Una de las tácticas más antiguas de Trump en los negocios y la política es acusar de lo mismo que lo acusan

Una de las tácticas más antiguas de Trump en los negocios y la política es acusar de lo mismo que lo acusan
Foto: Doug Mills, The New York Times. Walt Nauta, asistente personal de Donald Trump, le acomoda al exmandatario el cuello de su sudadera durante el Pro-Am del torneo LIV Golf en el Club Nacional de Golf Trump en Sterling, Virginia.

Unos días antes de los caucus de Iowa, el expresidente Donald Trump se presentará en el tribunal dos veces esta semana: el martes en Washington y el jueves en Nueva York.

No le exigieron que asistiera a ninguna de las dos audiencias, pero los asesores señalan que él cree que su aparición en los tribunales son una escenificación de lo que se está convirtiendo con rapidez en un tema central de su campaña: que el presidente Joe Biden —quien está calificando como un peligro para el país al probable candidato republicano— es la verdadera amenaza para la democracia estadounidense.

La afirmación de Trump es la versión más descabellada e infundada de una táctica que ha empleado a lo largo de su vida, tanto en los negocios como en la política. Siempre que lo acusan de algo (sin importar de qué), responde acusando a su opositor exactamente de lo mismo. La idea no es tanto alegar que él está libre de culpa como insinuar que todos los demás también la tienen.

El presidente Joe Biden pronuncia su primer discurso del año electoral 2024 en Blue Bell, Pensilvania, el 5 de enero de 2024. (Pete Marovich/The New York Times).

Se trata de un impulso más que de una estrategia, pero en las campañas de Trump, ese impulso a veces se ha alineado con sus intereses políticos. Con esta manera de pensar, cuanto más escépticos se vuelvan los electores, es más probable que se rindan y digan “todos son lo mismo” y comiencen a comparar a los dos candidatos en temas que la campaña considera favorables para Trump, como la economía y la inmigración.

Su relativismo moral en descenso ha afianzado su método a casi todas las facetas de la vida pública estadounidense, incluyendo la democracia.

En 2017, cuando el presentador de Fox News, Bill O’Reilly, describió al presidente de Rusia, Vladimir Putin, como un “asesino”, Trump contestó que había “muchos asesinos”, y añadió “Es decir, ¿tú crees que nuestro país es tan inocente?”.

Y en la campaña de 2016, Trump aplicó el método “Eso lo serás tú” para una amplia gama de puntos débiles.

Hillary Clinton y Donald Trump participan en el tercer debate presidencial en la Universidad de Nevada, Las Vegas, el 19 de octubre de 2016. (Damon Winter/Los New York Times).

Cuando en las encuestas los electores calificaron a Trump de racista después de que, entre otras cosas, tachó de “violadores” a los inmigrantes que entraban de manera ilegal a Estados Unidos, afirmó que su rival, Hillary Clinton, era la verdadera “intolerante”.

Cuando Clinton insinuó que Trump era emocionalmente inadecuado como para confiarle los códigos nucleares del país, él la señaló como “gatillo fácil” y “muy inestable”.

Durante uno de sus debates electorales, cuando Clinton lo llamó “títere” de Putin, Trump la interrumpió diciendo “Nada de títere, el títere eres tú”.

Uno de los voceros de Trump no respondió a nuestra solicitud de hacer comentarios.

Fotografía de archivo del expresidente de EE.UU., Donald Trump. EFE/EPA/Cristóbal Herrera.

Durante años, Trump defendió y mantuvo vivo al movimiento anteriormente marginal de quienes afirmaban sin fundamento que Barack Obama nació en Kenia y por lo tanto era un presidente ilegítimo. Cuando finalmente renunció a esa teoría conspirativa por conveniencia política poco antes del día de las elecciones en 2016, dijo sin fundamentos que fue Clinton quien había comenzado a atacar con esa afirmación al primer presidente negro de Estados Unidos.

El senador de Texas, Ted Cruz —a quien Trump apodó “Ted el mentiroso”— fue víctima de esta táctica de Trump en las elecciones primarias republicanas de 2016 en un momento en que Trump estaba siendo acusado de sus mentiras casi constantes. En un arranque de indignación, Cruz resumió esa injusticia diciendo acerca de Trump: “Él miente con prácticamente todas las palabras que salen de su boca. Y en un patrón que yo creo que es de manual de psicología, su reacción es acusar a todos los demás de mentirosos”.

