Durante la recesión de 2008, Emma Connelly estaba en cuarto grado de primaria. Los despidos masivos la afectaron de manera personal. “Mi padre estuvo empleado y desempleado de manera intermitente durante casi seis años, así que pasó más tiempo en casa”, dijo Connelly, de 22 años. “Nos volvimos muy unidos”.
Como para muchas familias en aquella época, el dinero se convirtió en un tema de discusión constante en el hogar de los Connelly. “Siempre sentíamos un poco de ansiedad por el dinero”, relató Connelly. “Hasta la fecha, creo que mis padres se sienten culpables por no haber podido darnos más durante nuestra infancia”.
A pesar de sus contratiempos financieros, los padres de Connelly les enseñaron a sus hijos que el dinero no lo era todo y les demostraron esa lección a través de sus acciones. “En un momento dado, mis abuelos le dijeron a mi mamá que dejara a mi papá porque él no tenía trabajo”, comentó Connelly. “Y mi mamá les respondió: ‘Es un padre maravilloso, es un hombre bueno, y lo amo. No lo voy a dejar’”. Años después, cuando la familia extendida criticó a Connelly por estudiar arte, sus padres la apoyaron.
Sin embargo, cuando se desató la pandemia y provocó otra recesión en la economía global —esta es peor que la anterior, según informes— Connelly volvió a sentir ansiedad por el dinero.
Como crecí durante la recesión, ya estaba acostumbrada a preocuparme por el dinero todo el tiempo, dijo Connelly. Ahora, con la crisis del COVID-19, siento que regresé al segundo grado.
Antes de la pandemia, Connelly, que vive en Los Ángeles, tenía tres empleos además de asistir a la escuela. Ahora no ha tenido trabajo desde hace dos meses. Como se graduó en medio de la crisis es casi imposible encontrar empleo. “Esto es lo que todos dijeron que iba a pasar”, lamentó.
Connelly también se siente culpable de hablar sobre problemas financieros con sus amigos. “Tengo más de lo que tienen otras personas, así que eso también se siente raro”, dijo. “No quiero que mi ansiedad sea una carga para nadie”.
El dinero es un tema que conlleva una carga emocional pero, en este momento, muchas personas tienen dificultades económicas de formas nuevas y contradictorias. Unos 17,8 millones de estadounidenses están desempleados, y otros 10,6 millones siguen en un estado de “baja temporal”, según los datos publicados en julio por la Oficina de Estadísticas Laborales.
Al igual que Connelly, muchas personas se sienten tanto vulnerables como culpables por sus situaciones financieras. Dicen que hablar de dinero les parece incómodo, complicado y vergonzoso. Pero ¿tiene que ser así?
Inicia la conversación
Erin Lowry, autora de la serie de libros “Broke Millennial”, sugirió que las conversaciones sobre dinero podrían ser más francas durante una crisis. “Esas clásicas conversaciones incómodas sobre dinero van a ser más sencillas en los próximos meses porque muchas personas están perdiendo empleos, horas de trabajo o están suspendidas sin goce de sueldo”, comentó.
Por lo general, la gente asocia el dinero con vergüenza y crítica, pero la crisis actual ha disminuido esa vergüenza. “Se está reestructurando el lenguaje de modo que la gente sepa que no es su culpa. No es una falla moral de su parte. Esto es algo que está pasando en todo el mundo”, dijo Lowry. Esto hace que sea más fácil mencionar el tema. “Creo que esto ayuda a la gente a sentirse bien con ser honesta y abierta en cuanto a su situación”, afirmó.
Es posible que mencionar la pandemia sirva para romper el hielo, pero el dinero sigue siendo un tema sensible y complicado, y mucho de lo que está sucediendo en la economía apunta hacia un problema más amplio. “Y esa es una conversación mucho más difícil de sostener”, advirtió Lowry.
“Hay quienes aún creen con devoción que el sistema funciona, y que esto solo fue una falla técnica. Piensan que todo estará bien. Y hay otros que dicen que hay problemas evidentes en este sistema actual. ¿Cómo podemos repararlo? Y en una época en la que también estamos tan divididos en términos políticos, va a ser difícil”.
