Dos manifestaciones: Una contra el chavismo y otra contra la OEA. La policía se enfrentó con los opositores que intentaban llegar a la Asamblea. La jornada dejó un herido de bala. Maduro acusó a la oposición de querer llenar las calles de sangre y diputados opuestos al régimen chavistas denunciaron ataques armados por paramilitares
Venezuela vivió este martes dos manifestaciones adversas con una misma consigna: contra “el golpe de Estado”.
En una movilización que dejó nueve heridos -uno de bala-, los detractores del presidente Nicolás Maduro denunciaron una usurpación de los poderes del Parlamento, de mayoría opositora, por parte del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ).
A ello miles de chavistas respondieron con otra manifestación, cuyo lema fue la denuncia de Maduro de que en la OEA hubo un “golpe de Estado”, durante una sesión el lunes que declaró que en su país hay una “grave alteración” de la democracia.
Con gases, chorros de agua y perdigones, la policía impidió que la marcha opositora llegara a la Asamblea para acompañar una sesión que debatiría la compleja destitución de los magistrados del TSJ, que la semana pasada se atribuyeron las funciones legislativas.
La sentencia, anulada parcialmente el sábado, fue catalogada de “golpe de Estado” por la oposición y motivó la resolución de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Y de un lado y otro, las consignas iban contra lo que cada cual considera un zarpazo.
– “La calle es de nosotros” –
El libreto se repitió a la perfección, como cada vez que la oposición intenta llegar al centro de la capital, donde están ubicadas las sedes de los poderes públicos.
Cientos de policías bloquearon la calle por donde pretendía marchar la oposición.
“¡Colaboren! Vamos a mantener el orden”, advertía un oficial con un megáfono antes de la primera ráfaga de gas pimienta.
Al principio fueron unas 200 personas, entre ellas tres mujeres de entre 20 y 25 años que cantaron el himno venezolano arrodilladas sobre una bandera venezolana frente a los policías.
Caravanas de varios partidos políticos fueron llegando con su militancia, marchando como tropa directamente al piquete. Empujones, consignas, insultos, que eran respondidos con bombas lacrimógenas.
“¡No nos vamos a calar (aguantar) un golpe de Estado!”, retumbaba en el parlante de un camión de sonido ubicado en una importante avenida de la capital venezolana. “La calle es de nosotros”.
“¡El pueblo está cansando de tanta miseria!”, gritaba Bael Veitía, de 37 años, con los ojos llorosos por el gas y una pancarta en la que se leía “No + dictadura”.
Llegó a haber unas 1.000 personas, que fueron menguando a medida que aumentaban las acciones para dispersar la concentración.
Los más radicales respondían con piedras, mientras que desde unos edificios de vivienda social construidos por el chavismo lanzaban botellas de vidrio contra los manifestantes.