Aunque no ha anunciado nada públicamente y tan solo se ha referido a su concentración absoluta en el torneo, con 37 años, el madridista Luka Modric pondrá fin a su andadura en las Copas del Mundo este sábado, en el estadio Khalifa International, en el partido por el tercer puesto de Qatar 2022 que enfrentará a Croacia con la gran revelación Marruecos.
Atrás dejará cuatro fases finales del torneo universal, un bonito viaje que inició en Alemania 2006 y en el que escribió la página más brillante en Rusia 2018 con el subcampeonato, la designación como mejor jugador del torneo y el posterior Balón de Oro.
Modric, al igual que sus compañeros, pretenden poner un broche de bronce, como hizo aquella generación inolvidable en Francia 1998 de los Davor Suker, Zvonimir Boban, Robert Prosinecki que adiestraba Miroslav Blazevic. Sería un premio con el que paliar la pena por no haber podido repetir presencia en la final.
No solo Modric podría despedirse de las Copas del Mundo. Se antoja complicado que otros dos futbolistas que también han hecho historia, como el central Dejan Lovren y el extremo Ivan Perisic, que tienen 33 años, puedan estar en la siguiente edición. Este último podría convertirse en el máximo goleador croata en la historia del torneo y dejar atrás a Suker.
No obstante, se presume que el adiós del jugador madridista será en lo que se refiere al Mundial. El ’10’ ajedrezado, uno de los mejores futbolistas de los últimos tiempos, mantiene la batería física y de la ilusión intacta. Como demuestra cada partido, le queda cuerda y pila para rato. Y no hay que olvidar que la fase final de la Liga de Naciones está ahí, a la vuelta de la esquina, el próximo año, e incluso la Eurocopa de Alemania 2024 emerge en un horizonte cercano.
Nada mejor para completar el reconocimiento mundialista al “inmortal” Modric, como le calificó el delantero Andrej Kramaric, que hacerse con ese tercer puesto, objetivo marcado en el vestuario nada más acabar la semifinal ante Argentina.
La conocida otrora como ‘final de consolación’, o el partido del ‘desconsuelo’, es, una vez más, una cuestión de orgullo para Croacia, una nueva final. Pero también lo es para Marruecos, que tratará de poner la guinda a una Copa del Mundo histórica, imborrable, en la que el cuadro de Walid Regragui se ha convertido en la auténtica revelación y en el primer africano en llegar a una semifinal.
Orgullo y corazón les sobra a Croacia y a Marruecos, que abrieron su participación el pasado 23 de noviembre con un enfrentamiento entre ellos en Al Bayt. Nadie hubiera imaginado entonces que se volverían a ver las caras a estas alturas.
Aquel 0-0 fue la carta de presentación, un aviso, de lo que los ‘Leones del Atlas’ iban a hacer. En el camino dejaron a Bélgica, tercera en Rusia 2018 y aspirante a llegar muy lejos, Canadá, ante la que certificaron el sorprendente liderato de su grupo, y ya en las eliminatorias a otras potencias como España y Portugal sin encajar gol alguno.
Elogiado el conjunto de Regragui por su espectacular rendimiento defensivo, solo pudo pararlo en semifinales la todopoderosa Francia, ante la que demostró que no disponía solo de dicho recurso. Exhibió un buen fútbol en el estadio Al Bayt, donde en buena parte del encuentro fue netamente superior a los hombres de Didier Deschamps. Tan solo su falta de pegada y la eficacia de los ‘bleus’ le apartó de un hito aún más increíble como hubiera sido la final.
Croacia, que pese a presentarse con la vitola de subcampeón tampoco entraba en las quinielas, progresó también con carácter competitivo y serenidad en las tandas de penaltis contra Japón y Brasil, en las que emergió el meta Dominik Livakovic para entrar de lleno en el grupo de mejores guardametas del Mundial, en el que también está el sevillista Yassine Bono.
Tanto Zlatko Dalic como Regragui han mantenido a lo largo de la competición un bloque homogéneo, con pocas rotaciones, con onces muy reconocibles, que los seguidores de ambos equipos han podido recitarlos de memoria.
Tan solo los problemas físicos, principalmente en el centro de la defensa, han obligado al entrenador marroquí a introducir novedades en el equipo, mientras que Dalic incluso contó con el joven central Josko Gvardiol en la semifinal infiltrado en un pie. No tuvieron los técnicos demasiado margen o partidos fáciles para dar más minutos a los menos habituales.
Se prevé que este sábado ambos seleccionadores modificarán lo justo sus onces. Serán rotaciones controladas, casi obligadas. El premio es un bronce y no es una cuestión menor pese al desencanto de quedarse a las puertas de la final.
En la semifinal, no pudo entrar, en el último momento el central Nayef Aguerd y Romain Saiis -el único descartado por completo- y Noussair Mazraoui, que forzaron y se tuvieron que retirar; mientras que a los problemas físicos de Gvuardiol se unieron, también en la semifinal, los del mediocentro Marcelo Brozovic.
Bosko Sutalo o Domagoj Vida podrían entrar en el centro de la zaga, así como Lovro Majer y Kristijan Jakic en la medular, en tanto que en la defensa marroquí repetirán Jawad El Yamiq, Achraf Dari y Yahia Attiyat-Allah, que ya han tenido protagonismo, y en el resto no se esperan cambios porque Regragui entiende que no sería bueno para el equipo.
Alineaciones probables:
Croacia: Livakovic; Juranovic, Lovren, Sutalo, Sosa; Modric, Jakic, Kovacic; Vlasic, Petkovic y Perisic.
Marruecos: Bono; Hakimi, El-Yamiq, Dari, Attiyat-Allah; Ounahi, Amrabat, Amallah; Ziyech, En-Nesyri y Boufal.
Árbitro: Abdulrahman Al Jassim (QAT)
Campo: Khalifa International
Hora: 10:00 am