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Futuro inmediato de Venezuela: Una encrucijada de máxima tensión

Futuro inmediato de Venezuela: Una encrucijada de máxima tensión

El análisis estratégico establece que en entre enero y junio del 2026, el país se consolidará bajo el Escenario Base de Tensión Coercitiva

Venezuela se encuentra a finales del 2025 en una encrucijada de máxima tensión. Esta situación es impulsada por la confluencia de una crisis interna profunda y la coerción externa activa por parte de Estados Unidos. La inestabilidad tiene su origen en la profunda crisis de legitimidad del régimen de Nicolás Maduro, informó el diario El Nacional.

Esa fractura política se debe al desconocimiento generalizado de los resultados de las elecciones presidenciales celebradas en julio pasado. El consenso social es abrumadoramente claro respecto a esta ilegitimidad.

Una mayoría casi unánime, 91,6% de los venezolanos, considera que Edmundo González fue el verdadero ganador de la elección presidencial. Además, 83,3% de la población manifestó su desacuerdo con la juramentación de Maduro para un tercer mandato.

La inestabilidad política resultante de este acto ya está comprometiendo la continuidad del relativo crecimiento económico observado en años anteriores.

Enero del 2026 se erige como un siguiente catalizador de inestabilidad política interna. Eso se debe a la continua ilegitimidad del mandato y los eventos pautados con capacidad de desencadenar nuevas protestas.

La debilidad de esta base implica que la estabilidad del régimen es puramente coercitiva. Esto lo hace intrínsecamente susceptible a la agresiva estrategia de presión militar y económica desplegada por Estados Unidos.

El rol de la oposición se centra en mantener viva la narrativa de crisis de legitimidad y autoritarismo, lo que justifica la presión internacional. Esa narrativa mantiene movilizado el descontento popular masivo dentro del país.

El Escenario Base, con máxima probabilidad, implica que la crisis perpetua se institucionaliza. La estrategia dual de Washington mantiene a los adversarios en la incertidumbre sobre las intenciones finales.

La presión militar de Estados Unidos se mantendrá a través de ataques cinético limitados. Esos ataques se justificarán bajo la etiqueta de antinarcóticos, como los 21 ataques ya reportados contra supuestas narcolanchas.

La administración Trump ha maximizado la presión, aumentando la recompensa por la captura de Maduro a $50 millones. También autorizó a la CIA a llevar a cabo acciones encubiertas dentro del país.

A pesar de la máxima presión de Washington, el escenario de tensión permanente se consolida por el apoyo extranjero. El régimen ha fortalecido su alianza militar y económica con Rusia, China e Irán.

Especialmente relevante es la cooperación con Rusia, que ha establecido cronogramas de inversión conjunta hasta el 2030 en sectores críticos como el petróleo y la minería. Los intereses rusos y chinos en la infraestructura crítica venezolana actúan como una “póliza de seguro” geopolítica.

Esa dinámica genera una disuasión mutua, lo que obliga a Estados Unidos a ataques limitados para evitar una escalada regional grave. La continuidad del régimen está garantizada bajo este escenario, ya que tiene apoyo suficiente para resistir la coerción limitada.

Bajo el Escenario Base, la vida se desarrollará bajo la sombra constante de una posible escalada militar. La inestabilidad política compromete la recuperación económica genuina.

El ciudadano común enfrentará la profundización de la desesperanza y la persistencia de la crisis humanitaria. Esta crisis está marcada por la pobreza, el hambre y la precariedad de los servicios públicos.

La alta inflación recurrente se mantendrá, con tendencia a la dramática cifra de 682% en el 2026, según el FMI. Eso, sumado a la contracción proyectada del PIB de 2% en el 2025, dificulta la recuperación de los servicios y mantiene la miseria social.

La presión externa, hasta ahora, solo ha logrado consolidar una dictadura coercitiva sostenida. La crisis migratoria continuará siendo un factor definitorio, impulsada por la pobreza y el hambre.

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