Muchos de los alumnos estudian y trabajan, por lo que su ritmo académico es más lento
La reciente declaración del rector de la Universidad de Panamá (UP), Eduardo Flores, sobre la cantidad de estudiantes que demoran hasta 15 años en culminar sus estudios, ha desatado un intenso debate sobre la eficiencia del subsidio estatal, el rol de la universidad pública y la necesidad de reformas estructurales.
“La universidad no tiene ninguna restricción para el tiempo de un estudiante en una carrera”, señaló Flores al diario La Estrella, destacando que muchos de los alumnos estudian y trabajan, por lo que su ritmo académico es más lento.
Sin embargo, la afirmación fue rápidamente cuestionada por diversos sectores, donde el abogado y analista Carlos Raúl Moreno advirtió sobre el uso indebido de los recursos públicos, señalando que no se puede tratar de 10 a 15 años como estudiantes perpetuos, que normalmente son los alborotadores, porque están allí con propósitos políticos.
En la misma línea, el expresidente del Consejo Empresarial Logístico (COEL), Alberto López, abogó por un uso más eficiente del subsidio.
“Este subsidio debe estar vinculado al tiempo reglamentario de duración de los estudios. Si un estudiante extiende sus estudios por motivos laborales, sería razonable que asumiera un costo mayor en matrícula al devengar ingresos”, sostuvo López.
También propuso cambiar la Ley Orgánica de la UP para que el rector y los decanos sean escogidos por concurso y no por elecciones, con el fin de evitar prácticas clientelistas.
El debate ha resucitado cuestionamientos más amplios sobre la transparencia y la administración interna de la universidad.
La directora de la Autoridad Nacional de Transparencia y Acceso a la Información (ANTAI), Sheyla Castillo, reveló que actualmente hay alrededor de 200 personas investigadas en la UP por presunto nepotismo.
“Estamos verificando casi 900 procesos, muchos basados en denuncias anónimas. El nepotismo no es solo nombrar familiares, también se da cuando familiares trabajan en la misma unidad o tienen control entre sí”, explicó Castillo.
Por su parte, el contralor general de la República, Anel “Bolo” Flores, fue aún más directo, criticó duramente la gestión del rector.
“Tiene tantos estudiantes porque son su base política de cara a las elecciones del próximo año”.
Agregó que de los 96,000 estudiantes, al menos 30,000 están tomando una sola materia al año. “Viven del subsidio, de la comida, de las copiadoras y de los quioscos, y él lo permite”, dijo Flores. Incluso cuestionó si algunos líderes estudiantiles de edad avanzada alguna vez se han graduado.
Mientras tanto, académicos y defensores del sistema público han señalado la necesidad de considerar casos individuales, evaluando el índice académico y la carga de materias antes de emitir juicios generalizados. “No se puede ser injusto con quienes avanzan lento, pero con buen rendimiento”.