Panamá recibe otro ataque. El último reporte internacional de la Organización Mundial de Aduanas (OMA) publica de una alta infiltración del crimen organizado en los puertos panameños. Titulado: “Infiltración de las cadenas de suministro de carga marítima. Delincuencia organizada, cocaína y el conspirador interno “.
La directora de Aduana panameña aclara que no es la Aduana Panamá, la que ha dado esa información.
Lo llamativo del reporte es que no utilizan la información oficial de Aduana Panamá, desvalorizando la credibilidad y sesgando la opinión, y no les dan crédito a nuestras autoridades. ¿Cuál fue la información que utilizó la OMA? Panamá debería exigir una aclaración.
Este reporte lo comparo, por grave y perjudicial coincidiendo con las fiestas patrias de la nación panameña, con el escándalo de los Papeles de Panamá abril del 2016, durante el periodo del expresidente Juan Carlos Varela.
Ese reporte de la OMA es otro golpe a la imagen del Centro Financiero Internacional. El objetivo estratégico de esas publicaciones es causar el mayor daño al país. Ahora fueron los puertos.
Hay otros factores a considerar
1.- Panamá está en el fuego cruzado de dos potencias inmersas en su guerra comercial, Estados Unidos y China.
2.- Los principales puertos en el Pacífico y el Atlántico están bajo el control de una empresa “privada” de China.
3.- Las navieras son más poderosas que muchos Estados. Tienen representación en Panamá y a través de sus abogados -cuando no consiguen lo que quieren-, pasan la factura. El Estado debe neutralizar esa falla, en defensa de los intereses nacionales.
Daños a la imagen y reputación de Panamá
1.- Estigma Internacional. Retrocedimos la mala época de los Papeles de Panamá. Nuestro país se asocia con malas prácticas financieras, trampa, deshonestidad.
2.- Inclusión en otra lista negra. No logramos salir de las listas, nos incluyen ahora con la corrupción en los puertos. Sin puertos no hay comercio.
3.-Pais corrupto. Estado cooptado y reconfigurado por las organizaciones criminales internacionales.
Como nación no estamos haciendo el suficiente esfuerzo para tener el control de los puertos. Capturar más drogas en los puertos no es un argumento de eficiencia. Hay que aplastarlos con acciones decisivas.
Convivir o compartir o permitirles espacios a los criminales, no es una opción. Aceptar como un mal endémico la violencia y el narcotráfico, es una mala señal a las inversiones internacionales.
El gobierno, frente a este escenario de conflicto interno que se traduce en afectaciones internacionales, está obligado a contraatacar con contramedidas estratégicas para retomar el control de todos los puertos, aplastando las mafias que controlan nuestros puertos.
Lo que han hecho hasta el momento no es suficiente para ganarse la confianza mundial.