Senador Ted Cruz. Foto/The New York Times.

Ahora, Trump está volviendo a usar su herramienta preferida para neutralizar lo que muchas personas ven como su peor infracción en la vida pública y el mayor de sus puntos débiles en lo político durante la campaña de 2024: sus intentos de perturbar la transferencia pacífica del poder y quedarse en el cargo después de que perdió las elecciones de 2020.

Y su aparato de campaña le ha seguido el juego cuando afirma sin fundamentos que Biden está dirigiendo las investigaciones y las acciones judiciales en su contra. Los asesores de Trump han acuñado una frase “Biden contra la democracia”, cuyo acrónimo en inglés es BAD.

Steve Bannon, el exestratega principal de Trump, señaló que él pensaba que su antiguo cliente estaba planeando algo. Ahora Trump está peleando con Biden por un tema que muchos consultores y funcionarios electos republicanos habían esperado que evitara. Tenían buenas razones dado que los candidatos que promueven la negación de las elecciones y las teorías conspirativas sobre el ataque al Capitolio del 6 de enero de 2021, le costaron a su partido contiendas que podía ganar en las elecciones de medio mandato en 2022.

Donald Trump y Steve Bannon. Foto/The New York Times.

Bannon lo ve de otra manera.

“Si se puede pelear contra Biden y llegar casi a un empate en este tema, algo que yo creo posible, entonces todo se acaba”, señaló Bannon en una entrevista al referirse a la puesta en riesgo de la democracia estadounidense. “No tiene ninguna otra cosa que proponer. Eso es lo principal”.

Bannon añadió: “Si Biden quiere pelear en ese terreno, acerca de la democracia y todo este tipo de cosas efímeras, Trump estará ahí en un segundo”.

Trump y sus asesores esperan hacer algo más que ocultar su responsabilidad relacionada con sus mentiras sobre las elecciones y el ataque violento al Capitolio, lo cual los demócratas confían en que siga siendo muy alarmante para una mayoría de los electores; para esto esperan poder convencer a los votantes de que, en realidad, el problema es Biden.

Se cumplen tres años del asalto al Capitolio, por parte de simpatizantes de Trump en el 2021. Foto: EFE/ Jim Lo Scalzo

La actitud de los electores con respecto a Biden ha cambiado conforme Trump ha tratado de sugerir que los intentos de hacerlo responsable por sus acciones son una amenaza para la democracia. En una encuesta de The New York Times/Siena College realizada en octubre de 2022, entre los electores que decían que la democracia estaba bajo amenaza, el 45 por ciento veía a Trump como una amenaza importante para la democracia, en comparación con el 38 por ciento que decía lo mismo sobre Biden. Esta brecha era todavía más grande entre los electores independientes, quienes tuvieron catorce puntos porcentuales más de probabilidad de ver a Trump como esa amenaza.

Pero parece que la retórica de Trump ya ha alterado la opinión pública, incluso antes de que la campaña lanzara su nueva frase. En otro sondeo más reciente, el 57 por ciento de los estadounidenses dijeron que la reelección de Trump plantearía una amenaza a la democracia y el 53 por ciento dijeron lo mismo de Biden, de acuerdo con una encuesta realizada por la organización Public Religion Research Institute en agosto de 2023. Entre los electores independientes, casi el mismo porcentaje creía que cualquiera de los dos candidatos sería una amenaza para la democracia.

Barack Obama y David Axelrod. Foto/The New York Times.

David Axelrod, un alto exasesor de Obama, comentó que los sondeos indicaban que Trump había “avanzado con su base en este proyecto”. Pero explicó que unas elecciones generales implican una contienda “más dura” para convencer a la gente de que sus mentiras sobre el 6 de enero de 2021 son verdad.

Esta es “una de las razones por las que está tan desesperado por prolongar el juicio del 6 de enero hasta después de las elecciones”, comentó Axelrod acerca de los cargos federales de conspiración para engañar a Estados Unidos levantados en contra de Trump.

“El testimonio de una serie de testigos, entre ellos sus propios colaboradores principales, abogados y asesores de la Casa Blanca seguido de un veredicto de culpable lo perjudicaría fuera de la base”, señaló Axelrod.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *