Charles Darwin llegó a teorizar al respecto, pero la hipótesis resultó difícil de verificar, al menos en animales.
Expertos en periquitos han observado desde hace mucho tiempo que las hembras apreciaban de los machos el esplendor de su plumaje o el virtuosismo de su canto. Pero para elegir un compañero, ¿toman en cuenta también la inteligencia?
Charles Darwin llegó a teorizar al respecto, pero la hipótesis resultó difícil de verificar, al menos en animales.
Un experimento realizado por investigadores de la Academia de Ciencias de China y la holandesa Universidad de Leiden, cuyos resultados fueron publicados el jueves en la revista Science, parece dar una respuesta afirmativa a esta pregunta fundamental sobre la evolución.
Los investigadores realizaron una prueba con un total de 34 periquitos australianos o comunes, endémicos de ese país pero que se encuentran en muchas otras regiones, al estar extendido su uso como mascotas.
Una de las hembras observadas, por ejemplo, fue colocada, en principio, en presencia de dos machos. Naturalmente escogió a uno: los investigadores supieron a cuál midiendo cuántos minutos pasó con uno y otro en la jaula.
Posteriormente, el macho no preferido recibió un entrenamiento para aprender a abrir dos tipos de cajas que contenían semillas. El macho favorito no recibió ese entrenamiento.
A continuación, la hembra observó a los dos frente a las cajas, un ejercicio cruel para el macho favorito, que solo pudo mostrar su ineptitud a la hembra, mientras su rival se lucía con su destreza para abrirlas.
Finalmente, ambos machos fueron colocados de nuevo en la jaula con la hembra.
Los investigadores intuían que ella cambiaría su preferencia después de observar el deficiente desempeño de su macho favorito. Y eso es lo que sucedió: ocho de las nueve periquitas del grupo de prueba cambiaron de macho y pasaron más tiempo con el antiguo macho no preferido, lo cual no se observó en el grupo de control.
“La observación directa de las habilidades cognitivas puede afectar los criterios de preferencia de la pareja”, concluyen los autores del estudio que, según ellos demuestra que “las habilidades cognitivas se pueden seleccionar directamente mediante la elección de la pareja”.
Y la inteligencia proporcionaría una ventaja reproductiva, es decir, una ventaja en términos de evolución.
Los investigadores aclaran, no obstante, que en esta etapa se trata solo de un experimento y que se necesitan más estudios para confirmar el método y consolidar los resultados.
Pero dos expertos en evolución de la Universidad de California en Irvine, en un comentario independiente publicado en Science, creen que la nueva metodología presentada el jueves “se convertirá en una herramienta importante para futuros estudios sobre las preferencias de parejas”.