Es posible que las mujeres posmenopáusicas con cuerpo “en forma de pera” sean más saludables que aquellas con cuerpo “en forma de manzana”.
Incluso en las mujeres que tienen un índice de masa corporal normal, la ubicación de la grasa varía. Las mujeres con cuerpo de manzana tienen más grasa alrededor de la cintura, en tanto que las mujeres con cuerpo de pera acumulan grasa en las caderas y las piernas.
Unos investigadores que estudiaron a 2683 mujeres posmenopáusicas con un IMC normal y les dieron seguimiento durante un promedio de dieciocho años publicaron sus hallazgos en European Heart Journal. Detectaron 291 casos de enfermedades cardiovasculares.
Después de ajustar otros factores, se encontraron con que ni el porcentaje de masa corporal ni el de grasa corporal estaban asociados con el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares.
Sin embargo, del total de mujeres, el 25 por ciento que presentó los niveles más elevados de grasa alrededor de la cintura tuvo un riesgo 91 por ciento mayor de padecer cardiopatía coronaria o embolia en comparación con el 25 por ciento con los niveles más bajos. Y el 25 por ciento con los niveles más elevados de grasa en las piernas tuvo un riesgo 32 por ciento menor en comparación con las de los niveles más bajos.
Las mujeres con porcentajes altos de grasa en la cintura y porcentajes bajos de grasa en las piernas presentaron un riesgo tres veces más elevado en comparación con aquellas cuya distribución de grasa era la opuesta.
“Por desgracia, no sabemos cómo reubicar la grasa del vientre en las piernas”, mencionó el autor principal, Qibin Qi, profesor asociado en el Colegio de Medicina Albert Einstein. “La genética influye en esto. El ejercicio puede ayudar con la pérdida de peso, pero nos sabemos qué tipo de ejercicio podría reubicar la grasa corporal”.