enriquecen enormemente a la Universidad y a esta nación”, declaró Newton.
Es dudoso. Conceder los visados que los alumnos necesitan para cursar sus estudios es potestad de las autoridades migratorias de Estados Unidos, así que podrían negarse a concedérselos a los aspirantes a ingresar en Harvard. Lo que genera más dudas es que puedan hacerlo en bloque, sin estudiar caso por caso, y eso da que pensar que llegarán las demandas, como ha sucedido con decenas de otras medidas ejecutivas adoptadas por la administración de Trump.