Ya sea que lidies con un compañero de piso que no puede pagar la renta, un amigo que aún tiene empleo cuando tú perdiste el tuyo, o un pariente que necesita ayuda económica, la empatía es la clave para navegar estas conversaciones delicadas, y eso es cierto ahora más que nunca, explicó Debra Roberts, especialista en comunicación y autora de “The Relationship Protocol”.
“La manera en que sacas el tema a colación es aún más importante que lo que dices en realidad”, dijo Roberts. Desde el comienzo, debes reconocer la incomodidad y hacerle saber tus intenciones a la otra persona. “Podrías decir algo como: ‘Sé que esto es un tema complicado, y quiero ser considerado sobre lo que estás experimentando’”, sugirió Roberts.
Si le vas a pedir a tu arrendador que reduzca el monto de tu renta, por ejemplo, podrías reconocer el hecho de que él o ella también se está viendo afectado por esta crisis. Si un amigo perdió su trabajo, tal vez te parezca raro llamarle al principio, sobre todo si todavía tienes tu empleo, pero puedes reconocer esa incomodidad y hacerle saber que lo tienes presente.
“Es incómodo hablar de eso, pero es importante mantenerse en contacto”, comentó Roberts. “Y si te sientes culpable, eso es algo que debes conciliar por tu cuenta a fin de poder tener esa conversación”.
Por naturaleza, los humanos evitamos estas situaciones incómodas pero ignorar el problema suele agravarlo a la larga. En la mayoría de los casos es mejor enfrentar la incomodidad desde el principio.
Por ejemplo, si le pediste a tu compañero de piso que redujera tu parte del alquiler porque perdiste tu trabajo, quizá después te sientas culpable al pedir comida a domicilio. Para mitigar esos sentimientos complicados, Lowry recomienda las conversaciones francas: “Solo dile: ‘He tenido una semana muy mala y quisiera gastar 15 dólares en algo de mi restaurante favorito. Solo quiero decírtelo antes de que se vuelva incómodo’”.
Cómo apoyar a un amigo
Si sientes la necesidad de ofrecerle apoyo económico a un amigo, hay una manera sencilla de hacer que no se sienta como caridad sino como un regalo: ofrécele algo tangible además del dinero. “En lugar de enviarle cien dólares, transfiérele cien dólares por Venmo con una nota que diga: ‘Usa esto para despilfarrar en algo de tu restaurante favorito, o pide tu comida favorita”, sugirió Lowry. “De esa manera, tu amigo no pensará: ‘Siente lástima por mí porque perdí mi trabajo’. Es un regalo, un gesto amable”.
Si decides prestarle dinero a un amigo, o darle algún tipo de ayuda financiera, evita controlar la situación de más. “Solo dale lo que puedas, y cuando lo hagas, recuerda que es un regalo, no un préstamo”, comentó Lowry. “Si te devuelven el dinero, genial. Pero, en tu mente, piénsalo como un regalo”.
En la comunicación escuchar es igual de importante que hablar, y esa es una buena regla general para cualquier conversación difícil pero, sobre todo, para las que surgen durante una crisis. Es una habilidad que Connelly dice haber practicado dentro de su propio grupo de amigos.
“Trato de escuchar mucho a mis amigos, y pienso que ellos tratan de hacer lo mismo”, dijo Connelly. “Me siento agradecida de que hicimos el esfuerzo de tener una amistad basada en escucharnos y realmente tratar de pensar: ‘¿Cómo puedo demostrarle a esta persona que me preocupa su bienestar y cómo puedo recibir ese cariño de vuelta?’”.
Tal vez no hay manera de escapar de las sensaciones complicadas e incómodas que provocan estas conversaciones. “Seré franca. Siempre será incómodo”, admitió Lowry. “Más allá de los consejos, o las estrategias, algunas de estas conversaciones son difíciles. Solo tenemos que aceptarlo”.