La ruptura puede ser algo común y corriente para el ostentoso complejo industrial de las celebridades del fútbol, pero, en Roma, la separación ha afectado a una leyenda: Francesco Totti, uno de los jugadores más célebres de su generación.
ROMA — Érase una vez el día en que Francesco Totti, el príncipe coronado del fútbol italiano, celebró un gol rompiendo su uniforme y revelando una camiseta que decía: “Eres la elegida”, una proclamación de amor eterno para Ilary Blasi, una artista que le robó el corazón. La pareja se casó por televisión en vivo, tuvieron tres hijos y se mudaron a una villa apropiada para la familia real originaria de Roma.
Ahora, 20 años más tarde, Totti asegura que Blasi fue quien le robó sus relojes Rolex.
En respuesta a que ella se robara sus relojes, los cuales se rumora que tienen un valor de más de 1 millón de euros, Totti, de 46 años, admite que saqueó la colección de zapatos Jimmy Choo, Amina Muaddi, Le Silla, Casadei y Gucci de su esposa. También escondió sus bolsos Dior, Louis Vuitton, Hermès y Chanel, el nombre de una de sus hijas.
“La guerra del armario”, declaró el periódico romano Il Messaggero.
“¿Qué podía hacer? Escondí sus bolsos con la esperanza de que pudiéramos hacer un intercambio”, comentó Totti en una entrevista. Blasi, de 41 años, no estuvo de acuerdo, pero, en días recientes, recuperó sus bolsos: haya sido con la ayuda de un cerrajero en la villa que, por más incómodo que parezca, sigue compartiendo con Totti o gracias a una ofrenda de paz de su esposo.
Para un país —y en especial una ciudad— que a menudo lo aflige un cinismo profundo en torno a las apariciones como de un libro de cuentos, la durabilidad de la felicidad e incluso la existencia del amor verdadero, la ruptura ha demostrado ser un trauma público y una bonanza para los tabloides.
La ruptura puede ser algo común y corriente para el ostentoso complejo industrial de las celebridades del fútbol, pero, en Roma, la separación ha afectado a una leyenda. Totti —uno de los jugadores más célebres de su generación y el jugador más querido en la historia de la AS Roma— es venerado allí por haberse quedado en el equipo de su ciudad natal durante toda su carrera de un cuarto de siglo, incluidos sus días como el Chico Dorado, el Fenómeno, el Capitán y la Leyenda.
Mientras más se burlaran los extraños de su acento romano, su gramática de dialecto abreviado y su vocabulario colorido debido a su provincialismo romano, más se volvía el blasón humano de la ciudad. Con el tiempo, se burló de sí mismo en anuncios de televisión y en los libros de chistes de Totti.
En el último partido de Totti, generaciones de italianos derramaron una lágrima y los romanos lloraron a gritos, mientras la estrella daba una vuelta olímpica alrededor del campo con Blasi y sus hijos. Se convirtió en la personificación de la fidelidad romana.
Ahora, pareciera que toda Italia está enfocada en su supuesta infidelidad.
La semana pasada, se vio a Totti buscando casa con su novia, Noemi Bocchi, una florista de 34 años que no luce tan distinta de cómo solía verse Blasi (“Exclusiva con fotografías”, decía la portada de Chi, una revista de chismes, “Francesco Totti construye un hogar con Noemi”).
Para no verse superada, Blasi llevó uno de sus bolsos de diseñador como un bebé recién nacido a una cena con un misterioso inversionista en bienes raíces, una noche que captaron los paparazis y quedó plasmada en la portada de la revista Diva e Donna (“Entre Totti y Blasi siempre hay más guerra”, decía el titular).
Esta semana, se espera que la pareja separada se reúna a puerta cerrada en un tribunal de Roma para una segunda audiencia sobre la mercancía extraviada.
El proceso es considerado un calentamiento para una desagradable pelea de divorcio por su villa, de la cual parece que ella quiere que él se vaya; acciones en la escuela de fútbol de Totti, de la cual parece que ella quiere un pedazo, y la culpabilidad de quién traicionó primero a quién.
El primer rumor llegó en febrero, cuando Dagospia, el nombre más confiable del chisme italiano, informó que Totti tenía una novia y señaló que Bocchi se había sentado un par de filas detrás de él en un partido de fútbol celebrado en diciembre.
Tanto Totti como Blasi negaron con vehemencia esta información.
“No es la primera vez que escucho este tipo de noticias falsas sobre mí”, comentó Totti, vestido con una sudadera gris con capucha y una chaqueta de plumas, en un video grabado en una calle vacía. “Y, para serles sinceros, me estoy hartando de tener que negarlo”.
Sin embargo, la gente comenzó a buscar señales de discordancia. Los medios británicos se centraron en una conversación en video de 2020 que tuvo Totti con Christian Vieri, otra estrella de mediana edad del fútbol italiano, en la cual el romano presentó a una gata sin pelo que le decía “murciélago”, de nombre Donna Paola, que, según Totti, su esposa le había exigido que se convirtiera en un miembro de su familia.
“Te lo juro, me iba a separar de mi esposa por tener esta gata”, comentó Totti sin mayor aspaviento. “No hablamos durante días y luego también me enamoré de la gata”.
No está claro quién se quedará la gata ahora. En julio, la pareja reconoció el fin de su matrimonio en comunicados de prensa consecutivos. Ambos pidieron privacidad por el bien de sus tres hijos.
Tanto Totti como Blasi, por medio de sus abogados, se rehusaron a ofrecer comentarios, pero en su entrevista reveladora de septiembre con Corriere della Sera, el periódico de mayor circulación en Italia, Totti admitió haber ocultado los accesorios de diseñador de su esposa, productos que sus abogados dicen que son cruciales, junto con más de 30.000 euros al mes, para mantener el estilo de vida de Blasi.
En la entrevista, Totti mencionó que su matrimonio había estado en problemas durante algún tiempo y afirmó que no fue “el primero en engañar” para después afirmar que unos informantes le habían contado que su esposa tuvo “más de un” amante. Las páginas de chismes de Italia han propuesto al examante de una popular artista argentina y un entrenador personal como buenos candidatos.
No obstante, los seguidores de Blasi argumentaron que uno de los mensajes que Totti interceptó de su teléfono con instrucciones para una cita en un hotel en realidad eran para un investigador privado que Blasi había contratado para seguir a su marido.
Totti comentó que Blasi también había puesto micrófonos y rastreadores GPS en su auto. Relató varios puntos álgidos, entre ellos la muerte de su padre por COVID-19 en 2020 y su propia enfermedad a causa del coronavirus. “Pero mi esposa, cuando más la necesitaba, no estuvo ahí”, dijo. Totti admitió parte de la responsabilidad (“Debí llevarla más a cenar”), pero señaló que el matrimonio estaba en problemas desde 2017, cuando terminó su carrera.
“Estaba frágil”, reconoció. “E Ilary no entendió la importancia de este dolor”.
Según Totti, a ese dolor lo agravó el descubrimiento de las actividades extramaritales de su esposa.
“Noemi me ayudó a superar esto”, comentó.