Las posibilidades de formación de un sistema organizado son del 70 % en las próximas 48 horas y del 80 % en cinco días.
Una amplia zona de baja presión ubicada sobre el Mar Caribe central continúa produciendo lluvias y tormentas eléctricas “desorganizadas”, y en las últimas horas han aumentado las probabilidades de que se convierta en una depresión tropical, alertó este domingo el Centro Nacional de Huracanes (NHC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.
El sistema se mueve hacia el oeste-noroeste con una velocidad de entre de 10 y 15 millas por hora (16 y 24 km/h) sobre el centro del Caribe noroccidental, informa el NHC.
Una avión cazahuracanes de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, en inglés) y la Reserva de la Fuerza Aérea estadounidenses investiga este domingo el sistema, añade el observatorio con sede en Miami (Florida).
Es posible que llueva fuerte localmente en porciones de Antillas Menores, Islas Vírgenes, Puerto Rico, la Española (República Dominicana y Haití) y Jamaica durante los próximos días.
Las posibilidades de formación de un sistema organizado son del 70 % en las próximas 48 horas y del 80 % en cinco días.
Por otro lado, en el Atlántico oeste, un área de baja presión ubicada unas 100 millas (160 km) de las islas Bermudas ha aumentado su actividad de lluvias y tormentas eléctricas, mientras comienza a interactuar con un frente cercano a este sistema.
“El desarrollo subtropical o tropical de este sistema sigue siendo poco probable”, con un 10 % de probabilidades de formación en cinco días, detalla el NHC.
El último ciclón en la cuenca atlántica en esta temporada, que termina este 30 de noviembre, fue Karl, una tormenta tropical que azotó a mitad de octubre la costa mexicana del Golfo de México.
Ian, el cuarto huracán de 2022, desde su formación en el centro del Caribe en septiembre pasado, dejó una estela de destrucción, especialmente en el oeste de Cuba y Florida, donde cruzó de oeste a este la península para alcanzar el Atlántico.
Ian tocó tierra en el suroeste de Florida (EE.UU.) el 28 de septiembre como un huracán de categoría 4 en la escala Saffir-Simpson, de un máximo de 5, y causó 119 muertes y miles de millones de dólares en daños materiales en el estado sureño.
Tras cruzar la península de oeste a este, salió al Atlántico e impactó después en Carolina del Sur.