Las nuevas investigaciones sugieren que contactar de manera casual a la gente de nuestros círculos sociales es más importante de lo que pensamos.
Llamar, enviar un mensaje de texto o un correo solo para saludar a un amigo tal vez parezca un gesto insignificante o incluso una tarea que no vale la pena. O quizá te preocupe la posibilidad de que saludar de la nada no sea bienvenido, pues todos siempre estamos tan ocupados.
Pero las nuevas investigaciones sugieren que contactar de manera casual a la gente de nuestros círculos sociales es más importante de lo que pensamos.
“Incluso enviar un mensaje breve para ver cómo está alguien, solo para decir: ‘Hola’, una demostración de que estás pensando en ellos, o para preguntarles cómo les va, puede ser más apreciado de lo que uno piensa”, sostuvo Peggy Liu, titular de la Cátedra Ben L. Fryrear de Mercadotecnia y profesora asociada de Administración de Empresas en la Escuela de Negocios Katz de la Universidad de Pittsburgh.
Liu es la autora principal del nuevo estudio —publicado hace poco en la revista The Journal of Personality and Social Psychology— que encontró que la gente suele subestimar cuánto les gusta a nuestros amigos saber de nosotros.
Ella y su equipo realizaron una serie de 13 experimentos con más de 5,900 participantes para ver qué tan buena es la gente para adivinar lo mucho que valoran los amigos ser buscados y qué tipo de interacciones son las más potentes.
En algunos de los experimentos, los participantes se pusieron en contacto con alguien que consideraban un amigo; en otros, con personas con quien eran amigables, pero cuyo vínculo consideraban débil.
A quienes les escribían a sus amigos se les pidió que evaluaran cuán agradecidos, felices, complacidos y contentos estos anticipaban que se sentiría la persona a la que contactaron, en un rango que iba de “nada” a “mucho”.
Los investigadores luego preguntaron a las personas contactadas cuánto habían apreciado el gesto.
En todos los 13 experimentos, quienes iniciaban el contacto subestimaron de manera significativa cuánto sería apreciado.
Quienes se reportaron de manera más sorpresiva (aquellos que no habían estado en contacto recientemente) tendían a generar un efecto más significativo.
De manera deliberada, Liu y sus compañeros de investigación mantuvieron a un nivel poco exigente el criterio de lo que contaba como contacto: una llamada breve, un mensaje de texto o un correo electrónico o un pequeño regalo, como galletas o una planta.
(En el estudio, los investigadores no se concentraron en interacciones en las redes sociales, pero Liu dijo que no había razón para suponer que saludar a alguien en Facebook o Instagram fuera menos significativo).
Los investigadores esperaban que el hecho de que estos ‘saluditos’ rápidos sean apreciados anime a las personas a ponerse en contacto con sus conocidos más seguido, “solo porque sí”.
La suya no es la única investigación reciente que destaca el poder de los pequeños momentos de conexión. Otro estudio, publicado en la revista The American Journal of Geriatric Psychiatry, reveló que las interacciones sociales positivas están relacionadas con la sensación de propósito en las personas mayores.
Este estudio se suma al creciente número de investigaciones que sugieren que las personas con las que pasamos tiempo a diario tienen un “impacto muy grande” en nuestro bienestar, según Gabrielle Pfund, investigadora posdoctoral del Departamento de Ciencias Sociales Médicas de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern e investigadora de ese estudio. (En el momento del estudio, Pfund trabajaba con un equipo de la Universidad de Washington en San Luis).
Pero el estudio nuevo llega en un momento difícil para la amistad y conexión en Estados Unidos, que está inmerso en una crisis de soledad que se ha vuelto más complicada y aguda durante la pandemia.
Las personas también tienden a dar por sentado que nuestros amigos y conocidos no serán tan abiertos con nosotros como nos gustaría, dijo Marisa Franco, psicóloga y profesora clínica adjunta de la Universidad de Maryland y autora del libro de próxima aparición “Platonic: How the Science of Attachment Can Help You Make — and Keep — Friends”.
Franco señaló que muchas personas se sienten incómodas a la hora de acercarse a los demás debido a un fenómeno conocido como “brecha de simpatía”, o la tendencia a subestimar cuán bien le caemos a los demás. La gente también puede reprimirse debido a un fenómeno similar conocido como el “efecto del bonito lío”, que sugiere que cuando somos vulnerables con los demás, nos preocupa que nos juzguen con dureza. En general, ese tipo de sesgo de negatividad se da en todos los aspectos de la amistad, dice Franco, y puede tener un efecto tangible en cómo nos comportamos e interactuamos.
Sin embargo, los expertos en amistad, como Franco, esperan que los resultados subrayen la necesidad de conectar con los demás a diario y animen a la gente a considerar la amistad como un componente importante de la salud personal, aunque a veces resulte incómodo o requiera mucho tiempo.
“Para rendir lo mejor posible, tenemos que estar en un estado de conexión”, explicó. “Así como tienes que comer, así como tienes que beber, tienes que estar conectado para funcionar bien”.