Este fenómeno natural consiste en la migración de partículas finas desde el desierto del Sahara
Aunque este año el polvo del Sahara no impactó a Panamá con gran intensidad, su presencia en la atmósfera sigue representando riesgos para la salud, especialmente para personas con afecciones respiratorias, según reportes del Instituto de Meteorología e Hidrología de Panamá (IMHPA), informó el diario Metro.
La meteoróloga Annette Quinn explicó que en esta temporada, la nube de polvo sahariano se concentró principalmente en el Caribe, particularmente en el Golfo de los Mosquitos. “En términos de porcentaje, solo un 0,05% de esta masa cálida y seca afectó al país”, señaló.
Este fenómeno natural, conocido como polvo sahariano, consiste en la migración de partículas finas desde el desierto del Sahara, que viajan miles de kilómetros a través del océano Atlántico y llegan hasta América.

Estas partículas reducen hasta en un 50% la humedad en la atmósfera tropical, lo cual puede inhibir las lluvias, según detalló Quinn, agregó que la presencia actual de fuertes lluvias en Panamá es indicativo de una baja concentración de este polvo sobre el istmo, añadió.
A pesar de su leve presencia, expertos en salud hacen un llamado a no subestimar sus efectos. El polvo sahariano puede provocar problemas respiratorios, asma, alergias en la piel, irritación ocular y otras molestias, especialmente en personas vulnerables.
La neumóloga Elena Chevalier recomendó tomar precauciones durante los días de mayor concentración. “Evitar actividades al aire libre, mantener puertas y ventanas cerradas, usar purificadores de aire, cumplir con tratamientos médicos y mantenerse bien hidratado”, dijo.
Además, el doctor Israel Cedeño advirtió que este polvo puede actuar como un vehículo para la propagación de bacterias peligrosas como Streptococcus pneumoniae y Neisseria meningitidis, asociadas a enfermedades respiratorias severas.
Autoridades y expertos coinciden en que, aunque el polvo sahariano no impactó de forma directa al país este año, el monitoreo debe continuar y las medidas de prevención no deben relajarse, especialmente en población sensible.