Los aumentos de precio se originan en gran parte en las muchas afectaciones que ha causado la pandemia. No hay una estrategia única para ahorrar energía que funcione para todas las personas.
El costo de casi todo se ha elevado. Sin embargo, pocas cosas han alcanzado niveles tan preocupantes como los precios en veloz ascenso de una necesidad básica: la energía.
Los aumentos de precio se originan en gran parte en las muchas afectaciones que ha causado la pandemia. Pacific Gas & Electric (PG&E, por su sigla en inglés), el mayor proveedor de electricidad en California, dio a conocer hace poco que los precios del gas natural este invierno habían aumentado un 90 por ciento en comparación con el año anterior debido a una producción reducida en el ámbito mundial. Los precios de la electricidad en enero se elevaron un 11 por ciento en comparación con el año pasado, según la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos.
Así que este invierno, decidí probar con tecnología que ahorra energía. En enero de 2021, mi factura de energía llegó al precio máximo: 370 dólares. Quería ver si podía reducir esa cantidad.
Para mi experimento, ajusté mi termostato inteligente Nest, con el fin de que controlara la calefacción y redujera mi consumo de gas. En cuanto a la electricidad, experimenté con interruptores conectados a internet que pueden programarse para apagar los aparatos y los dispositivos a ciertas horas para evitar el desperdicio de energía.
La buena noticia: mis facturas de energía del invierno bajaron de un promedio de 310 dólares al mes a alrededor de 250 dólares. La mala noticia: una experta en eficiencia energética me visitó y, aunque concluyó que lo que pago podía descender 1,5 veces más, mencionó que había muchos problemas en mi casa que los aparatos no podían resolver.
“La tecnología ayuda, pero lo más probable es que no te ahorre una gran cantidad”, señaló la experta, Mickey Souza, la propietaria de Energineers, una firma de auditoría de energía en casa en el área de la bahía de San Francisco. Souza agregó que el principal culpable de los altos costos de la energía en un hogar solía ser un aislamiento térmico inadecuado.
A continuación, las tres lecciones más importantes que aprendí.
- Ayuda a que la tecnología te ayude.
No hay una estrategia única para ahorrar energía que funcione para todas las personas. Aprendí esto en diciembre de 2020 cuando comencé a usar el termostato Nest de Google, el cual puede crear un horario de calefacción y ventilación basado en tus hábitos de uso a lo largo del día.
El Departamento de Energía y las empresas de servicios públicos como PG&E y Consolidated Edison recomiendan ajustar el termostato a 20 grados Celsius en el invierno. Así que programé el Nest para que mantuviera la temperatura a 20 grados todo el día.
Cuando un mes después llegó el recibo por 370 dólares, me di cuenta de que lo que funciona para todos era terrible para mi casa de dos habitaciones, la cual fue construida en la década de los sesenta y se le colocó aislante como un reparo posterior. Cuando la vivienda llegaba a 20 grados, no podía mantener la temperatura durante mucho tiempo, así que el calefactor se volvía a encender alrededor de veinte minutos después.
Con todo esto quiero decir que ahorrar energía con tecnología requiere pensar de manera independiente. Aunque dejar el termostato a 20 grados Celsius todo el día funciona para apartamentos pequeños en edificios bien aislados, este es un consejo genérico del cual muchas casas no se beneficiarían, comentó Ben Brown, el gerente de producto de Google para el termostato Nest.
En cambio, formúlate algunas preguntas. ¿De qué tamaño es tu hogar? ¿Qué sabes sobre el aislamiento térmico? ¿Cuánto tarda la temperatura en subir unos grados? Y, lo más importante, ¿a qué temperatura se sentirían cómodos tú y tu familia?
En noviembre, decidí tratar de lograr que el Nest se adaptara mejor a las necesidades de mi casa este invierno. Tras modificar la configuración del Nest y estudiar mis costos de energía cada día durante un mes, concluí que el mejor horario para mi vivienda era el siguiente:
— 6:30 a. m.: Elevar la temperatura hasta los 19 grados Celsius, para cuando llega el momento de salir de la cama.
— 8 a. m.: Fijar la temperatura en 16 grados Celsius para que descienda de manera gradual durante el día. Esto hizo que la casa estuviera un poco fría, pero era tolerable con un suéter.
— 8 p. m.: Elevar la temperatura a 19 grados Celsius, para cuando empieza a hacer frío durante la noche (y después del periodo de mayor precio de PG&E).
— 11 p. m.: Fijar la temperatura en 14 grados Celsius, para ir a dormir.
Durante este experimento, el termostato Nest también me dio una alerta de que mi calefactor se estaba prendiendo y apagando después de algunos minutos, lo que significaba que algo estaba mal. Contraté a un profesional en calefacción, ventilación y aire acondicionado que diagnosticó y arregló el problema: la presión del gas era demasiado alta, lo que causaba que el calefactor se sobrecalentara y se apagara en automático.
Esta solución, combinada con el horario programado de calefacción, dio como resultado una reducción significativa de las facturas.
- La ‘energía vampiro’ es un problema que ha sido exagerado.
En diciembre, tras concluir mi experimento con el gas, pasé mi atención a la electricidad. Los resultados fueron menos impresionantes.
Probé enchufes inteligentes de TP-Link, que ofrece una aplicación móvil con la que puedes programar los interruptores de luz y los dispositivos para que se enciendan y se apaguen en cierto horario. También conecté dispositivos que con frecuencia son acusados de ser “vampiros energéticos”, que chupan electricidad incluso cuando no están en uso. Estos incluyeron un altavoz grande, así como los cargadores de una computadora portátil y de un celular, los cuales programé para que los enchufes se encendieran solo cuando era probable que los usara.
Unas semanas después, revisé mis facturas. La diferencia en los costos de la energía fue marginal.
No quiero decir que no debemos tratar de evitar el desperdicio de pequeñas cantidades de electricidad. Sin embargo, si nuestra meta es reducir el costo de nuestra factura, debemos buscar otras opciones.
- La tecnología es una pequeña parte de la solución.
Después de las pruebas, llamé a Souza de Energineers, quien revisó mi casa durante dos horas y me dio la mala noticia: había problemas graves con el “caparazón” de mi vivienda (es decir, el techo y los muros).
“El caparazón, naturalmente, es la parte más importante de la eficiencia”, opinó. “Al igual que el caparazón de una tortuga, mantiene por fuera cualquier cosa que no quieres que ingrese a tu hogar”.
Mediante el uso de una cámara infrarroja, Souza me mostró que mi techo carecía del aislamiento adecuado y que los muros no lo tenían. Además, descubrió que algunos ductos tampoco estaban aislados. También encontró agujeros en toda la casa a través de los cuales el aire escapaba hacia el exterior de la vivienda.
Souza calculó que encargar a un contratista que sellara las fugas e instalara el aislamiento adecuado costaría entre 7000 y 10.000 dólares. Calificaría para obtener alrededor de 2000 dólares en descuentos, pero… ¡Auch!
Si eso funcionaba, afirmó Souza, mi factura promedio durante el invierno podría reducirse a alrededor de 165 dólares al mes en comparación con los 250 actuales. Lo más importante: mi esposa, nuestros perros y yo viviríamos más cómodos.