En febrero, Trump pronosticó que la covid-19 desaparecería “como por milagro” con la llegada de la primavera boreal, porque “el calor suele matar ese tipo de virus”. En marzo, Bolsonaro denunció la “histeria” provocada por una “gripecita”.
Jair Bolsonaro no se contentó con imitar a su modelo estadounidense Donald Trump en sus actitudes ante el coronavirus: la denegación, la provocación, la falta de empatía, la obsesión por la economía y por la cloroquina. El presidente brasileño fue más lejos, según analistas.
En febrero, Trump pronosticó que la covid-19 desaparecería “como por milagro” con la llegada de la primavera boreal, porque “el calor suele matar ese tipo de virus”. En marzo, Bolsonaro denunció la “histeria” provocada por una “gripecita”.
Al igual que en Washington, la denegación se imponía en Brasilia, en momentos en que la covid-19 empezaba a cobrarse víctimas desde las superpobladas favelas de Rio de Janeiro hasta la selva amazónica.
Actualmente, Estados Unidos y Brasil son los dos países con más casos de contaminación y Estados Unidos encabeza la lista de los que tienen más muertos (cerca de 100.000). Brasil, donde la covid-19 se halla en fase ascendente, está en sexto lugar, con más de 23.000.
Bolsonaro no tiene inconveniente en ir a practicar jet-ski en medio de la crisis, ni Trump en retomar la práctica del golf.
El presidente brasileño suele mezclarse con simpatizantes, sin usar mascarilla. Trump se niega a usar barbijo en público.
En Brasilia, el “Trump de los trópicos” causó consternación por su falta de empatía con las víctimas y sus declaraciones desprovistas de toda lógica sobre la enfermedad. “El virus está ahí. Vamos a tener que enfrentarlo, pero enfrentarlo como hombre. No como un niño”, declaró a fines de marzo.
Bolsonaro, al igual que Trump antes de cambiar de tono frente al “enemigo invisible”, ha sido blanco de críticas por no haber anunciado ningún plan de lucha contra la pandemia, convirtiéndola en una cuestión política que dividió al país.
Y ambos mandatarios chocaron con gobernadores dotados de los poderes que les confiere una Constitución federativa para imponer, en palabras de Bolsonaro, “la tiranía del confinamiento”.
En el video de un consejo de ministros difundido el viernes por orden judicial, Bolsonaro trata de “bosta” al gobernador de Sao Paulo y de “estiércol” al de Rio de Janeiro.
Bolsonaro y Trump “han seguido la misma estrategia de tomar distancia de la crisis económica y de acusar a otros políticos, como los gobernadores”, afirma Oliver Stuenkel, profesor de relaciones internacionales en la Fundación Getulio Vargas.
– “El hambre y la miseria” –
Bolsonaro también adoptó la retórica de Trump contra el “virus chino”, dejando a su canciller denunciar el “comunovirus”.
Y cuando Trump amenazó con cortar los fondos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Bolsonaro acusó a la entidad multilateral de fomentar “la masturbación” y la “homosexualidad”.
Al ser interrogado este lunes sobre su mala reputación fuera de Brasil, Bolsonaro respondió: “La prensa mundial es de izquierda. Trump sufrió mucho en Estados Unidos también”.
Los dos mandatarios preconizan empecinadamente el uso de la cloroquina, pese a advertencias de estudios científicos sobre su dudosa eficacia y sus riesgos. Trump reveló que se administraba hidroxicloroquina y Bolsonaro autorizó su uso en las fases iniciales del tratamiento contra el nuevo coronavirus.
Trump abogó en marzo por medidas de desconfinamiento a partir de mediados de abril. Bolsonaro sostuvo que “Brasil no puede parar” sin caer en “el hambre y la miseria”.
“Ni Bolsonaro ni Trump quieren ser responsabilizados de una quiebra económica”, afirma Juliette Dumont, catedrática del Instituto de Altos Estudios sobre América Latina, de París.
Tanto Trump como Bolsonaro apostaban por los resultados económicos para ser reelectos, el primero en noviembre de este año, el brasileño en 2022.
Pero la pandemia sumió a ambos países en crisis económicas profundas y el presidente brasileño viene perdiendo apoyos entre sus aliados más moderados, fuera del núcleo de incondicionales.
“Hay similitudes evidentes, un alineamiento completo e inédito con Estados Unidos en la historia de Brasil, pero hay una diferencia”, afirma Dumont.
“Incluso si su actitud de denegación es menor, porque las cifras son claras, [Bolsonaro] no da marcha atrás” y “colocó como ministro interino de la Salud a un militar que no conoce nada del tema. Es algo elocuente”, explica.
– Amenazas de destitución –
“Bolsonaro es más radical que Trump”, que flexibilizó su posición frente al coronavirus, estima Stuenkel, para quien el brasileño “fue mucho más irresponsable” y “ha minimizado la crisis en permanencia”.
Trump sobrevivió a un impeachment, en tanto que Bolsonaro enfrenta 35 pedidos de juicio político, muchos de ellos por su gestión de la crisis sanitaria.
Pero Bolsonaro tiene una ventaja: frente a él “no hay prácticamente ninguna oposición política audible” y en Brasil hay “contrapoderes menos eficaces que en Estados Unidos”, sostiene Dumont.
“Bolsonaro tiene las manos mucho más libres que Trump, que se ve mucho más compelido por la Constitución a tener un comportamiento más presidencial”, agrega.