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Se inaugura el Festival de Cine de Venecia, desafiante pero con distanciamiento social

Se inaugura el Festival de Cine de Venecia, desafiante pero con distanciamiento social
Un letrero que fomenta el distanciamiento social en el Festival Internacional de Cine de Venecia en Venecia, el 3 de septiembre de 2020. (Susan Wright/The New York Times)

VENECIA, Italia — La mayoría de los amantes del cine que asisten a la edición de este año del Festival de Cine de Venecia no han estado dentro de una sala de cine en meses.

“Tuve muchos sentimientos al entrar a la primera proyección, con personas de todo el mundo que aman el cine”, dijo Laura Pritchard, de 54 años, una escritora británica y editora de guiones que vive en Venecia. “Lloré”.

La única distracción de este momento intenso, dijo, era la mascarilla que usaba. “No son tan efectivas cuando una película te hace llorar y se empapan por las lágrimas”, dijo, mientras reía.

La edición 77 del festival, que se inauguró el miércoles y concluirá el 12 de septiembre, es el primer evento cinematográfico internacional importante en realizarse desde que el coronavirus causó el cierre de los cines, platós y reuniones públicas en todo el mundo.

Venecia, el festival más antiguo del mundo, ha ganado en los últimos años una reputación de lanzar películas ganadoras del Oscar como “Guasón” (2019) de Todd Phillips, “La favorita” (2018) de Yorgos Lanthimos y “La La Land” (2016) de Damien Chazelle. A los asistentes de este año se les exige que porten cubrebocas no solo en las salas de proyección, sino en todo el sitio del festival, que incluye áreas para sentarse en exteriores, cafés y restaurantes.

También están en vigor otras medidas estrictas para evitar la propagación del virus: hay estaciones de gel desinfectante en las entradas de los edificios y los movimientos de los delegados acreditados dentro del festival son rastreados con pases que se escanean en caso de un brote. La temperatura corporal es revisada en camino a las proyecciones y los asientos vacíos son obligatorios entre espectadores.

De muchas maneras, la experiencia de la sala de cine con distanciamiento social es cómoda: hay espacio para estirarse, no se siente culpa al monopolizar los reposabrazos y darte el lujo de estirar las piernas. La experiencia comunitaria de reaccionar a la gran pantalla permanece, solo que con más espacio personal.

Hay casi el doble del número usual de proyecciones para acomodar a audiencias más pequeñas y con distanciamiento social, y el festival tiene nuevos espacios de proyección al aire libre: uno sobre una pista de patinaje en el Lido, una pequeña isla en la laguna veneciana, y otro en jardines en la isla principal de Venecia. (Afortunadamente, el clima de los primeros días del festival ha sido seco y templado).

Los miembros del personal del festival estaban en alerta —aunque un poco inconsistentes— para hacer cumplir la regla del cubrebocas, y les decían a quienes los portaban con la nariz descubierta que lo levantaran para taparla. Sin embargo, en las áreas de descanso al aire libre esta semana, los asistentes se quitaron las mascarillas para comer, beber y fumar. A medida que los asistentes con gafas de sol intercambiaban opiniones sobre las películas y sorbían Aperol “spritz”, el coronavirus parecía, por un momento o dos, bastante lejano.

“Tener que usar cubrebocas incluso durante las proyecciones es una pesadilla”, dijo Marianna Serandrei, de 54 años, originaria de Venecia que ha asistido al festival desde que era una adolescente. Pero “los seres humanos se pueden acostumbrar básicamente a cualquier cosa”, dijo, y agregó que ella soportaría usar una mascarilla si eso significaba poder continuar su tradición anual en el festival de ver hasta tres películas al día.

La selección de este año incluye a películas de más de cincuenta países y, por primera vez en una década, la película inaugural fue italiana: “Lacci” de Daniele Luchetti, un cambiante drama sobre el matrimonio que se desarrolla en Nápoles. El nuevo corto de Pedro Almodóvar, “La voz humana”, protagonizado por Tilda Swinton y basado en una obra de teatro de Jean Cocteau, estaba en exhibición esta semana y, posteriormente en el festival, se estrenará el tan esperado “Nomadland”, de Chloé Zhao y “One Night in Miami”, el debut como directora de Regina King.

No obstante, con los viajes a Italia desde Estados Unidos todavía restringidos y el habitual poder de las estrellas de Hollywood disminuido en el evento, el festival de este año tiene una especial sensación europea.

Esto fue enfatizado por Alberto Barbera, el director artístico del festival, quien invitó a directores de siete importantes festivales cinematográficos europeos —incluido Thierry Frémaux de Cannes — a que inauguraran el evento. Muchos de esos festivales, como Cannes, no tendrán eventos presenciales este año, aunque el Festival de San Sebastián en España se llevará a cabo este mes y el Festival Internacional de Karlovy Vary en la República Checa está programado para noviembre. En una conferencia de prensa realizada el miércoles, Barbera calificó la presencia de los otros directores en Venecia como una expresión de solidaridad.

Los líderes de los festivales de cine usualmente compiten —por las películas, por los integrantes del jurado—, pero este año ha sido un enfoque más colaborativo, dijo Barbera.

“Ver películas en los servicios de emisión en continuo nos ha ayudado a sobrevivir durante los últimos meses”, dijo, pero “el riesgo es que tenemos una reducción progresiva del papel de la sala de cine en la industria fílmica”.

En todo el mundo, los cines comienzan a reabrir después de estar cerrados durante meses, y en reiteradas ocasiones en los escenarios del festival, las estrellas y los administradores han expresado su apoyo a la gran pantalla. En la ceremonia de inauguración, Cate Blanchett, presidenta del jurado de la competencia, dijo que “el cine cobra vida cuando es un acontecimiento”.

Swinton, la actriz británica que el miércoles recibió el León de Oro a la trayectoria, dijo en su discurso de aceptación que estar en “una sala con seres vivientes y una gran pantalla” era “alegría pura”.

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