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Una cirugía cerebral nueva busca revertir la epilepsia en un león marino

Una cirugía cerebral nueva busca revertir la epilepsia en un león marino
Una fotografía proporcionada por Shawn Johnson muestra a Claire Simeone monitoreando a Cronutt mientras lo prepara para una tomografía antes de someterse a una cirugía cerebral. Foto: Shawn Johnson vía The New York Times

VALLEJO, California — El paciente adolescente se volvió huraño y tímido. No había comido en trece días. El tratamiento con esteroides, fenobarbital y Valium no logró frenar los síntomas de su epilepsia. Luego, el 18 de septiembre, se convulsionó terriblemente, sacudió con violencia sus aletas y quedó inconsciente en el agua.

Cronutt, un león marino de 7 años, tuvo que ser rescatado para que no se ahogara. Su veterinario y los cuidadores de Six Flags Discovery Kingdom comenzaron a deliberar si era hora de que recibiera cuidados paliativos.

“Lo habíamos intentado todo”, afirmó Claire Simeone, veterinaria de Cronutt desde hace mucho tiempo. “Necesitábamos tomar medidas más extremas”.

El martes por la mañana, Cronutt se sometió a una innovadora cirugía cerebral con el objetivo de revertir la epilepsia.

De tener éxito, el tratamiento podría evitar que una cantidad cada vez mayor de leones y nutrias marinos sucumban ante una nueva epidemia de epilepsia. La causa es el cambio climático.

A medida que los océanos se calientan, la proliferación de algas se ha extendido aún más y ha producido toxinas que son ingeridas por las sardinas y las anchoas, que a su vez son comidas por los leones marinos, lo cual causa un daño cerebral que provoca epilepsia. Las nutrias marinas también corren riesgos cuando consumen mariscos cargados de toxinas.

Los animales que quedan varados en tierra firme reciben cuidados continuos, pero a menudo mueren. Cronutt podría cambiar esa situación.

“Si esto funciona, será todo un suceso”, declaró Mariana Casalia, neurocientífica de la Universidad de California, campus San Francisco (UCSF, por su sigla en inglés), quien ayudó a crear las técnicas que derivaron en un procedimiento que se llevó a cabo en un centro de cirugía veterinaria en Redwood City, California.

Ese procedimiento fue realizado por tres neurocirujanos de la UCSF, que por lo general operan a seres humanos. Durante la operación, hicieron un pequeño agujero en el cráneo de Cronutt, insertaron una aguja ultrafina en el hipocampo del cerebro del león marino y luego implantaron células cerebrales embrionarias extraídas de un cerdo de 35 días de nacido. Estas llamadas “células inhibidoras” reducen la actividad eléctrica del cerebro que produce las convulsiones, un proceso que identificó Scott Baraban, profesor de Neurocirugía que dirige el laboratorio donde trabaja Casalia. Durante más de una década, su técnica ha demostrado ser efectiva para curar la epilepsia en ratones.

Cronutt, el primer mamífero superior en recibir el tratamiento, salió de cirugía y se recuperó de la anestesia al mediodía y ya respiraba solo; ese fue un primer paso. No sabremos si la cirugía revertirá con éxito su padecimiento sino hasta dentro de varias semanas.

Los investigadores encontraron a Cronutt después de que encalló en noviembre de 2017 en San Luis Obispo, California, y entró en un estacionamiento donde se le consideró un “peligro para el tráfico”. No parecía estar enfermo. Lo etiquetaron para referencias futuras y lo liberaron unas semanas más tarde.

Poco después, un poco más al norte en el condado de Marin, fue identificado en una playa donde caminó hasta llegar a varias residencias donde se subió a pórticos y mesas. En esta ocasión, regresó al agua solo y una semana después fue encontrado desorientado en Ocean Beach en San Francisco. “Se dice que una persona trató de darle de comer un burrito”, según la bitácora proporcionada por Dianne Cameron, directora de cuidado animal de Six Flags Discovery Kingdom.

Cameron terminó convirtiéndose en su cuidadora después de que Cronutt, llamado así por el pan dulce que es una combinación entre cuerno y dona, apareció de nuevo en una playa en enero de 2018, esta vez en el condado de Sonoma. Se paró frente a un baño público de la playa y bloqueó el acceso. Poco después, en el Centro para Mamíferos Marinos de Sausalito, California, se decidió que no podían liberarlo porque no estaba comiendo y había aparecido varias veces en tierra firme; luego tuvo una crisis epiléptica mayor.

Los investigadores no lograron encontrar un zoológico para el animal enfermo. El Servicio Nacional de Pesca Marina llamó a Cameron a Six Flags y le preguntó si podría acogerlo, ya que el parque tiene instalaciones para atender a animales rescatados y un historial de adopción de animales con problemas médicos. Cameron no lo dudó.

“Es un chico muy cariñoso”, mencionó. En Six Flags, no daba espectáculos como lo hacen la mayoría de los demás mamíferos marinos del lugar, como Pirate, una foca de puerto, o Wyland y Shark Bite de 227 kilogramos, ambos leones marinos. Cronutt siguió teniendo convulsiones y ciclos más frecuentes e intensos en los que dejaba de comer por un tiempo además de que se le veía distraído, reacciones que los veterinarios le atribuyeron a los daños en su cerebro. Su peso disminuyó de 115 a 75 kilogramos.

Después de su terrible ataque más reciente, el 18 de septiembre, Cameron “se fue a casa y rezó para que sobreviviera la noche”.

Durante los siguientes días ella y Simeone empezaron a analizar si era momento de practicarle la eutanasia a Cronutt.

“Entonces mi esposo dijo: ¡Tienes que llamar a Scott!”, narró Simeone.

Su esposo, Shawn Johnson, quien también es veterinario, se refería a Baraban, el investigador de la UCSF. Su laboratorio había estado en contacto con la pareja y el Centro para Mamíferos Marinos porque conocían el problema de los leones marinos y creían que estaban listos para dar el salto en la cadena alimenticia con sus experimentos.

“Aun si no funciona, y hay una posibilidad de que no funcione”, dijo Cameron, haciendo una pausa al borde del llanto antes de recomponerse, “quizás el propósito de Cronutt sea enseñarnos que hay toxinas en el agua y que el océano necesita nuestra atención”.

El miércoles por la mañana, el día posterior a la operación, Cronutt parecía inapetente al principio. Luego empezó a gruñir. Cameron se acercó con comida, y Cronutt devoró 900 gramos de arenque en el transcurso de la mañana.

“Comió, me siguió por todas partes, estaba muy activo y alerta. Creo que se siente muy bien, teniendo en cuenta que apenas ayer tenía un taladro en el cerebro”, dijo Cameron. “Sus ojos se ven hermosos”.

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