Millones de niños en España, atrapados en sus casas desde que las autoridades implementaron un cierre nacional a mediados de marzo, no han podido ejercitarse al aire libre, dar un paseo corto alrededor de su cuadra, ir con sus padres al supermercado o salir de su casa excepto por razones médicas.
Estas medidas, las más estrictas de Europa, han dejado a innumerables niños aburridos, exhaustos y a veces deprimidos.
Dado que las autoridades españolas han ampliado el período de confinamiento hasta mayo, recientemente se han intensificado los llamamientos a relajar las normas de confinamiento para los niños, ya que muchos padres y especialistas de salud están sonando la alarma sobre las consecuencias a largo plazo que el confinamiento tendrá en su salud física y mental. Incluso en la mayor parte de Italia, el país más afectado del continente en cuanto al número de muertes, los padres pueden sacar a sus hijos a pasear.
“Es probable que algunos padres estén enfadados”, dijo Diego Figuera, un psiquiatra del hospital San Carlos de Madrid que trabaja con niños. “¿Cómo les explicas que puedes sacar a tu perro a pasear, pero no a tu hijo?”.
Figuera dijo que los expertos en salud pública y los epidemiólogos habían aconsejado al Ministerio de Salud de España que confinara a los niños al comienzo de la crisis porque les preocupaba que los niños pudieran transmitir el virus a las personas mayores.
La semana pasada, España, que ha reportado más de 20.000 muertes por el virus, comenzó a relajar algunos aspectos de su cierre, permitiendo que las obras de construcción y las fábricas volvieran a abrir. El transporte público en grandes ciudades como Madrid o Barcelona se ha vuelto un poco más activo, pero aún no se ven padres empujando cochecitos o caminando de la mano de un niño.
El sábado, Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno de España, dijo que algunos niños podrán salir después del 27 de abril, ya que anunció otra extensión del cierre hasta el 9 de mayo. Sánchez no especificó cuánta libertad exactamente tendrán los niños para salir, pero sugirió que tal vez se aplicaría a los menores de 12 años.
El anuncio de Sánchez se produjo en medio de las crecientes críticas de padres y especialistas en salud, respaldados por algunos políticos regionales, que han advertido que mantener a los niños estrictamente en interiores podría dañar su salud mental y física.
Alejandra Raventós, psicóloga y directora de la Fundación Anne, una organización sin fines de lucro que ayuda a niños desfavorecidos, dijo que estaba “enojada y conmocionada” por la falta de consideración al bienestar de los niños cuando se implementó el cierre a mediados de marzo.
Como madre de tres hijos y a través de su trabajo en la Fundación Anne, Raventós dijo que estaba siendo testigo de las dificultades de algunos niños, desde nutrición hasta problemas de sueño, así como fuertes cambios de humor. Para otros, dijo Raventós, el “gran riesgo es que el aburrimiento se convierta en una apatía completa”, en particular dada la falta de movimiento físico y de variedad en sus actividades.
Como el confinamiento en España permanecerá hasta mayo, la presión pública aumentó en los últimos días a favor de relajar las normas para los niños, y algunas regiones españolas están trabajando en planes para permitirles salir al aire libre.
“Si pueden salir a pasear adultos con un perro, y ahora algunas actividades económicas no esenciales se reactivan, ¿por qué nuestros niños y niñas deben seguir esperando?”, escribió la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, en Facebook, instando a las autoridades a “liberar a nuestros niños”. La etiqueta #NiñosEnLaCalleYa ha circulado ampliamente en las redes sociales.
Las autoridades de la región de Madrid sugirieron la semana pasada que se permitiera a los niños menores de 14 años salir una hora una vez al día, pero sin su bicicleta o patineta.
Pero el plan de Madrid, así como los esbozados por otras regiones, de cualquier manera requieren la aprobación del gobierno central.
Mientras tanto, los padres hacen lo posible por mantener a sus hijos ocupados y felices.
“Se ha adaptado, pero ha sido traumático”, dijo Elena Parreño, quien contó que su hija, Maya Herrero, de 7 años, no tenía energía y había tenido tantas pesadillas desde que comenzó el confinamiento que ahora duerme con ella y su marido. Maya dijo en una entrevista telefónica que extrañaba salir a caminar e ir a sus sesiones semanales de natación.
“Es un poco como estar en una prisión”, dijo Parreño sobre la situación de los niños. “Están sobreviviendo”.
Cuando Parreño llevó a Maya a un paseo corto, desafiando la prohibición del gobierno, Maya dijo que era “la mejor madre del mundo”, contó Parreño.
Figuera, el psiquiatra de Madrid, explicó que el impacto psicológico del confinamiento podría afectar a los niños a largo plazo.
“Después de meses de encierro, quizá le vayamos a pedir a los niños de 4 años que se pongan un cubrebocas a una edad en la que sonreír es la forma más importante de interacción social”, dijo Figuera, que forma parte de un grupo de expertos que asesoran al gobierno español sobre la flexibilización de las medidas de encierro para los niños. “Esa nueva normalidad, que es anormal, dejará a los niños traumatizados”.
Sara Jiménez, dietista y nutrióloga, dijo que algunas familias ya no se atenían a horarios estrictos de comida y consentían a sus hijos. “La cesta de la compra se llena de pasteles y productos de mala calidad para mantener a los niños felices durante este período”, dijo.
Muchos niños comenzaron el encierro sintiéndose agitados, dicen los padres, pero luego el aburrimiento se apoderó de ellos. “Estar sola es muy duro”, dijo Lía, la niña de 9 años, que es hija única. Dijo que había dejado de llamar a sus amigos porque no tenía “nada más que decirles” y prefería jugar sola. “Ha pasado mucho, mucho tiempo”, añadió.
Es probable que el encierro haya afectado especialmente a las familias de bajos ingresos, ya que muchas de ellas viven en condiciones de hacinamiento.
Mafus Rohman y su esposa, Samina, comparten un apartamento de dos dormitorios con sus gemelas de 5 años, que duermen en la habitación con ellos, y un pariente mayor de la familia que duerme en el otro cuarto. Rohman dirige un bar que se ha visto obligado a cerrar durante el confinamiento, y dijo que no podía pagar el alquiler este mes.
“Siguen preguntando qué está pasando”, dijo Rohman en su apartamento mientras las gemelas, Misha y Maliha, coloreaban dibujos cerca de él. “Al menos estamos todos juntos”.