Armada con un escudo de alta tecnología para protegerla del intensísimo calor, la sonda Parker despegará el sábado dispuesta a “tocar el Sol” y tratar de responder a una pregunta que atormenta a los científicos: ¿por qué su corona es infinitamente más caliente que su superficie?
La sonda, que volará el sábado desde Cabo Cañaveral en Florida, será el primer objeto construido por el hombre para hacer frente a las condiciones infernales de esta parte de la atmósfera de nuestra estrella y la atravesará 24 veces a unos 6,2 millones de kilómetros de la superficie del Sol durante los siete años que está previsto que dure la misión.
Para sobrevivir, la nave está equipada con un escudo compuesto de carbono de unos 12 centímetros de espesor que debe protegerla de una temperatura de 1.400 grados -suficiente para fundir el silicio- y mantener funcionando los instrumentos científicos a unos cómodos 29 grados.
Estos instrumentos deben permitir medir las partículas de alta energía, las fluctuaciones magnéticas y tomar imágenes para comprender mejor esta corona, que es “un ambiente muy extraño, desconocido para nosotros”, dice Alex Young, un especialista en el Sol de la NASA.
De hecho, la observación a distancia llegó a su límite, dice Nicky Fox, miembro del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins y responsable científica de la misión.
“Tenemos que ir a donde esto ocurre, donde pasan todas estas cosas misteriosas”, dice.