En Washington se ha producido un giro luego desde la cumbre entre Donal Trump y Vladimir Putin en Alaska hace dos semanas. Al no concretarse la paz en
Ucrania, se inició un replanteamiento militar no visto en las Américas desde la invasión militar a Panamá en 1989.
Los anuncios oficiales de la movilización masiva del poder naval en dirección al Mar Caribe, y en el Pacífico con la misión de cortar las rutas del narcotráfico, y el bloqueo naval a Venezuela para neutralizar el principal aliado en el continente de Rusia, Irán, China.
Como viejo oficial de inteligencia con más de 45 años de experiencia y vivencia del manejo de crisis de seguridad nacional, interna y externa, mi participación directa en todas las guerra en Centroamérica y el derrocamiento por medio de la fuerza de las armas del dictador Somoza en 1979 por el apoyo militar ordenado por el general Omar Torrijos al Frente Sandinista de Liberación Nacional.
Observo similitudes en los comportamientos de la situación actual en desarrollo. Nuevamente retrocedimos a la época de la Guerra Fría. La repartición del mundo en zonas de influencia.
El mundo bipolar entre los vencedores estratégicos de la segunda guerra mundial. La antigua Unión Soviética y Estados Unidos. Decidida en la conferencia de Yalta (Crimea) reunión antes de terminar la segunda guerra mundial en febrero de 1945 entre Josef Stalin, Winston Churchill y Franklin D. Roosevelt, jefes de gobierno de la Unión Soviética, del Reino Unido, Estados Unidos. Inició la Guerra Fría.
Algunos dirán que son otros tiempos, vivimos en siglo XXI la época del mundo de los “negocios per sé” o esencialmente.
La variante impuesta es, con la llegada al poder en Estados Unidos del presidente Trump con la mentalidad de la doctrina MAGA, con su concepto del manejo del poder mundial, se retrocedió a la vieja época de la Guerra Fría.
Se privilegia la seguridad nacional (la seguridad interna de Estados Unidos) el balance de poder mundial, y poca importancia al gobierno de los empresarios.
En la época de la Guerra Fría su principal característica fue un conflicto político-ideológico entre 1947 y 1991. El mundo se polarizó alrededor de dos grandes bloques de influencia: la democracia y el comunismo.
Nunca hubo una guerra entre la URSS y Estados Unidos. Pero si se desarrollaron crisis, conflictos, y muchas guerras limitadas, guerras de baja intensidad en el mundo, y países donde intervienen ambas potencias con ayuda militar, económica para mantener el balance mundial de poder.
Las principales guerras limitadas fueron la guerra de Corea, Cuba y la crisis de los misiles, la Guerra de Vietnam.
En el continente americano la guerra en Centroamérica para evitar la expansión cubana en la región. El general Torrijos, con una proyección geoestratégica mantuvo esos conflictos lejos de nuestras fronteras, y Panamá no se vio afectado, más bien alcanzamos un gran desarrollo. Pero privilegiando la seguridad nacional y el interés común del pueblo panameño.
El método desarrollado por el general Torrijos para evitar que se derramara ese conflicto en Panamá fue con la política y eje básico de la revolución de octubre de 1968, manteniendo un equilibrio o balance entre el poder económico (gobierno empresarial) y el poder político.
Pero actualmente, en el 2025, es otra nuestra realidad, prevalece y privilegia el pensamiento dogmático del poder empresarial, aplicando el modelo de los “negocios per sé”. Sin medir las consecuencias de la situación mundial prebélica.
Ese pensamiento acompañado de las decisiones que prevalecen en la Casa Blanca, un poco más de siete meses en el poder viene radicalizándose, se mantendrá por el resto del periodo de Trump. No habrá variantes.
Somos un objetivo militar para China como para los Estados Unidos y con ese criterio estratégico, nos consideran.
Frente a ese escenario real en Panamá privilegia un solo concepto la lógica empresarial pura, estrellándose con la lógica guerrista en Estados Unidos. Hay que poner los pies sobre la tierra.
Panamá es un país débil, y desafiar al socio estratégico en estos momentos de su radicalización, es correr mayores riesgos. Hay que medir las consecuencias.
Desde la Casa Blanca están en pleno ofensiva militar acompañada con una retórica más radical al aplicar la doctrina MAGA dentro y fuera de los Estados Unidos. Es la proyección del poder militar combinado con las presiones comerciales y diplomáticas, buscando resultados a corto plazo.
A lo interno aumentó la presión sobre el tema de la migración. En el exterior se potenció la guerra al narcotráfico, fentanilo en México, Venezuela el Cartel de los Soles, en Colombia al igual que en Ecuador. La guerra comercial con China, India, Brasil y Japón.
